Por Eduardo
Ortega
Público.es, 31/05/2015.
“Las empresas estaban mintiendo a
sus consejos de dirección”. Esa revelación sobresaltó un día cualquiera a Antonio Rami en su despacho
de Deloitte. La revelación hizo que ese día no fuera uno más. Gracias a ella,
Antonio (Palma de Mallorca, 1986) y su socio Philippe Gelis empezaron a tejer su empresa. Trabajaban
como analistas en la auditora cuando cayeron en la cuenta de que en la
anotación “Pérdidas por diferencias de cambio” de varias firmas que
inspeccionaban había sombras, números que no cuadraban. “El banco disfraza como
volatilidad de cambio el coste del cambio de divisa”, denuncia Rami. O lo que
es lo mismo, los bancos clavan una grosera comisión a las compañías por
darles dólares o yuanes. Y éstas, habitualmente, callan.
La forma de actuar de los bancos
es bastante opaca: no están obligados a hacer pública la tasa que cobran por
operaciones que superan los 3.000 euros. Ahí hallaron la oportunidad, en 2011,
Antonio y Phillipe para montar Kantox,
una firma dedicada al intercambio de divisas online, sin tejemanejes bancarios
y con total transparencia. El mallorquín no dudó en dejar con 24 años su puesto
en Deloitte, lo que para muchos podría ser un sueño. Sin embargo, él había
llegado ahí tras licenciarse en ADE y sin las ideas muy claras. “No fue fácil
prepararse durante nueve meses para crear la compañía mientras al mismo tiempo
trabajábamos para Deloitte. Cuando llegó el momento la única decisión era
embarcarse en un proyecto que podía fracasar o tener éxito. Pero estábamos
preparados”.
La transparencia es muy
importante para Antonio. Es la principal crítica que lanza al sistema
financiero y en base a ella ha levantado su propia compañía. Gracias a este
principio fundamental ha logrado ya 1.600 clientes en 18 países, ha gestionado
1.500 millones en sus cuatro años de vida y prevé gestionar otro millar más en
lo que resta de 2015. Kantox no es una ONG; no trabaja por caridad ni ofrece
sus servicios gratis. Cobra una comisión que va del 0,29% al 0,09%, en función
del montante de la operación. Pero son tasas fijas que advierte con antelación.
La reacción de los más perjudicados, los bancos, es tímida por el momento.
“¿Cómo pierdes más dinero: bajando a todos tus clientes el precio o luchando
por unos pocos?”. Cree que la estrategia que le conviene a su start up para
seguir robando clientes al sistema establecido es continuar aportando ese otro
valor que considera que no es capaz de dar el sector financiero, envuelto en
sucesivos escándalos como, precisamente, la manipulación del mercado de
divisas. El último caso, hace unos días, se saldó con una multa de casi 6.000 millones de euros a Citigroup, RBS, J. P. Morgan, Barclays, Royal
Bank of Scotland y UBS. “A mí, un negocio en el que gano 12.000
millones y me multan con 6.000 me parece redondo. En teoría de juegos, lo
van a volver a hacer. Es de chiste”. ¿Su solución? Más regulación, sí, pero
también que los usuarios los abandonen, dejen de usar sus servicios.
Una acción relacionada con
la confianza, el otro término que está constantemente en boca de Rami. “Un
banco es un negocio de confianza. Y, ¿cómo se creaba ésta antes? Poniendo un
edificio grande en el centro de la ciudad. Hoy ya no funciona así. La gente
ahora se fía de Google, Facebook,
Amazon o Atrápalo. Todo está ya online y los bancos que son rápidos intentan
adecuarse a los tiempos y a los nuevos canales”. Gigantes tecnológicos que
almacenan e incluso en ocasiones venden millones de datos personales gozan hoy
en día de más fiabilidad. “Es que el sistema financiero se lo ha ganado a pulso
con sus prácticas de ‘como te despistes… firma aquí’. Yo he tenido en mis manos
y he hecho un análisis de un envío de dos millones de euros de ONG a países en
situación crítica y el banco se ha quedado 50.000 en el cambio. Por eso no
me da ningún miedo cuando digo que lo hacen con nocturnidad y alevosía. Tengo
las pruebas”.
Defiende que si el sector
financiero sigue aún siendo un coloso que gana miles de millones es porque los
ciudadanos no se han levantado lo suficiente. “Hay que pedir el cambio y
mejorar las alternativas, igual que está sucediendo en la política. Si de
verdad pensara que todo va a seguir igual, trabajaría en un banco”. Opina que
el futuro del sector pasa por nuevos jugadores que poco o nada tienen que ver
con el mismo, como Google,
que proveerán de distintos servicios. “No mirarás tu saldo en la cuenta de la
entidad de turno, sino en un Fintonic; no pagarás con tu tarjeta, sino con el
móvil”. ¿Y los bancos? “No se extinguirán, pero en una década cambiarán mucho.
Algunos desaparecerán de la primera línea o del todo si no saben adaptarse.
Perderán peso y poder de influencia”.
Por el momento, Kantox sólo
funciona para empresas, sobre todo pequeñas y medianas. Ya que la firma
española necesita cubrir sus propios costes, un particular sólo puede usarlo si
se trata de una cantidad importante de dinero. La compañía ha completado hace
unos días una ronda de financiación de serie B de 10,1 millones de euros y está
viendo todos sus planes y plazos fijados cubiertos con creces. Ha crecido un
400% en el primer trimestre de este año y prevé doblar su plantilla, en la
que ahora mismo son 52 empleados, así como aumentar el número de divisas con el
que trabajan hoy, que ronda la treintena. Esperan también ampliar sus servicios
y, quizás, abrir alguna otra sede, aparte de las actuales de Barcelona y Londres. Rami
apuesta alto en su desafío al sector bancario: “Si llega el día en que bajan
los precios o son más transparentes, yo cerraré mi empresa, pero habré ganado”.
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