Por Andreu Missé
El diario.es, 12/06/2015.
La mayor parte de los
perjudicados por los fraudes bancarios son personas mayores de 70 años, de
salud frágil, que con independencia del resultado de los desiguales litigios
que han mantenido con los bancos, han sufrido graves episodios de ansiedad. La
tensión provocada por estos sucesos ha supuesto con frecuencia la aparición de
enfermedades o el agravamiento de las que ya padecían.
Las historias personales de
muchas de las víctimas como por ejemplo, las afectadas por las participaciones
preferentes o desahucios, que han perdido una parte de sus únicos ahorros o su
vivienda, contienen siempre un relato que reflejan cómo el conflicto ha
afectado a su salud. Incluso las personas que finalmente han recuperado parte o
todos sus ahorros, han tenido que pasar por varios años de pesadumbre que ha
menoscabado su bienestar físico y psíquico.
En el mundo de las relaciones
económicas este tipo de perjuicios no han tenido hasta ahora la atención que
merecían, a pesar de que la existencia de los daños es un hecho bien conocido
en los círculos familiares de los afectados. Los problemas generados por las
malas prácticas han creado serios problemas entre los empleados de las
entidades financieras que se han visto inmersos en situaciones de graves tensión
por las protestas de los clientes perjudicados. En relación con este tipo de
tensiones algunos sindicatos ya denunciaron en 2011 y 2012 “los cuadros de
ansiedad” que padecían algunos directores de oficinas por la situación creada.
Sin embargo, no existía una entidad que de manera específica aborde los
problemas de los principales perjudicados de estos abusos como han sido los
ahorradores.
Por estas circunstancias hay que
celebrar la constitución de Finsalud, una fundación dedicada “a estudiar los
efectos sobre la salud del fraude bancario”. La nueva entidad se ha fijado como
objetivo “mejorar la salud física y mental de las personas que se encuentran en
riesgo de exclusión social por haber sufrido pérdidas financieras súbitas”. El
patronato impulsor de la Fundación está presidido por José Manuel Ribera
Casado, catedrático emérito de geriatría y académico de la Real Academia
Nacional de Medicina. Le acompañan, entre otros, Diego Gracia, catedrático
emérito de historia de la medicina y especialista en bioética; Vicente Ortún,
decano de la Universidad Pompeu Fabra, experto en economía de la salud; Roberto
Serrano, economista, y presidente de la asociación de afectados AdaBankia, y
Fernando Zunzunegui, abogado, profesor de derecho del mercado financiero y benefactor
de la fundación.
Finsalud quiere convertirse en un
referente con capacidad para proporcionar una información útil y relevante que
pueda ayudar a las personas afectadas por las malas prácticas bancarias a
superar las situaciones difíciles en que se encuentran. Uno de sus propósitos
es concienciar a las instituciones de la necesidad de adoptar medidas para
reducir las consecuencias para salud de la población afectada por las malas
prácticas.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario