Por Miguel Carrión
El diario.es,
11/12/2016.
La semana pasada empezó con el anuncio de la dimisión de
Matteo Renzi tras perder el domingo el referéndum constitucional, y acabó con
la noticia –no confirmada– de que el Mecanismo Único de Supervisión bancaria
europea denegaba a la Banca Monte dei Paschi di Siena (MPS) una prórroga de
unas cinco semanas para completar su recapitalización, originalmente planeada
para la semana pasada y la próxima. El domingo, el presidente Sergio Mattarella
ha encargado al hasta ahora ministro de Exteriores Paolo Gentiloni la formación
de gobierno, lo que da paso a la nacionalización inminente de la entidad.
El nombramiento de Gentiloni no será firme hasta que jure su
cargo junto a los ministros elegidos por él, pero esto puede ocurrir
relativamente rápido. Entonces se podría decretar la nacionalización de MPS,
que según la prensa italiana está lista desde hace tiempo. El gobierno prevé
inyectar 7.000 millones de euros. La deuda subordinada de MPS se convertiría en
acciones o se cancelaría totalmente. Se compensaría a los preferentistas que
puedan demostrar que se les malvendieron las participaciones.
Todo está acordado con las autoridades europeas de
Competencia desde el verano, pero esta “recapitalización cautelar” depende de
una interpretación laxa de la Directiva de Reestructuración y Resolución
Bancaria (DRRB).
Jean Claude Juncker es consciente de que una quita masiva de
preferentistas acarrea el riesgo de que el Movimiento Cinco Estrellas gane las
siguientes elecciones. Si éstas no se han convocado ya es en parte por la
crisis bancaria, y en parte porque Mattarella exige que se reforme antes la ley
electoral para reparar la crisis causada por el referéndum fallido.
Se criticará la decisión de permitir una inyección tan
grande como 7.000 millones de euros, sin quitas previas al 8% del pasivo como
exige la DRRB. No sólo se han expresado en contra el ministro alemán Wolfgang
Schäuble, el presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem, o la presidenta de
la Junta Única de Resolución Elke König. La semana pasada los eurodiputados
verdes Ernest Urtasun y Sven Giegold se posicionaron contra un rescate de MPS
con fondos públicos, aunque sí pidieron que se compense a los preferentistas
sin límite.
Un trabajo
inacacabado
A finales de octubre, MPS había presentado un ambicioso plan
para resolver su crisis. El banco se desharía, el próximo año, no de un tercio
de sus 28.000 millones en préstamos morosos sino de la totalidad de ellos. Para
ello contaría con la ayuda de un nuevo fondo “Atlante II”, extensión del primer
“Atlante” que se había creado originalmente para este propósito pero que gastó
casi toda su pólvora en adquirir Banca Popolare di Vicenza y Veneto Banca
cuando fallaron sus respectivas salidas a bolsa en la primavera.
El plan de MPS dependía de una ampliación de capital de
5.000 millones de euros que se ejecutaría en diciembre. El Mecanismo Único de
Supervisión (MUS) aprobó el plan de negocio.
Todo iba según el plan hasta el referéndum constitucional.
Si Renzi lo hubiese ganado, o incluso si lo hubiese perdido por un margen
estrecho, se habría mantenido en el gobierno garantizando la estabilidad
política suficiente para atraer inversores extranjeros a la ampliación de
capital de MPS. La incertidumbre política llevaba a suponer que el fondo
soberano de Qatar, que iba a actuar como inversor de referencia en la ampliación
de capital, se retiraría. Pero, paradójicamente, los mercados reaccionaron
favorablemente. Subió la bolsa de Milán impulsada por los bancos. Bajó la prima
de riesgo.
Mientras tanto, Renzi aceleraba la aprobación del
presupuesto de 2017 en el Senado, la condición dada por el Mattarella para
aceptar su dimisión que se hizo efectiva el miércoles. A pesar de las prisas,
parecía que el próximo gobierno tardaría un par de semanas en formarse.
El mismo miércoles el banco más antiguo del mundo pidió al
MUS permiso para retrasar su ampliación de capital al 20 de enero. De esta
manera se esperaba poder evitar la escapada de los qataríes. La bolsa siguió
subiendo. La acción de Monte dei Paschi, también. Según el Financial Times, la
actitud de los italianos era de echar la culpa al MUS de cualquier crisis.
Pero, a media tarde del viernes, se filtró a Reuters que el
MUS denegaría la solicitud de MPS, abocando su ampliación de capital al fracaso
y el banco a la reestructuración o al rescate.
Una filtración que
puede ser delictiva
La filtración –ni confirmada ni desmentida por el MUS– ha
levantado ampollas en Italia, donde existe la convicción de que el supervisor
quiere dar ejemplo con MPS. La decisión del consejo supervisor está sujeta
todavía al asentimiento del consejo de gobierno del BCE, que lo considerará
mediada la semana que viene.
En ausencia de reacciones oficiales, Monte dei Paschi di
Siena emitió un comunicado el viernes por la noche negando haber recibido
comunicación alguna de Frankfurt. Lo que la filtración sí ha conseguido es que
los mercados presionen al gobierno italiano, lo que no habían hecho hasta el
viernes. La filtración es suficientemente seria para que el BCE se plantee
investigarla por las vías civil y penal.
La razón probable por la que el MUS rechazó la prórroga
solicitada por el banco italiano es el riesgo de que el banco se quede sin
liquidez antes del fin de la prórroga. Los bancos deben mantener liquidez
suficiente para financiar todas sus obligaciones durante al menos 30 días. El
último valor dado por MPS para su ratio de cobertura de liquidez es de 53%
sobre el mínimo regulatorio, que se puede perder en menos de tres semanas. Si
eso ocurriese, el MUS y la autoridad de resolución se verían obligados a
intervenir para corregir la situación. Y esto podría ocurrir antes de fin de
año. La filtración del viernes hace este escenario más probable.
Así que se está a la espera de varios acontecimientos
inmediatos de los que no se sabe muy bien el orden: la retirada de los
qataríes, la negativa oficial del BCE a la prórroga y la toma de posesión del
nuevo Gobierno. Entonces el Gobierno de Gentiloni nacionalizaría MPS con una
“recapitalización cautelar”.
Mientras, ya se adivina la siguiente fase de la crisis. Hay
al menos tres bancos que necesitan capital adicional para deshacerse de sus
préstamos morosos, igual que MPS: los ya mencionados Popolare di Vicenza y
Veneto Banca, y el genovés Carige. De los cuatro bancos nacionalizados hace
algo más de un año, UBI está dispuesto a adquirir tres, Marche, Etruria y
Carichieti, siempre que el MUS le autorice a absorber sus créditos fiscales.
Del cuarto, Carife, nada se sabe. Finalmente, Unicredit planea una inmensa
ampliación de capital, del orden de 13.000 millones de euros. La primavera
italiana se presenta movida.
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