Por Ariadna Trillas
El diario.es,
15/12/2016.
Nacido en Alemania hace 45 años e instalado en Barcelona
después de que hace seis sufriera un infarto, Raphael Nagel trabajó durante de
tres lustros en el sector financiero; principalmente para el gigante alemán
Deutsche Bank, que hoy navega como un transatlántico agujereado. El exdirectivo
asesora ahora a empresas, en especial pymes, a las que ayuda sobre todo a
lidiar con la deuda. Nagel, que tiene plantada una gran bandera de Israel en su
despacho –"un regalo", apostilla– se ha hecho un hueco mediático con
sus críticas al gran capital y ha publicado un libro titulado Turbocapitalismo:
los maestros de la quiebra, en el que carga contra los desmanes del sistema
financiero y recoge algunos casos de malas prácticas en España.
Economista con estudios de Derecho y Filosofía, niega ser
"un banquero resentido" y se ha propuesto ayudar a combatir la
exclusión financiera desde una fundación que lleva su nombre. Nagel habla mucho
y parece callar más.
¿Un ex banquero que
despotrica contra el sistema y lucha contra la exclusión financiera? Es
inevitable pensar en un rico con mala conciencia.
La gente puede verlo de este modo: un banquero que se ha
hecho rico... Pero le contesto. Primero, se sorprendería si le mostrara mis
declaraciones de la renta, porque demuestran que siempre he dedicado una parte
a los demás. [Desde la fundación Nagel] queremos dar un ejemplo y demostrar que
el altruismo existe, y estamos hartos de que, del dinero de una donación, buena
parte vaya a personal o a captación de fondos. Ahora podemos ver cambios en
directo. La recompensa es que me hace sentir bien y eso no tiene precio.
Además, no tengo mala conciencia. No he hecho nada para tener que sentirme mal.
Pero desde la banca
sí debe de haber visto unos cuantos entuertos.
Bien, pasé diecisiete años en la banca, esencialmente en el
Deutsche Bank. Me dedicaba a la unidad de refinanciaciones y reestructuraciones
de deuda. Pero no puedo decir que viera algo irregular. El problema vino más
del lado de la banca de inversión. Sí he visto cómo se ha pervertido el sistema
financiero.
¿En qué sentido?
El sistema financiero se ha desvinculado de la economía
real. Hoy, la mayoría de transacciones que se realizan son operaciones
especulativas manejadas por ordenador y carecen de vinculación con la economía
productiva. Pero ya he dicho alguna vez que no soy el típico banquero
resentido. No pienso con rencor en el sector.
En su libro
Turbocapitalismo: los maestros de la quiebra carga contra la avaricia de los
grandes capitales sin importar lo que le ocurre a la gente más vulnerable. Y
habla de oligopolio bancario en España.
Mis críticas son constructivas, no destructivas contra la
banca. En España vemos a cuatro entidades que controlan el 80% del mercado.
Cuando se privatice Bankia, habrá un actor menos y el control del resto se
ampliará al 90%. No puede ser. Además, las pequeñas y medianas empresas (pymes)
son casi una pérdida de tiempo para la banca. Es muy intenso el esfuerzo y el
riesgo que requerirían en relación con el beneficio.
La banca, insisto, no obtiene el grueso de sus ganancias de
prestar dinero, sino de operaciones especulativas. Ya no existe el modelo de
banca tres, seis, tres: que quiere decir que te pago el 3% de interés por tu
dinero, cobro el 6% por el dinero que te presto y a las tres de la tarde me
marcho a jugar al golf. Desde que se abandonó el patrón oro, cambió
radicalmente el sistema financiero. A partir de entonces hay más deuda que
activos en el mundo. Todo se basa en la confianza. Ya sabemos que si le
pidiéramos el dinero, la banca no tendría el dinero que nos debería dar.
El Deutsche Bank justamente encarna el giro de un banco que
tradicionalmente ayudaba a la industria alemana a un gigante megasistémico y
con problemas. Eso lo ha vivido usted.
Sí, eso sí. El Deutsche Bank pasó de hacer banca universal a
ser un banco global para ampliar el modelo de negocio. El problema es que se
está quitando el modelo de negocio a los bancos. Éstos deben buscar un nuevo
modelo de negocio. No soy anticapitalista, pero creo en un capitalismo
democrático.
