Diario El Diario.es,
11/12/2103.
Como una fiesta financiera, como
un pelotazo empresarial, como un nuevo récord. Así vivió Miguel Blesa, entonces
presidente de Caja Madrid, la millonaria emisión de preferentes en 2009, un
producto financiero que atrapó a miles de clientes de la entidad y volatilizó
sus ahorros. Varios correos del mejor amigo de Aznar en la banca, a los que ha
tenido acceso eldiario.es, describen el ambiente de euforia sin vértigo en
aquellos días de emisiones millonarias, en los que se fraguaba lo que la propia
CNMV calificó como un incumplimiento de la ley deliberado y masivo
en perjuicio de pequeños ahorradores.
Blesa recibió un e-mail a las
cinco de la tarde del 21 de mayo de 2009. Lo firmaba Matías Amat Roca, su
lugarteniente en el consejo de administración y director general de Negocio,
que acabó yéndose de la caja en 2010 con una indemnización de 16 millones de
euros. "La CNMV acaba de aprobar la emisión de preferentes de Caja Madrid.
Empezamos la comercialización mañana. Irá bien", le decía. Miguel Blesa
contestó: "Dios te oiga. Me dan miedo los excesos de celo de la red [de
oficinas]". Los correos electrónicos, que forman parte de la investigación
judicial que llevó a Blesa a la cárcel, han sido proporcionados por una fuente
anónima derivada a eldiario.es por colaboradores de la Comisión
Anticorrupción de la Red Ciudadana del Partido X.
Unos días antes del lanzamiento
de las preferentes, en una conversación personal con su agente de inversiones,
el presidente de la mayor caja pública española había pospuesto su compra
personal de las preferentes de su propia entidad: "tengo dudas con los
plazos", alegaba en confianza. Las dudas del presidente desaparecieron
pronto, apenas 24 horas después, cuando comenzaron las operaciones.
"1.300 millones de
euros!!!!!". La bandeja de entrada de Blesa se llenaba de exclamaciones.
"Récord histórico de colocación en producto en UN solo día", le
contaba su equipo en un informe apresurado e informal. El arranque de la venta
de preferentes había sido, se decía, "fulminante".
El escepticismo personal de Blesa
se tornó en euforia: "Qué notición. Enhorabuena", dijo ante las
primeras cifras. Paradójicamente, Blesa estaba en ese momento aquejado por una
dolorosa hernia. "Qué bárbaro", dijo como respuesta al segundo
informe al final del día. De las 2.057 oficinas de Caja Madrid se habían
aprobado operaciones en 1.971; los resultados en una sola jornada habían
alcanzado, dice el informe, el 48% de la mejor previsión comercial calculada
para todo un mes.
"Lo que he aprendido es que,
si a los sindicatos no les gusta, probablemente es buen producto", dice su
número 2 esa misma semana en un intercambio ya eufórico de mensajes con Blesa.
"Y eso que habíamos engañado a los clientes", responde, sumándose al
tono irónico, el presidente de Caja Madrid. Las preferentes, no cabía duda en
la cúpula de la entidad financiera en teoría sin ánimo de lucro, se habían
convertido en un éxito.
Blesa venció sus
susceptibilidades personales y acabó invirtiendo al menos 150.000 euros de su
patrimonio en este producto, aunque originalmente su asesora de inversiones le
propuso que metiera hasta 250.000 euros. La documentación analizada no permite
conocer si Blesa vendió sus preferentes antes de que el mercado se cerrase para
este producto financiero fallido.
La relación favorable con CNMV sobre la "que no se puede decir ni
opinar"
El papel de la Comisión Nacional
del Mercado de Valores (CNMV) es una de las piezas clave a la hora de
recomponer el puzle de responsabilidades por el fiasco financiero. eldiario.es
sacó a la luz un documento en el que se refleja que el supervisor
constató el incumplimiento de la ley en la comercialización de estos productos,
con opacidad e inflando los precios deliberadamente. Decenas de miles de
pequeños ahorradores y familias pagaron la imprudencia.
