Por Pilar Blázquez
El Diario.es, 26/06/2014.
El miedo a los riesgos de la banca en la sombra está en boca
de muchos políticos y banqueros. Pero las advertencias sobre su peligro
recuerdan mucho al cuento de los Tres Cerditos. Todo el mundo parece
tener claro que el lobo vendrá, pero lo que ya no está tan claro es que haya
alguien poniendo los ladrillos adecuados para que su llegada no cause
destrozos. Tras el concepto, 'banca en la sombra' se recoge toda aquella
actividad de préstamos que se realiza entre entidades no financieras. Y esta
actividad crece, crece y crece.
Ángel Ron, presidente del Banco Popular,
es uno de esos banqueros que ha mostrado su preocupación. "El tamaño de la
banca en la sombra es preocupante", dijo en su intervención en una
jornadas financieras organizadas por la Asociación de Periodistas de
Información Económica (Apie), en Santander. Unos días después, en el mismo
foro, José María Roldán, el presidente de la patronal bancaria, AEB, alertó de
que "la próxima crisis financiera llegará del shadow banking".
El Financial Times, diario que hace las veces de biblia para los
inversores, lleva meses alertando del riesgo de la banca en la sombra en China
y hace unos días confirmó que
las autoridades europeas y estadounidenses tienen intención de controlar más
las actividades financieras en la sombra.
Esto, que en un principio podría
entenderse como una ofensiva contra las finanzas ocultas, está por demostrarse.
Los peligros de estas finanzas paralelas son que se realizan sin control de
supervisores bancarios. Cuando dos entidades no bancarias se prestan, no tienen
que provisionar las pérdidas. Se fía sin colchón. Y ahí está el peligro.
Las hipotecas basura crecían en
las mismas sombras
Aunque ahora esté de moda hablar
de la banca en la sombra, el fenómeno no es nuevo y sus efectos son de sobra
conocidos. La burbuja de las hipotecas subprime se cocinó en las
trastiendas de los grandes bancos de inversión y agencias de rating. Goldman
Sachs, JP Morgan, Lehman Brothers y todo el plantel de bancos de inversión se
dedicaron, desde principios del siglo XXI, a idear complicados productos
financieros para que las hipotecas de alto riesgo que concedían no mancharan
sus balances. Esto quiere decir que detrás de estos productos no había una estructura
que respondiera en caso de impago (el colchón que sí han de poner los bancos).
Como luego se confirmó, lo que estaban haciendo era contagiar con su basura
a todo el planeta.
Tras el estallido de la burbuja, el G-20 se marcó como objetivo evitar que eso
volviera a ocurrir. La consecuencia ha sido una tormenta regulatoria para
controlar a la banca. Separar banca de inversión de banca comercial,
incrementar las provisiones (los colchones) y el capital (colchón de calidad
extra) para estar preparados para los momentos de crisis, unión bancaria en
Europa, etc.
Es un esfuerzo a todas luces
inútil en lo que a control de las tinieblas se refiere, porque nada de esto
afecta a los no bancos.
Desde entonces, las operaciones
fuera del circuito bancario a la luz se han incrementado desde los 60 billones
de dólares de 2007, hasta los 71 billones (52,5 billones de euros) a finales de
2012, según las estimaciones del Consejo de Estabilidad Financiera (Financial
Stability Board - FSB), institución creada para vigilar al sector tras la
crisis. Sólo en el último año estudiado, 2012, el volumen de actividad fuera
del control bancario se incrementó en cinco billones de dólares en todo el
mundo. Las alarmas se han disparado sobre todo en China. Allí, la actividad
crediticia a espaldas de los bancos regulados ha crecido un 42%.
Seis años después de que
estallará la burbuja de las subprime, sólo hay tres países en el mundo
en los que la actividad de la banca en la sombra ha caído. España lidera ese
ranking con un retroceso de 11%, seguida de Gran Bretaña e Italia. Y, por
desgracia, el motivo de ese descenso está más relacionado con el miedo a
invertir en el país que con una efectiva convicción de transparencia
financiera.
La lucha se da de bruces con
varios escollos
El primero, la identificación
del enemigo: ¿qué es la banca en la sombra? Responder a esto es más difícil
que traducir un jeroglífico. La teoría es fácil. Banca en la sombra es toda
aquella actividad de préstamos que se realiza entre entidades no financieras.