¿Y eso qué es?
El capitalismo no es el problema. Es este capitalismo tan
acelerado, el mal reparto del patrimonio, la acumulación de capital en el 1% de
la gente. Confieso que, mientras escribía el libro sobre la banca me quedé
incluso sorprendido de hasta qué punto recogía posiciones de la izquierda. Una
vez instalado en España, me he dado cuenta del bajo nivel de conocimientos
financieros. Piense en las participaciones preferentes. Es indiscutible que no
era un producto para el inversor de la calle. Ni siquiera son fáciles de
entender para los economistas. Muchos empleados fueron instrumentalizados por
las entidades financieras. Este producto se utilizó mal por la
desprofesionalización de los bancos.
Multa en EEUU por el empaquetamiento de deuda con créditos
hipotecarios insolventes, multa por manipular el interés que se usa como
referencia en las hipotecas. El Deutsche Bank...
El Deutsche Bank y el sistema financiero alemán no son
infalibles. Se equivocan. Yo no me siento el defensor del Deutsche Bank. Es
obvio que los resultados no han sido óptimos. Tampoco quiero idealizar todo lo
que se hace en Alemania, pero hay más regulación. Fíjese cómo existen las cajas
alemanas. En España, las cajas cumplían una función, eran necesarias. Hemos
metido a políticos. Caja Madrid es un ejemplo de cómo la política se carga el
mundo financiero.
Cuando ataca la banca
española, ¿qué reacciones le llegan?
Cuando alguien no es neutro se generan lógicamente
respuestas. Unas son positivas y otras, menos positivas. Sobre todo, lo que
hemos visto es voluntad de diálogo. Hemos ganado el tener voz, y estoy
agradecido a los medios de comunicación
por ello. Pero siempre he opinado que es malo quejarse y no hacer nada. Si no
estoy contento con el panorama de oferta de banca, debo criticarlo y también
hacer algo. Otra reacción ha sido la de intentar dar apoyo a la Fundación Nagel
[que lucha contra la exclusión social y financiera].
¿Y la ha aceptado?
No, claro. Lo hemos rechazado de plano. En Alemania decimos:
"El pan de quien comes, la canción de quien cantas". Ya no puedes
decir lo que piensas.
Como sus críticas al
modelo de crecimiento español.
Sí. El objetivo de los Estados es reducir el nivel
adquisitivo del ciudadano. El interés del Banco Central Europeo ha sido ese, es
lo que hay detrás de la política de intereses cero. Entre 1936 y 1951, en EEUU
se acordó reducir el poder adquisitivo del ciudadano norteamericano en un 40%,
con la consecuencia de que el endeudamiento estatal bajó del 118% al 73%.
Reducir la deuda es lo que hay detrás.
Pues en España la
deuda pública ha alcanzado el 100% del PIB.
Muchos economistas seguimos pensando que incluso con un 130%
aún se puede funcionar, pero, claro, con todos los riesgos que conlleva.
Estoy pensando que en
realidad no ha dejado el mundo financiero. Su firma Exante Merchant Bankers se
define como "banco de inversión".
No tiene nada que ver con mi actividad anterior. Es muy
diferente. Yo estaba acostumbrado a casos de deuda enorme. Tratábamos con
personas que conocían a fondo el balance de su empresa. Ahora trabajo con
pymes. En Alemania, una pyme puede facturar 250 millones de euros, pero aquí
podemos hablar de 20 millones. Lo que ha cambiado son los clientes. Trato con
personas buenísimas en su profesión, pero a las que les cuesta leer un balance.
Estoy teniendo por primera vez la ocasión de ver cómo se gestionan las pymes.
Son las que generan más empleo e ingresos fiscales. El tejido social depende de
ellas, pero existe un conocimiento escaso.
Y desde su posición,
¿cómo ve la salud de las pymes en España?
Para la mayoría de pymes, el balance se presenta como un
instrumento de cara a terceros: a la banca a la que se pide un crédito o a la
Agencia Tributaria. Antes de la crisis, todos intuían que el balance no
reflejaba la realidad. Después, la economía sumergida se ha reducido, de hecho
por eso ha bajado el paro, y eso contribuye a que los balances reflejen cada
vez más la imagen fiel de la empresa. Aun así, muchas estructuras de balance no
son las óptimas para obtener financiación o para vender una empresa; no son
comprensibles para un inversor.