Sin embargo, el papel del
supervisor ha sido muy cuestionado por haber otorgado el visto bueno a la
emisión. Y precisamente, en su correspondencia, Blesa y Amat comentan el papel
de la CNMV a la hora de sellar la exitosa emisión y analizan el
diferente trato que el supervisor, entonces presidido por Julio Segura, da a la
emisión de Caja Madrid y a la de La Caixa, que tienen lugar por la misma época.
¿Por qué "la CNMV nos ha
favorecido un poco respecto al teórico"?, se pregunta retóricamente el
director financiero en un mensaje a Blesa. Él mismo se responde: "En
primer lugar por la mejor valoración que la agencia de rating Fitch había hecho
de la emisión"; pero, en segundo lugar, Amat se lanza a remarcar que
"algo de valor le han dado (opinión muy personal) a que la relación a
todos los niveles entre Caja Madrid y CNMV es mejor y mucho más fluida. Pero
esto no se puede decir ni casi opinar (me consta que la relación entre CNMV y
Caixa es tensa)".
La pelea con otros bancos por las
emisiones de preferentes se extiende también a Banesto. La emisión del banco
que dirigía Ana Patricia Botín sí sufrió un aviso por precio inadecuado. Amat
lamenta con Blesa el poco escarnio público que se ha hecho de este varapalo y
dice textualmente: "Si se nos hubiera ocurrido hacer a nosotros: engaño a
los clientes, tres páginas en El Mundo, etc., etc., quizá carta del Consejero.
Es decir, sentenciados públicamente y fusilados para conocimiento público en la
Puerta del Sol".
La emisión de la caja madrileña
colocó 3.000 millones de euros destinados a captar capital de calidad. Para
ello, se utilizaban técnicas muy agresivas desde las sucursales, cuyos
comerciales tenían objetivos y apuestas muy exigentes desde la central.
Blesa se implicó personalmente para "colocar" preferentes a
la RAE
Miguel Blesa se convirtió en una
potente arma de relaciones comerciales para convencer a los clientes más sui
géneris de que invirtieran en preferentes. Por ejemplo, la Fundación ProRAE, la
fundación privada que financia la Real Academia Española de la Lengua – que no es
una institución pública como parece– y en cuyo patronato
están todos los grandes nombres del primer mundo empresarial español: el Rey
Juan Carlos, Emilio Botín... y Miguel Blesa, que entonces era vocal de la
fundación.
La relación entre la Fundación
ProRAE y la caja no era nueva: la entidad gestionaba las inversiones de la
organización de apoyo a la Academia por valor de unos 16 millones de euros en
2007, según consta en los informes que el equipo de Blesa enviaba regularmente
al presidente, que estaba al tanto de los movimientos en bolsa que hacía la
banca privada de Caja Madrid en nombre de la Fundación ProRAE.
La cuestión es que Caja Madrid
quería vender preferentes a ProRAE. La contable de la fundación había
trasladado la propuesta a sus superiores, que no se pronunciaban. "Van a
empezar a llamarme pesada por la de veces que lo he preguntado", le explicaba
al encargado de la gestión en Caja Madrid.
Ante el bloqueo de la situación,
los financieros sacaron el comodín del jefe: "Presidente, disculpa que te
moleste pero requeriría [...] tu auxilio comercial", le dicen a Blesa por
correo el 29 de mayo de 2009. Su equipo le señalaba un nombre clave para
ejercer la presión y "colocar" el producto: Ricardo Martín Fluxá,
secretario de la fundación, diplomático y exsecretario de Estado de Seguridad
con Aznar, habitual de los consejos de administración de grupos empresariales.
Blesa contestó a aquel correo de su equipo apenas 6 horas después: "He
hablado con Ricardo Martín Fluxá y se va a ocupar del asunto el lunes".
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