Por Isaac Rosa
El diario.es, 16/02/2015.
Después del dineral que José
Antonio Moral Santín cobró durante años en Caja Madrid y Bankia, tanto en
blanco como en 'black', yo vería con buenos ojos que aun cobrase un último
pellizco: un anticipo editorial por sus memorias. Y que las escribiera, claro.
En España cualquier Bono escribe
y publica sus plomizas memorias, pagadas a
precio de oro, ¿y vamos a perdernos la apasionante vida de Moral
Santín? Si no encuentra editorial que se lo financie, yo mismo abro un crowdfunding,
que seguro que no faltan lectores con ganas de saberlo todo sobre el personaje.
Pero todo, todo.
Imaginen un relato en primera
persona, donde el exrepresentante
de IU en la caja madrileña nos contase su fascinante
biografía. Empezando por su juventud, uno de los mejores ejemplos de
esa evolución que tantos vivieron con la democracia, desde el
marxismo-leninismo hasta los consejos de administración. Las memorias de
Moral empezarían con el obligado relato de universitario antifranquista, para
seguir con su militancia en el comunismo más ortodoxo, el prosoviético,
durante los años de la Transición (llegó a ser dirigente del PCPE nada menos).
Su autobiografía continuaría con
su actividad política en la recién creada Izquierda Unida, rama madrileña. Fue
parlamentario regional, y de ahí pasó a presidir Telemadrid. Pero lo sustancial
de esos años está en su intimidad con los dirigentes regionales de IU; los
mismos que hoy están hundiendo los últimos restos de la organización, y que
tantas explicaciones deben a sus militantes. Moral Santín podría contar tantas
cosas sobre aquellos años mágicos, ¿verdad, Ángel Pérez y compañía?
Si Moral escribe todo lo que
sabe, calculo que ya habríamos superado el millar de páginas, y aún queda lo
mejor, la parte más sustanciosa: Caja Madrid.
Moral Santín debe de ser una de
las personas que más sabe sobre el saqueo de la caja madrileña. Estuvo en todos
los ajos, como miembro del consejo, como vicepresidente de la caja, como
representante en numerosos
organismos vinculados a la entidad. Por todos cobró, y en todos dejó
huella.
Nos encantaría conocer las
interioridades de aquella caja de ahorros que el poder político y económico
madrileño convirtió en la bombona que más gas metía en la burbuja, a base de
financiar grandes proyectos públicos y privados, repartir dinero a manos
llenas, a menudo para comprar lealtades, y contribuir con todo su músculo
bancario al enloquecido modelo de desarrollo madrileño. Y nadie como Moral
Santín para contarnos, con todo detalle, las mil reuniones y comidas en que se
repartía el pastel. Caja Madrid es la caja negra de la larguísima década
prodigiosa que vivió la Comunidad de Madrid desde mediados de los noventa hasta
el comienzo de la crisis, bajo la presidencia de Blesa. Y una copia de esa caja
negra debe de estar en el cerebro de Moral Santín.
Hoy nos escandalizan las tarjetas
'black', pero esa es la parte menos interesante de su biografía. La imagen de
Moral Santín yendo todas
las semanas al cajero como si fuese un jubilado con la
cartilla, sacando cada vez 300 o 600 euros, tiene poco que contar. Es la rutina
del saqueo, sin más.
Si le falla la memoria a la hora
de escribir, que no se preocupe, que podrá ayudarse con un detallado sumario
judicial y varios miles de correos electrónicos. Y si lo que le falta es tiempo
y tranquilidad para escribir, que tenga paciencia: al paso que van las
investigaciones, quizás acabe pasando una temporada en Soto del Real, lugar
privilegiado para concentrarse y escribir sin prisa.
Venga, anímese, don José Antonio,
que lectores no le faltarán.
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