Por María Salas Oraá
El País, 6/12/2016.
El no a la reforma constitucional y la consiguiente dimisión
del primer ministro, Matteo Renzi, no ha producido un cataclismo en los
mercados como algunos temían. Ni hubo desplome en la Bolsa de Milán ni se
disparó la prima de riesgo. El espectro de la inestabilidad política, sin
embargo, proyecta una nueva inquietud sobre la resolución del grave problema de
morosidad que afecta al sistema bancario italiano. Todo ello en el marco de una
economía afectada desde hace lustros por un crecimiento raquítico y una
abultada deuda pública.
La primera reacción de los mercados a los resultados del
referéndum sobre la reforma constitucional en Italia —un rechazo rotundo— fue
contenida, pero ello no significa que el horizonte económico italiano esté
despejado. Los temores de los analistas se concentran en el sector bancario,
que este lunes perdió un 2,2% en bolsa, en una jornada con altibajos que
finalmente cerró registrando un ligero retroceso del 0,21%.
Las entidades italianas acumulan un tercio de los créditos
morosos de toda la zona euro, por un valor de 360.000 millones de euros, lo que
equivale al 22% del PIB del país. Esta es una de las preocupaciones de
Bruselas, a la que se añade el hecho de que el 12% de las obligaciones emitidas
por los bancos fueron adquiridas por pequeños ahorradores, que podrían ser las
víctimas de un colapso.
La principal duda planea sobre el banco Monte dei Paschi di
Siena. Se trata del banco más antiguo del mundo, el tercero en importancia en
Italia y el que peor nota sacó en los exámenes de resistencia de la Autoridad
Bancaria Europea (EBA) del pasado mes de julio con una ratio de capital
negativo del -2,44%. En el último año ha perdido un 80% de su valor y las
pérdidas en los nueve primeros meses del año ascienden a 848,7 millones de
euros. Italia lleva, pues, varios meses intentando evitar un rescate que
todavía no está descartado y a finales de octubre el Gobierno anunció un plan
estratégico que planteaba una capitalización de 5.000 millones de euros. Hasta
ahora, la entidad ha logrado alrededor de 1.000 millones de euros por la
conversión de bonos subordinados en acciones, pero necesita más.
Dudas de los
inversores
Está previsto que el Consejo de Administración de Monte dei
Paschi di Siena decida antes del martes si se pone en marcha una ampliación de
capital. La incertidumbre política podría provocar que los inversores —que,
señala la prensa italiana, se encontrarían en Qatar, Emiratos Árabes Unidos y
Estados Unidos— no quieran arriesgarse.
Pero el Monte dei Paschi no es el único banco que hace
temblar el sector. Otras entidades como Popolare di Vicenza, Veneto Banca o
Carige también lo ponen en riesgo. El próximo primer ministro tendrá también
que gestionar otra de las grandes preocupaciones que planean sobre la economía
italiana: una enorme deuda pública, de más del 132% del PIB. Una cifra que
convierte a Italia en el segundo país más endeudado de Europa, solo por detrás
de Grecia.
Las complicaciones se agravan por un estancamiento económico
que no deja de prolongarse. El instituto estadístico del país (Istat) cifró en
el 0,3% el crecimiento económico del tercer trimestre de 2016 y prevé un avance
del 0,9% para 2017 (en todo este año augura un aumento del 0,8%, una previsión
a la baja con respecto a la que formuló en mayo; el 1,1%). Asimismo, la
inflación sigue en un 0% con respecto al año pasado. Los mercados parecen haber
otorgado un voto de confianza a la capacidad del presidente de la República,
Sergio Mattarella, de llevar a cabo una transición ordenada y que garantice
estabilidad política. Pero es evidente el riesgo de un notable deterioro en
caso de resolución insatisfactoria del bloqueo político y la incapacidad del
Ejecutivo y Legislativo de abordar con vigor los asuntos pendientes.
Un rechazo descontado
por los mercados
“El escenario más probable [tras el no] es que se forme un
Ejecutivo técnico”, según el gestor de Fidelity Funds Italy Fund, Alberto
Chiandetti. “Este rechazo ya estaba ampliamente descontado en el mercado de
renta fija”. Los inversores confían en que se designe a un sustituto de Renzi
que gobierne al menos hasta que el país apruebe una reforma de la ley
electoral, y esto no ocurrirá “hasta mediados de 2017 como mínimo”, considera
el responsable de la búsqueda de crédito soberano europeo en Pimco, Nicola Mai,
informa EFE.
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