¿Su firma básicamente
asesora a pymes en situación de sobreendeudamiento?
Los bancos han vendido numerosas carteras de deuda de las
pymes a fondos buitre. Nosotros asesoramos a las pymes para recuperar, para
recomprar, el crédito. Las pymes firmaron convenios con condiciones en las que
les cuesta hacer frente a esa deuda. Es una deuda que se lanza hacia delante:
si no vas a la quiebra en 2011, lo harás en 2016. Al pequeño empresario se le
pide que aporte garantías personales y pierde su patrimonio. La banca, para
acceder a aplazar el pago y dar más tiempo, acaba pidiendo garantías extra. Por
eso es muy importante la ley de segunda oportunidad. Ha sido un avance. Por fin
una persona física puede liberarse de la deuda que tenía. Pero se debería poder
liberar de la deuda a Hacienda y la Seguridad Social, que es con las que se
tiene la mayor parte.
Debe conocer un
montón de casos límite. ¿A qué perfil responde quien suele endeudarse más?
Existen pocos estudios sociológicos serios en España sobre
quién está endeudado, en qué y sobre dónde falla exactamente la educación
financiera. Hay que conocer las necesidades, estudiarlas por franjas de edad...
Por eso, en la Fundación Nagel no queremos actuar a partir de percepciones y
hemos encargado algunos estudios. La primera idea que tenemos es empezar por
las hipotecas. También hay gran demanda en vitalicios y herencias. Sí sabemos
que, desafortunadamente, la actual sociedad de consumo lleva a los chavales a
desear un móvil de última generación. Los niños de familias humildes aspiran a
tener lo mismo que los de familias ricas.
¿Habla de
adolescentes endeudados o de padres de adolescentes endeudados?
Los jóvenes generan mucha deuda de consumo. Hace unos días
tuvimos aquí una chica de veintitrés años ingresada en una clínica de salud
mental porque gastaba al mes 200 euros en tabaco, ganaba 800 y había acumulado
deudas de 25.000 euros en créditos al consumo. Una joven inteligente que perdió
las ganas de vivir. Afrontar una situación de insolvencia cuesta. No se
comunica. Se siente como algo vergonzoso. Y más aquí. En Estados Unidos, si no
has quebrado una vez no eres nadie. En la fundación queremos ayudar a salir de
la política del avestruz.
Ha empezado a
introducirse economía en las escuelas, apoyada por la banca. ¿Su educación
financiera será diferente?
A mí siempre me ha sorprendido que Coca-Cola apoye la dieta
y la educación alimentaria. Me parece extraño. Del mismo modo, también me
parece raro que las entidades financieras sean las que introduzcan la educación
financiera.
¿Qué ha advertido en
la enseñanza, que pueda ser interesado?
Hay vídeos de entidades bancarias en Youtube donde se
explica la diferencia entre la tarjeta de débito y la de crédito. La primera
supone cargar una cuantía al saldo de tu cuenta, mientras que en el caso de la
tarjeta de crédito la idea que se vende es que si se devuelve el dinero a final
de mes no se generan intereses. Eso es mentira. Desde el momento en el que usas
una tarjeta pagas unos intereses, empleas un dinero que no es tuyo. Tampoco
tiene sentido que a un adolescente le hablen de conceptos como el Ebitda
[resultado bruto operativo] o el cash-flow [flujo de caja]. A mí, a los quince
años no me habría interesado nada.
Por aburrido, más que
por interesante.
Es una pérdida de tiempo. Ya lo aprenderán cuando sean
mayores. Hay que explicar cosas más simples. El sentido común detrás de la
economía. El uso del dinero. Si gano 1.000 euros al mes y tengo gastos fijos de
700 no puedo contratar una hipoteca de 400. Lo importante es saber cosas como
esta, o saber calcular el interés que se cobra por el uso de la tarjeta de
crédito o qué se debe vigilar cuando se pide una hipoteca. ¡Y las comisiones
que están alrededor de todo lo que se coloca!
¿Cómo se articulan
estos programas?
