Por Sergi Cutillas
El Salmón
Contracorriente, 15/12/2016.
Con el posible rescate
del tercer banco italiano y la dimisión de su Primer Ministro, Italia se
encuentra en una delicada situación que podría arrastrar al resto de Europa a
otro episodio de la crisis financiera. El economista Sergi Cutillas nos explica
los puntos claves en este artículo.
El domingo 4 de diciembre el pueblo italiana voto NO en el
referéndum sobre el cambio constitucional que pretendía centralizar poder y
favorecer la gobernabilidad de la República de Italia en mayor sincronía con
los mercados financieros. Los inversores privados que se habían comprometido
hace unos meses a poner 5.000 millones de euros para recapitalizar el banco
Monte dei Paschi di Siena (MPS) -tercer banco italiano por volumen de activos y
en quiebra técnica desde 2014- si la propuesta de Renzi en el referéndum tenía
éxito retiraron su compromiso después de la derrota. Esta situación genera un
riesgo sistémico para la banca italiana, por lo que debió formarse un gobierno
provisional rápidamente para solucionar la crisis bancaria y llevar a cabo
reformas que estabilicen la situación bancaria.
Después de la derrota, el presidente del Consiglio Matteo
Renzi impulsor de la reforma constitucional, renunció a su cargo. Las
autoridades italianas quisieron aprovechar el vacío de poder como pretexto para
postergar la reestructuración del banco MPS, evitando así el rescate público
con bail-in, el cual supondría cargar pérdidas de alrededor de 2.000 millones
de euros sobre los 40.000 pequeños inversores en deuda subordinada, que
ostentan la mayor parte de tal deuda del banco. Por ello la administración
italiana solicitó la semana pasada al supervisor bancario europeo posponer este
proceso de reestructuración hasta mediados de enero, argumentando que la
formación de un gobierno dará garantías de estabilidad y permitirá atraer de
nuevo a inversores privados -principalmente el fondo soberano de Qatar-,
evitando el rescate público con bail-in. Para ejercer presión sobre las
instituciones la administración italiana amenazó repetidamente con culparlas
-principalmente al Banco Central Europeo (BCE)- si no se proporcionaba una vía
de rescate blando que protegiera a los pequeños inversores. Parece que la
amenaza ha dado cierto resultado, dado que el brazo supervisor del BCE, a pesar
de que en un principio pareció denegar esta petición el pasado viernes 9 diciembre
según la agencia de noticias Reuters, ha ofrecido hasta final de año a la
dirección del MPS para que intente encontrar capital privado para reestructurar
el banco.
Paralelamente el jueves el Consejo del BCE envío dos
mensajes intentando reconciliar a las distintas partes europeas de esta crisis
cada vez más irresoluble: en el corto plazo continúan las compras de bonos de
deuda en cantidades de 80.000 millones de euros mensuales, y a partir de abril
se reducirán las compras a 60.000 millones de euros mensuales hasta final del
próximo año.
Con la primera parte se intenta estabilizar la situación
italiana, manteniendo el margen amplio de intervención del BCE en los mercados
para contener los tipos de interés de los bonos de deuda pública de los estados
de la periferia europea. Las compras de bonos deben llevarse a cabo de forma
proporcional para todos los estado miembros, por lo que existe el riesgo de no
poder comprar deuda periférica en suficiente cantidad para contener las ventas
de bonos italianos si no existe suficiente deuda soberana de estados del centro
de Europa disponible para comprar. Un pérdida de confianza repentina en la
capacidad de intervención del BCE combinada con un deterioro de las
perspectivas de solvencia de los estados periféricos podría generar una crisis
que escapara al control del banco central. Si la crisis no pudiera ser
sofocada, seguramente llevaría a la quiebra financiera de uno o varios estados
periféricos, y generaría una crisis aún sin precedentes en la zona euro y la UE.
De momento dos de las tres grandes agencias de calificación de deuda han
lanzado sus avisos y han bajado la perspectiva de la deuda italiana, lo que
supone situarla a un paso del bono basura. Italia tiene una posición deudora en
el sistema de pagos bancario europeo Target 2 de 359.000 millones de euros, más
elevada que en el pico de la crisis del euro de 2012. Esto podría significar
que la huida de capitales ya está sucediendo de forma silenciosa, aunque aún es
pronto para afirmarlo. La contraparte de tal deuda es principalmente Alemania,
que tiene una posición acreedora de 754.000 millones de euros, lo cual supone
que la quiebra de Italia podría llevar a la quiebra a la banca alemana, y
podría acabar con el proyecto europeo. Sin embargo el gobierno alemán no
muestra atisbos de duda. El ministro Schäuble no se desvía del guión:
«reformas, reformas o reformas».
En este mismo sentido el segundo objetivo de la declaración
de Draghi es contentar al establishment alemán, que presiona para que cese el
programa de compras de bonos del BCE. Esto parece no haber dado resultado si
uno observa las publicaciones de la prensa posteriores a la declaración del
banco: desde la prestigiosa publicación especializada en finanzas Handelsbatt
hasta el tabloide demagogo y populista Bild atacaron descarnadamente a Draghi y
alertaron de que el programa del BCE supone una bomba de relojería para Europa
y en especial para Alemania. En el último Eurogrupo del pasado martes el
ministro de finanzas alemán usó de nuevo a Grecia para mandar un aviso a
navegantes: «O cumple con los compromisos o deberá salir de la eurozona».
