El Salmón Contracorriente,
20/02/2015.
Detrás de varios proyectos
internacionales rodeados de polémica, como la explotación de bosques
originarios en Indonesia, la construcción de centrales nucleares en
Latinoamérica o la fabricación de armamento en Europa, se encuentra la
financiación directa o indirecta del Banco Santander. Organizaciones sociales y
ecologistas denuncian que el banco no asume lo que dice su propia política de
Responsabilidad Social Corporativa.
"7000 árboles para nuestro
mejor circuito: la Tierra", decía un anuncio publicitario del Banco
Santander con el piloto Fernando Alonso como protagonista. La campaña, del año
2009, era un interesante intento de conjugar su principal patrocinio deportivo
con sus iniciativas de Responsabilidad Social Corportiva (RSC), ya que
informaba de la plantación de un bosque para "minimizar el impacto de las
emisiones de CO2" de los Grandes Premios de Fórmula 1 en España.
A nadie se le escapa, sin
embargo, el riesgo de vincular este tipo de anuncios de caracter medioambiental
con un elemento como la Fórmula 1, uno de los deportes menos sostenibles desde
esa perspectiva. Y es justamente este doble rasero el que acaba de denunciar Greenpeace, que pide al Banco Santander que
siga los principios éticos que reflejan sus propios documentos de RSC y deje de
financiar a la papelera indonesia APRIL (Asia Pacific Resources International
Limited), una de las empresas implicadas en la destrucción de la selva
tropical.
La asociación ecologista ya se
puso en contacto con el banco en mayo de 2014 para exponer el caso de APRIL y
lo ha vuelto a hacer para informarle de que la compañía papelera está
incumpliendo sus propios compromisos: la empresa lanzó un Plan de Gestión
Forestal Sostenible en enero de 2014, que incluía el compromiso de no
abastecerse de madera procedente de bosques de "alto valor para la
conservación", pero una auditoría realizada por KPMG en diciembre de ese
mismo año ha mostrado que ninguna de las 50 concesiones forestales que
suministran madera a las fábricas de APRIL ha cumplido con esta nueva política.
La situación de estos bosques es
preocupante, ya que un reciente
informe de la organización Forest Trends señala que más del 30% de
la madera utilizada por el sector industrial forestal de Indonesia procede de
“talas no declaradas” y otras fuentes ilegales. Desde luego, la papelera APRIL
no es la única empresa que realiza ese tipo de prácticas, pero Greenpeace
considera intolerable que se financien de quiénes se dicen sensibilizados con
estos temas: "El Banco Santander presume de ser una entidad preocupada por
el medioambiente, y de tener unos estándares exigentes a la hora de otorgar
préstamos a proyectos y empresas”, dice Miguel Ángel Soto, responsable de la
campaña de Bosques de Greenpeace España, que pide medidas a la compañía:
"Tienen que demostrar que más allá de la propaganda y la imagen
corporativa hay una intención real de apoyar únicamente proyectos que sean
beneficiosos para el medioambiente”.
A lo largo de los últimos años,
el Banco Santander ha aparecido involucrado en las denuncias por impactos medioambientales
de otros proyectos polémicos. Un informe de
SETEM elaborado por la organización holandesa SOMO, por ejemplo, explica
los vínculos financieros del banco con grandes proyectos controvertidos en el
mundo: presas hidroeléctricas en la Amazonía, oleoductos en mal estado en
México, megaproyectos de energía nuclear o monocultivos que destruyen la
soberanía alimentaria de países latinoamericanos.
Por ejemplo, el Banco Santander habría aportado financiación al "Complejo del Río Madera en Brasil, una red de
megainfraestructuras en la Amazonía brasileño-boliviana que amenaza tanto la
selva como los asentamientos de indígenas y pueblos pesqueros de la zona.
También habría colaborado con 500 millones de euros a la financiación de una
gran central nuclear en Jaitapur, India, a pesar de los informes que hablan de
peligros sísmicos.
Su apoyo a compañías como la
papelera Votorantim, investigada por la ONU tras la fabricación de una presa en Campos Novos,
Brasil, tiene también importantes dimensiones sociales: la presa habría
desplazado a 750 familias, sin derecho a indemnización alguna. Varios
observatorios, como BankTrack, van recopilando y archivando listados de algunos de
estos proyectos.
Los impactos sociales de las
inversiones también han sido investigados en profundidad por asociaciones que
analizan el papel de los bancos y otras empresas a la hora de financiar
proyectos armamentísticos. El Centro Delàs de Estudios por la Paz, el Observatorio de la Deuda en la
Globalización (ODG) y SETEM,
unidos en la campaña
"Banco Santander sin armas", señalan que el Banco
Santander es el segundo banco español que más créditos otorga a empresas de
armamento:
El informe Evolución de la banca armada en España de la organización
Justícia i Pau, ofrece un listado no solo de los créditos del banco a compañías
relaciondas con el armamento, sino incuso de las emisión de bonos y pagarés,
fondos de inversión, acciones y bonos en este tipo de empresas.
El estudio viene a confirmar,
respecto a otros informes anteriores, un extraordinario aumento tanto de las
inversiones en armas de la banca española, como de la extranjera, y todo ello a
pesar de que "son cada vez más las entidades financieras que dicen aplicar
normativas específicas que limitan sus inversiones en armas y de que exista un
número creciente de países que están adoptando leyes que prohíben o limitan la
financiación de las empresas productoras de bombas de racimo o minas antipersonal".
Paradójicamente, según el estudio, los bancos que más aumentan sus inversiones
en armas son aquellos que afirman tener las mejores normativas y políticas al
respecto.
Justamente por ello, SETEM
concluye que el Banco Santander no ha tomado en serio su responsabilidad social
y que "el carácter voluntario de los códigos de conducta parece ser
insuficiente para que los bancos implementen dichos principios en su elección
de proyectos o empresas en las que invierten."
SETEM, Greenpeace, Justicia i Pau
y otras organizaciones sociales reclaman al banco que mantenga los mismos
criterios utilizados en otros casos, por ejemplo, cuando anuncia beneficios
ambientales o sociales de aquellos proyectos que financia en línea con la Obra Social.
Al negar los distintos casos denunciados, el Banco Santander da a entender que
sus políticas de Responsabilidad Social atañen únicamente a acciones puntuales
y voluntarias, quedando excluída la parte fundamental de su negocio, la
financiación. Parece que ahí no llega la responsabilidad.
Disponible en:
http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Las-inversiones-del-Banco
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