Estamos negociando con varios ayuntamientos. El primero será
Arenys de Mar, pero queremos hacerlo con la mayoría. También negociamos con el
de Barcelona. Estamos a punto de firmar un convenio con la Universidad
Politécnica de Madrid y la Universidad de Barcelona para emitir certificados
financieros de asistencia. Es importante que se valide desde dentro. Hay
personas que nunca han tenido la oportunidad de ir a la universidad. La gente
que vaya a nuestros talleres no es tonta ni está mal preparada. Sólo ha tenido
otras prioridades.
¿Y la inversión?
Bueno, también es importante aprender que con el dinero no
sólo se puede ir a un banco o comprarse un piso. Nunca tendremos un nuevo
Google o un Apple si no lo hacemos. Tenemos que lograr que los ahorradores
empiecen a invertir en productos de financiación de pymes. Los préstamos
colaborativos son necesarios, y pueden introducirse ventajas fiscales para el
que apoye a nuevas empresas.
Supone mayor riesgo,
sin embargo.
En Alemania existen grupos de pequeños inversores que de
forma colectiva reúnen dinero para comprar lo que quieran. Por ejemplo, un
centro comercial. Son como fondos de inversión cerrados. Pero para algo así la
gente debe comprender un balance. Alguien que ha quebrado merecería que le
diéramos un préstamo.
Depende de por qué,
supongo.
Sí, depende. Pero seguro que ha aprendido de los errores. Lo
importante es volver a empezar.
¿Cómo interpreta la
victoria de Donald Trump en EEUU?
Ha ganado por la frustración del ciudadano. Tenemos un
sistema en el que el 1% manda y el resto se desconecta de la realidad. En
Estados Unidos estaban hartos. No estoy precisamente a favor de Trump. Mi mujer
es latina, así que ya se lo puede imaginar. Pero la motivación está ahí y debe
servirnos de aviso para introducir cambios.
La gente ha interiorizado que los políticos hacen lo que quieren y eso
deja campo a los populistas, sobre todo de la derecha, porque parece que
proyecta cierta imagen de seguridad y estabilidad.
¿Teme la ultraderecha
en Alemania?
Me preocupa. No tanto porque sea judío, sino porque veo que
entre quienes apoyan la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania hay
muchos economistas, notarios, abogados..., gente con estudios universitarios,
gente de clase media. Alemania necesita mano de obra. Muchos inmigrantes y
refugiados están formados, y a los que no, se les puede formar. Pero no se les
ha integrado. Les hemos hecho huir de su país, los tenemos en campos de acogida
sin dinero ni recursos, no les permitimos trabajar y ahora nos sorprenden
problemas de violencia o incluso que vengan...
¿Y esa gran bandera
del Estado de Israel en su despacho?
Es un regalo. No significa en absoluto que apoye las
políticas del Gobierno del país. Tengo muchos amigos palestinos, defiendo un
Estado palestino. Pero Israel también necesita uno para que no se repita la
historia. Mucha gente confunde religión, gobierno y Estado.
Hay Estados que no lo
distinguen.
Es el gobierno el que no distingue.
¿El asesoramiento y
la formación que dan su fundación son gratuitos?
Sí, claro. Nosotros vivimos de los honorarios que nos pagan
las empresas por el asesoramiento financiero [a Exante Merchant Bankers], pero
la dedicación desde la fundación es tiempo. Yo lo tomo como un hobby. Pongo mis
conocimientos al servicio de gente que, por ejemplo, no puede afrontar gastos
por culpa de impagos de clientes y que a resultas de la deuda le acaban
ejecutando el piso. Imagine a alguien con una deuda de 500.000 euros, con hijos
y sin casa.
¿Qué hacen en un caso
como este?
No damos dinero. Damos asesoramiento. Mucha gente
sobreendeudada no sabe qué puede hacer. Buscamos acuerdos extrajudiciales que
tal vez puedan también interesar a los bancos para que cobren algo y rápido,
pero que también favorezcan al deudor porque evitan procedimientos burocráticos
y juidiciales. También hemos invitado a 92 niños a ver un partido de fútbol,
que es un lujo para familias en riesgo de exclusión, o apoyado al Hospital Sant
Joan de Déu y al Casal dels Infants del Raval.
Loable, y de paso es
márketing y reputación para su firma.
Ah, no. No lo mezclamos. Hablamos de ello porque somos
pequeños y nos gustaría motivar a otros, ser un ejemplo positivo. Pero a un
fondo de inversión no creo que le importe lo que yo haga con mi tiempo libre.
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