Los retos de los dirigentes en Italia y Europa para sortear
la crisis italiana y salvar el euro son varios: en primer lugar formar
gobierno, cosa que ya ha sucedido con nombramiento del ministro de exteriores
de Renzi, Paolo Gentiloni, como nuevo primer ministro. En segundo lugar hay que
llevar a cabo la reestructuración del MPS y posiblemente de otros bancos, que
posiblemente deba hacerse aplicando el bail-in, para retornar la confianza a
los mercados y cumplir con las exigencias europeas. Si esto es así, sin duda
podría generar un gran enfado entre parte de la población que guarda sus
ahorros en la banca, por las razones descritas anteriormente. Cabrá ver si la
dirección de MPS es capaz de encontrar el capital privada para evitar el
bail-in, y en caso contrario si una reestructuración de una parte pequeña del
sistema bancario con bail-in generará una crisis de confianza entre los
pequeños inversores y depositantes del resto de entidades, que haga que saquen
el dinero de sus bancos, como hicieron los griegos durante los distintos
momentos de crisis en los últimos años, por miedo a ser los siguientes en ver
como se esfuman sus ahorros.
El tercer reto, en vistas de todo este descontento popular,
será pararle los pies a las formaciones que plantean la salida de Italia de la
Eurozona. La amenaza más clara en este sentido es la formación de Beppe Grillo,
el Movimiento 5 Estrellas, que aboga por consultar a la población sobre la
permanencia de Italia en la zona euro. También la xenófoba Liga Norte plantea
la salida directa del euro si gana las elecciones. Cosa poco probable. Con el
actual sistema electoral Italicum Grillo podría ostentar una mayoría cómoda en
la Cámara de Diputados, la Cámara baja, en las próximas elecciones, dado que
este sistema premia a la formación más votada. El rechazo a la reforma
constitucional, la cual hubiera completado la reforma electoral cambiando
también el sistema de representación para el Senado haciéndolo no electivo,
deja en el limbo el sistema electoral.
La falta de completitud en la reforma electoral para las dos
cámaras puede servir de pretexto para contrareformar el Italicum y eliminar el
premio a la formación más votada, frenando así la posible mayoría absoluta de
los de Grillo. El presidente de la República ya ha anunciado que no habrá
elecciones hasta que haya coherencia entre los sistemas electorales de las dos
cámaras legislativas, por lo que todo apunta en esta dirección. A todo esto la
oposición liderada por Movimiento 5 Estrellas, que ve venir la jugada enciende los
ánimos de la población hablando de conspiración para frenarlos y presiona así
para que haya elecciones cuanto antes con el vigente sistema. Si se llevara a
cabo la reforma de la ley electoral que elimine el premio a la primera fuerza
los de Grillo tendrán combustible que alimente su causa. Si además se impide
que se lleven a cabo elecciones cuanto antes estarán preparando el terreno para
que los de Grillo ganen las siguientes elecciones con mayor márgen. Sin
embargo, aunque los de Grillo ganarán las elecciones con comodidad hay un hecho
que impide formalmente el referéndum sobre la permanencia en la Eurozona. Para
modificar los tratados internacionales italianos hace falta cambiar la
Constitución, por lo que no se puede hacer un referéndum sobre el Euro sin
cambiar antes la Constitución. Algunos analistas predicen que solo el hecho de
poner en duda el euro, con la llegada de un gobierno de Movimiento 5 Estrellas
ya podría generar una profecía autocumplida, generándose una huida de capitales
y la quiebra financiera del estado y de su banca. Otros viendo la importancia
del euro para el proyecto de la UE apuestan a que el establishment noratlántico
pondría todos los mecanismos monetarios necesarios para evitar la caída de
Italia.
En la UE se está convirtiendo en habitual hacer todo tipo de
triquiñuelas políticas para mantener el proyecto europeo en pie, y se hace
demasiado a menudo desoyendo la voz de los más perjudicados y enfadados por la
crisis económica. Las medidas económicas y los remiendos políticos para salvar
el euro están llevando a Europa por una senda cada vez más peligrosa alejada de
los principios democráticos y sociales. Todo indica que la actual dinámica está
alimentando un sentimiento contra la UE que puede acabar con el proyecto,
además de generar nacionalismos y otros movimientos reaccionarios. Sin embargo,
aunque los dirigentes europeos superaran todos los problemas financieros y
políticos italianos sin que sucediera ningún accidente, esto no solucionaría el
problema principal de Italia, que es la brecha de competitividad de su economía
con respecto a Alemania, la cual genera estancamiento o déficit en la balanza
por cuenta corriente, o las dos cosas a la vez. Mientras Italia no cierre esta
brecha, o mientras Alemania no acepte establecer un sistema de transferencias
fiscales y financieras para compensar los desequilibrios de las balanzas
comerciales, la Eurozona seguirá encaminándose al colapso, o hacia una muerte
económica y democrática de su periferia. Un cambio de rumbo alemán no parece probable.
Alemania vertebra su posición geopolítica en su modelo de desarrollo
mercantilista que le proporciona enormes exportaciones y sitúa al euro como
moneda de uso mundial en un nuevo entorno multipolar.
Sin anticipar acontecimientos, primero habrá que ver hasta
qué punto el experimento euro es capaz de superar las numerosas pruebas de estrés
que le esperan en el vertiginoso 2017.
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