Por Daniel Viaña
El Mundo, 27/07/2014.
La intervención en CCM «tiene una
importancia relativa», ya que «sólo supone el 0,8% de los activos del sistema
financiero». Con estas palabras, el entonces presidente del Gobierno, José Luis
Rodríguez Zapatero, trataba de restar importancia al rescate que su Ejecutivo
se vio obligado a acometer sobre Caja Castilla-La Mancha; al tiempo, subrayaba
el trabajo «ejemplar» del Banco de España y se mostraba seguro de que los
ciudadanos podían «estar tranquilos».
Hoy, cinco años y algunos meses
después, los recursos públicos empleados para las aportaciones de capital,
garantías contra pérdidas o las líneas de crédito concedidas a entidades
superan, según el Tribunal de Cuentas, los 107.000 millones de euros; o lo que
es igual, más del 10% del Producto Interior Bruto (PIB) de España. Del total,
unos 57.000 millones son aportaciones directas al capital de las entidades.
Pero el saneamiento todavía no
puede darse por concluido. El hasta ahora último episodio de le
reestructuración -aún debe cerrarse la venta de Bankia, que se está colocando
en los mercados- ha tenido lugar esta semana con la adquisición de Catalunya
Banc por parte de BBVA. La cantidad que desembolsará el banco oscilará entre
los 600 y los 1.186 millones de euros, en función de las garantías y los
créditos fiscales que reciba del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria
(Frob). El precio final determinará las pérdidas finales para el Estado, que
podrían rondar los 11.000 millones, ya que inyectó a la caja catalana 12.000
millones.
El dinero irrecuperable para el
erario público, recuerda el catedrático de banca de Esade Robert Tornabell, «no
está lejos de los recortes en Sanidad y Educación que el Gobierno aplicó hasta
2013». Hasta ahora, el Frob daba ya por perdidos unos 36.000 millones de euros.
Esta cifra podría elevarse al entorno de los 40.000 millones cuando se cierre
totalmente el proceso de reestructuración del sector.
El monto definitivo variará en
función de cómo finalice el saneamiento pendiente de Liberbank, BMN y Bankia.
La primera entidad todavía debe devolver 124 millones al Frob. Por su parte,
BMN -banco resultante de la fusión de Caja Murcia, Caja Granada y Sa Nostra-
recibió del erario público un total de 1.645 millones, que pretende reembolsar
mediante su anunciada salida a Bolsa. Por último, el banco que preside José
Ignacio Goirigolzarri es la segunda entidad que más ayudas ha recibido (22.424
millones) y está participada en un 60% por el Frob. Aunque el proceso de
privatización -que arrancó el pasado febrero- despertó el interés de los
inversores, en ningún caso se llegará a recuperar la totalidad del dinero
público comprometido.
Tras conocerse el resultado de la
puja por Catalunya Banc -la última del proceso de reestructuración- el ministro
de Economía, Luis de Guindos, salió en defensa del rescate financiero con
cifras en la mano. Según los cálculos delMinisterio, el Tesoro Público se ha
ahorrado 14.000 millones en el pago de intereses de la deuda en 2013 y 2014
frente a lo presupuestado (9.000 el pasado año y otros 5.000 en este
ejercicio). Además, como la vida media de la deuda española es superior a seis
años, el ahorro podría ascender a los 40.000 millones, a los que hay que sumar
26.000 millones de las comunidades autónomas (20.000 millones para las que han
pedido ayuda estatal a través del fondo de liquidez autonómica y otros 6.000
millones para las que no lo han hecho). En julio de 2012, España llegó a pagar
un 7,6% por su bono a 10 años, frente al 2,5% que se abona hoy.
Al margen del impacto en las
cuentas públicas, el saneamiento financiero ha supuesto una profunda convulsión
en el sector, llevándose por delante miles de empleos y sucursales. Al cierre
de 2008, bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito daban trabajo a
270.351 personas, según datos de la Federación de Servicios de UGT. En
diciembre de 2013, esta cifra se había reducido hasta 213.289 trabajadores;
esto es, 57.062 empleados menos. Buena parte de ellos han sido víctimas del
fuerte recorte de plantillas en las cajas de ahorros, sobredimensionadas en los
años del boom hasta el punto de contar con 20.000 trabajadores más que sus
rivales bancarios.
Este año, y a pesar de la mejora
que se está produciendo en el mercado laboral español, el recorte de empleo
seguirá aumentando. Según las proyecciones de UGT, la pérdida de empleo en el
primer semestre de este año oscila entre los 3.500 y los 4.000 trabajadores. La
mayoría de ellos, puntualizan desde el sindicato, corresponden a la aplicación
de los Expedientes de Regulación de Empleo de 2012 y 2013, así como a las
desvinculaciones por mutuo acuerdo (principalmente, prejubilaciones).
En lo que respecta al número de
oficinas, en 2008 había 45.814 sucursales. En 2013, quedaban poco más de
34.000, lo que supone que una de cada cuatro oficinas ha desaparecido durante
el arduo proceso de reestructuración.
También en este capítulo, las
cajas de ahorro son las que más han tenido que ajustar su tamaño; no en vano,
partían de un número muy elevado de oficinas. En el inicio de la
reestructuración, estas entidades contaban con 10.000 sucursales más que los
bancos; una situación que todavía no se había revertido al cierre de 2013, a
pesar de que en los últimos cinco años han desaparecido más de 9.000 oficinas
de cajas de ahorro. El ejemplo más evidente de este del duro ajuste es Bankia,
que en poco más de un año redujo sus sucursales de 3.100 a 2.000, casi un
tercio menos.
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