Por Iñigo
Aduriz
Público.es,
11/07/2014.
El pasado 30 de junio las
asambleas de dos de las tres cajas vascas que conforman Kutxabank, las
entidades de origen centenario BBK y Vital, consumaban la transformación de
las mismas en fundaciones. A ellas dos se sumará, previsiblemente, la
guipuzcoana Kutxa -en cuya provincia el predominio de Bildu ralentiza el
proceso- en los próximos meses, culminando así un camino que como en otros
lugares del Estado ha vuelto a despertar el temor de todos aquellos ahorradores
que mantienen depositado su dinero en esas cajas.
La incertidumbre, alimentada por
la tormenta política, deja en el aire varias preguntas: ¿Perderán el control
sobre su dinero? ¿Estamos ante un proceso de privatización?
El origen de la polémica se
remonta al pasado mes de octubre, cuando el Congreso, con el voto a favor de
PP y PNV, aprobó la Ley de Cajas que obligaba a estas a convertirse en
fundaciones. El objetivo, tal y como dijeron los conservadores, era que éstas
puedan ser "gestionadas con los máximos niveles de profesionalidad,
independencia, transparencia y eficacia".
Unos pocos patronos
Las alarmas saltaron entonces en parte
de la izquierda y en los sindicatos mayoritarios del País Vasco ante un proceso
que, en el caso de Kutxabank, ha sido acordado por PNV, PP, PSE e incluso CCOO.
Frente a ellos, los más críticos siguen siendo los miembros de la izquierda
abertzale, que consideran que con la conversión de las cajas en fundaciones
"todo el patrimonio social y económico quedará en manos de unos pocos
patronos". Se refieren a que las nuevas entidades estarán gestionadas por
15 personas, propuestas por los partidos y sindicatos principales de las tres
provincias vascas.
Eso supondrá, a juicio tanto de
EH Bildu, como de los sindicatos ELA y LAB, que se acabará el control público y
social de las cajas, así como sus objetivos fundacionales, principalmente el de
ser una entidad financiera al servicio de la economía local y la ciudadanía
vasca. "Todo eso terminará para siempre", explicaba la
coalición abertzale en un reciente comunicado. "Se va a producir la
privatización, convirtiendo una caja creada con los ahorros de la ciudadanía y
con el apoyo de las instituciones, en un banco que tendrá como único objetivo
la especulación", remachaban.
Quienes apoyan el proceso se
limitan a argumentar, en cambio, que no tenían otra alternativa a raíz de la
aprobación de la normativa planteada por el Gobierno. Dos de ellos, PNV y PSE,
conscientes de las posibilidades que se abren a partir de ahora, se han
comprometido, no obstante, a controlar los posibles cambios que pueda haber en
el accionariado para "garantizar su anclaje y arraigo" a Euskadi. Han
evitado, en todo caso, hablar de esa posible privatización.
"Las cajas siempre han
sido privadas"
Desde Kutxabank no han querido
hacer declaraciones a Público acerca de la polémica, a pesar de la
insistencia de este diario durante la última semana. Pero su presidente, Mario
Fernández volvía a defender esta semana en una entrevista en El Diario Vasco
en que si las cajas se han convertido en fundaciones es por imperativo
legal. Lo hacía ironizando acerca de quienes se han opuesto a la mencionada
transformación y dudan, por tanto, sobre el control del dinero por parte de los
ahorradores. "El estúpido debate que se ha abierto se resuelve a nivel
ikastola. Niños y niñas que sepan leer verán que la ley dice que las cajas
habrán de transformarse en fundaciones bancarias", aseguraba.
Al margen del debate político
Carlos Sánchez Mato, miembro de la formación ATTAC y de la Plataforma por una
Banca Pública, recuerda que "las cajas siempre han sido privadas".
Por eso atribuye las acusaciones de EH Bildu, ELA y LAB acerca de esa posible
privatización de Kutxabank a la necesidad de estos por simplificar su
mensaje político. Pero, a su juicio, lo que sí ocurrirá con la creación de
esas fundaciones, es que "se deja la gestión de los ahorros en manos de
unas personas con intereses privados".
"Los ahorradores ya no
tendrán ningún tipo de control sobre quiénes invierten en Kutxabank, cuyos
patronos van a atender los intereses de gente muy concreta, que son las
élites vascas", apunta. Su organización, que junto a la Izquierda
Plural -grupo que integra a IU, ICV y Cha- impulsó en su día una enmienda a la
totalidad a la ley de cajas que finalmente fue aprobada, advierte una y otra
vez que con la "bancarización" las cajas entrarán "en
competencia directa" con los grandes bancos, por lo que deberán abrirse a
nuevos inversores privados y a nuevas formas de gestión.
Sujeta a "la buena
intención"
Entre los principales problemas
que va a originar el proceso él destaca que la obra social, la labor más
reconocida de las cajas, ya no va a estar asegurada. "Va a estar sujeta a
la buena intención de cada uno, porque con la nueva normativa no existe la
obligatoriedad de aportar esos fondos, por lo que se hará lo que los
patronos decidan", lamenta. Reconoce, finalmente, que las cajas
"dejaron de ser de la gente hace mucho tiempo", pero afirma que el
nuevo escenario agrava aún más la situación.
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