Por Antón Gómez-Reino
- Diputado de En Marea en el Congreso de los Dipuados
El Diario.es,
18/01/2017.
Crisis, alarma, shock. Esta fue la secuencia que, desde la
caída de Lehman Brothers la mañana del 15 de septiembre de 2008, golpeó
incesantemente nuestras sociedades para cambiar el horizonte de nuestras vidas
por uno de recortes y austeridad. Llegaba el autoritarismo financiero de la
nueva era de la globalización neoliberal.
Pero, ¿cuál fue la secuencia que, en nuestro país, urdió el
escenario de la crisis-expolio? Al calor de la desregulación, las cajas de
ahorro, que hasta entonces cumplían una función social como entidades
financieras ligadas al territorio y al desarrollo económico de la población,
pasaron a orientar su actividad a las mismas funciones que los bancos:
inversión en los mercados financiero e inmobiliario bajo criterios de
especulación.
Llegó la crisis. Pese a que en 2010 bancos y cajas tenían
niveles similares de morosidad, exposición a activos tóxicos y datos de
insolvencia, es decir, idénticos problemas, los poderes políticos y económicos
lanzaron su mensaje: “El problema son las cajas”. Lo que había detrás de este
mensaje es bien conocido: la mitad del negocio bancario español de créditos y
depósitos estaba en 2010 en manos de las cajas de ahorro. Su privatización
suponía un gran negocio para la banca privada en tiempos de excepción.
Como es sabido, anteayer recibimos la noticia de la entrada
en prisión de cinco de los principales responsables del expolio en nuestro país
en el que, como en una novela de Mario Puzo (autor, entre otras, de 'El
Padrino'), se tramó entre directivos de los bancos y responsables políticos,
obviamente a espaldas de la sociedad, una red de privilegios y corruptelas.
Como en un episodio financiero de la ilustrativa y espeluznante película
argentina 'Memoria del Saqueo' de Pino Solanas el objetivo era evidente: vaciar
los ahorros de la ciudadanía gallega bajo la ley de la Omertà. Eran los tiempos
en los que los José Luis Méndez, Julio Fernandez Gayoso, Manuel Fernandez de
Sousa, conocido como 'Manolito de Pescanova' o Francisco Vázquez dirigían las
finanzas, los urbanismos y el poder de este país.
Al igual que no debemos olvidar los datos y los nombres de
algunos de los responsables, técnicos y políticos, no debemos olvidar el origen
de la problemática en cuestión: la crisis financiera (también inmobiliaria en
el Estado español), que el 15M denunció como estafa, fue provocada por la
economía de la especulación.
Recapitulando. Cinco condenados cumplirán pena de prisión.
Bien está que la justicia derive responsabilidades. Con todo, y ante el
escenario descrito, como representantes políticos tenemos todavía por delante
un desafío inaplazable: el de exigir responsabilidades políticas a quien tenía
que haber evitado el expolio desde los mecanismos de gobernanza institucional y
control.
Por tanto, la tarea fundamental que tenemos como
instituciones públicas y como sociedad continúa pendiente. Si queremos evitar
que el expolio pueda volver a repetirse, son necesarias soluciones. En primer y
principal lugar es imprescindible la regulación del sistema financiero a escala
gallega, estatal y continental. En segundo lugar, es necesario abordar el
desafío de devolver a la sociedad instrumentos vigorosos de financiación pública.
La base de estas nuevas herramientas de las finanzas públicas, lógicamente,
deberían ser estas cajas primero nacionalizadas, después rescatadas y saneadas
con el dinero de la ciudadanía y finalmente vendidas a precio de saldo.
Instrumentos, banca, al servicio de una ciudadanía que lo
necesita, del proyecto de un país nuevo, de una democracia avanzada: un sistema
de banca diferenciada por sectores y territorios, que garantice la cobertura de
las necesidades de la ciudadanía, del tejido productivo, de la economía
cooperativa y de las PYMES. Que no sirva, nunca más, al enriquecimiento del 1%
a base de especulación.
Que sirva, por contra, al desarrollo de la economía real que
tanto necesita la mayoría social de la población.
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