La gran diferencia entre ambas es el riesgo. "Mientras que los bancos cada
vez que dan un préstamo deben provisionar capital para cubrir un posible
impago, los préstamos gestionados por la banca en la sombra no cumplen con esas
precauciones. Entre otras cosas, porque tampoco hay nadie que se lo
exija", explica el economista Juan Ramón Rallo.
A partir de aquí, es casi
imposible que los expertos se pongan de acuerdo. "Identificar como banca
en la sombra a un fondo de inversión que está totalmente controlado me parece
que no tiene sentido. Como tampoco lo tiene incluir a PayPal o a los préstamos
entre personas. Porque el riesgo sistémico de la actividad que realizan es
nulo", argumenta Fernando Mínguez, socio de Cuatrecasas. Este experto nos
invita a diferenciar entre el control y el grado de información que tenemos
sobre la actividad inversora de un fondo de pensiones y la que se tiene sobre
los fondos que la prensa denomina buitres.
"Intenta identificar en qué
invierte un fondo del estilo de Cerberus", comenta. Casi imposible, por lo
que es complicado saber que los fondos buitre además de
comprar hipotecas basura, también financian a empresas, como ha sido
el caso de Elliott Associates
con Abengoa, según El confidencial.com. Esta es una de las prácticas
de lo que se conoce como direct lending, método por el que compañías de
seguros, fondos de pensiones y fondos de capital riesgo y, como vemos, también
fondos buitre, están convirtiéndose en fuente de crédito para las empresas sin
las suficientes garantías para ello. Preocupa especialmente en China. Allí,
incluso empresas industriales sobradas de efectivo están actuando como banco
para otras compañías a las que, por su débil situación financiera, ningún banco
regulado concede crédito.
"¿Y por qué no consideramos
también banca en la sombra al banco malo? Ha servido para que los bancos saquen
de balance sus créditos impagados", apunta el economista José Carlos Díez.
Los ejemplos se multiplican.
Lo cierto es que el criterio de
FSB es muy amplio. El organismo identifica varios de entidades distintas que
facilitan algún tipo de financiación sin las garantías adecuadas. A pesar de
que la gran mayoría de ellas están bajo supervisión de la autoridades
financieras. El grupo tipo que más peso tiene es el que engloba a fondos de
inversión de todo tipo (capital privado, deuda, cotizados o ETF). Le siguen las
empresas de intermediación de crédito, las gestoras de bolsa, los vehículos
estructurados, vehículos financieros estructurados, instituciones ad hoc
creadas en Holanda y EEUU. compañías financieras, hedge funds.
El segundo de los escollos es
la contradicción regulatoria. Por ejemplo. El FSB identifica a las sociedades
de inversión inmobiliaria ( Reits, en terminología internacional,
Socimis, en España) como productos de alto riesgo. Aun así la creación de Reits
se ha disparado en EEUU y las Socimi en
España están en plena ebullición. Han sido las sociedades que
reinauguraron las salidas a bolsa en Madrid, y los expertos calculan que cuando
termine el año habrá, al menos, un par de centenares de ellas en
funcionamiento. Por supuesto con el aplauso y complacencia de los principales
reguladores financieros. Algo parecido ocurre con otros activos financieros,
como los fondos de inversión cotizados que responden a siglas como ETF o los
CFDS. Mucho riesgo y poca advertencia.
Tercer escollo, los paraísos
fiscales. En realidad la existencia de zonas en el mundo donde la opacidad
financiera es total es casi el origen del problema. El FSB reconoce su
incapacidad para identificar la actividad de la mayoría de los hedge funds
(fondos de alto riesgo) debido a que están radicados y escondidos en paraísos
fiscales. Añadimos un dato para la inquietud. Según los datos manejados por la consultora
Pregin, desde que estalló la crisis se han creado 232 nuevos hedge
funds, muchos de ellos especializados en prestar a empresas de alto riesgo.
El poder del lobby financiero.
Detrás de toda esta maraña de contradicciones están los lobbies. Los grupos de
presión están haciendo una intensa labor para evitar la prohibición total de
estas prácticas de riesgo. De cara a la galería aceptan que los bancos sean
sometidos a una intensísima regulación, para que los ciudadanos
crean que se ha cambiado algo, como ya contamos en el diario.es. Por
otro, sacan a los mejores recursos humanos de esos bancos regulados y les ponen
a hacer la versión moderna de las hipotecas subprime en las denominadas boutiques
financieras (bancos privados, hedge funds, etc.).
Al final, todo queda igual.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario