Por Daniel Marín Arribas
Negocios.com, 07/07/2014.
La banca siempre gana. Esta vieja
frase sacada del conocimiento al uso de clásicos jugadores del monopoly es una
gran verdad que sufren los usuarios de los bancos de todo tiempo.
El negocio del banquero es jugar
con el dinero, la sangre de cualquier sistema económico, y como tal, el agua
que necesita la planta para poder crecer. Todos los órganos del sistema
dependen de este sustrato, y en esta dependencia se basa el poder que tiene el
financiero sobre el resto de los mortales. Si además, el mismo ha logrado
permear las estructuras públicas encargadas de velar por la justicia, se
convierte automáticamente en el dueño y señor de los destinos de las economías
y las naciones. Desde Aristóteles, pasando por Francisco de Vitoria, hasta
llegar a Papas como Pío XI, todos han denunciado este hecho así como las
prácticas abusivas derivadas de ello.
Hoy no son menos que hace un
siglo o varios, sino más. Sus delitos quedan impunes y se permiten unilateralmente
fijar condiciones abusivas en los contratos. En las comisiones de servicio y en
los intereses cobrados por las tarjetas de crédito así ocurre: es su gran
negocio, permitido además por el Banco de España, quien les da su autorización
sellando con la legalidad la injusticia.
Respecto a las comisiones por
disposición de efectivo, las entidades financieras españolas son las que más
cobran en territorio nacional. Por retirar dinero fuera de la entidad
propia, la media se sitúa en 2,5 euros frente a 1,4 euros que abonan de media
en la Unión Europea, lo que supone un 78,6% más. Si se retira dinero en la propia,
la inigualdad de condiciones es mucho mayor: Los banqueros españoles destacan
por ser los únicos que cobran comisiones a sus clientes cuando sacan
dinero en cajeros de su propia red. No obstante, aún hay otra cláusula
todavía más abusiva: el porcentaje fijado de comisión ligado a la
cantidad de dinero que se solicita en el cajero. En efecto, cuanto más
se disponga, más se paga, lo cual no tiene razón de justicia si por lo
que se justifica la comisión es por el servicio de surtido de efectivo y no por
ser una especie de impuesto en virtud del dinero privado que se quiere coger de
la guarda y custodia del depósito bancario. España en este caso ocupa
el segundo puesto en la Unión Europea de comisión mínima con 3,61 euros de
media después de Alemania, donde se cobran 4,4 euros. La diferencia es que en
España existe esta comisión variable ya explicada y en el país germano la
comisión de 4,4 euros es fija y única para cualquier cantidad.
Por su parte, en el negocio de
las tarjetas de crédito, si bien es cierto que España gracias a la Ley
Azcárate de represión de la usura de 1908 es el país que más controlado tiene
los intereses excesivos, también es cierto que los bancos no dejan de
intentar lucrarse imponiendo condiciones fuera de los marcos reglados sirviéndose
de la ignorancia de las personas o su aversión o falta de liquidez para
afrontar pleitos judiciales.
Usando el desconocimiento del
cliente medio, los bancos venden las tarjetas de crédito con la propaganda
engañosa de, por ejemplo, un interés del 2%, sin especificar y avisar
claramente que esa cantidad es mensual, pero que en realidad el total anual
(TAE) muchas veces supera la cifra del 22%; ¡cuando el interés legal ronda el
5%! Tampoco explican, y si no denuncia el afectado se presupone el
principio liberal de la autonomía de la voluntad de las partes que toma
cualquier cosa pactada como norma suprema, que el Tribunal Supremo
determina que la tasa de interés fijada que supera 2,5 veces el interés legal
del dinero se considera usura, esto es, que un 22% de interés es claramente
usurario y por tanto que el contrato podría ser incluso declarado nulo.
¿Retumbarán en las conciencias de
los señores del capitalismo aquella exhortación que por 1891 les lanzaba a modo
de condena el Papa León XIII: "Han de evitar cuidadosamente los
ricos perjudicar en lo más mínimo los intereses de los proletarios ni con
violencias, ni con engaños, ni con artilugios usurarios..."? Si
no es así, seguirán dominando el reino de la tierra, pero nunca conseguirán
hacerlo en el Reino de los Cielos.
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