Por Juan Cruz Peña
El Confidencial, 16/04/2016.
Aunque ha pasado inadvertido en España, el abuso en la venta
de una suerte de seguro conocido como PPI (Payment protection insurance) va
camino de convertirse en el mayor escándalo provocado por la banca minorista en
el Reino Unido. Tanto es así que la avalancha de reclamaciones por parte de los
usuarios ha generado ya que los grandes bancos británicos hayan tenido que
provisionar casi 50.000 millones de euros y vean mermadas sus cuentas de
resultados al final de cada trimestre. 50.000 millones de euros es, por
ejemplo, más de lo que valen en bolsa la mayoría de bancos españoles.
La entidad que más contribuyó a esta irregularidad y por
tanto quien más está sufriendo las consecuencias ha sido Lloyds. Sin embargo,
todos los grandes bancos del Reino Unidos están implicados: Barclays, RBS, HSBC
y Santander UK, filial de la entidad española.
¿Por qué incurrieron
en prácticas abusivas?
El Defensor del cliente de servicios financieros (FOS)
trasladó en 2008 a la 'Financial Services Authority' (FSA) su preocupación por
las reclamaciones sobre los PPI. En 2010, esta autoridad publicó una
declaración (Policy Statment) con la manera de reclamar la correspondiente
compensación por la venta inadecuada de este producto.
Las autoridades determinaron que los clientes tenían derecho
a reclamar si consideraban que la venta del PPI no se había hecho de manera
correcta. Desde los años 90 se empezaron a vender PPI. Este producto asegura el
pago o amortización del cliente sobre una hipoteca, cualquier tipo de crédito
al consumo, como por ejemplo de automóviles, o tarjetas de crédito en caso de
que se pierda la fuente de ingresos, bien sea por enfermedad, fallecimiento o
desempleo. A cambio, el cliente debe pagar una alta prima que, dependiendo del
tipo de crédito formalizado, puede ir desde el 25% hasta más del 50% sobre el
total del préstamo, con lo que hablamos de un alto coste añadido al crédito a
recibir.
¿Es esto ilegal?
Por supuesto que no, el abuso viene en la forma de
comercialización que las entidades han utilizado en este PPI. Los reguladores
han determinado que los PPI se incluían en muchas ocasiones sin conocimiento
del cliente, sin información clara acerca del mismo y sus consecuencias o se
vinculaban de manera obligatoria a la concesión del crédito, que muchos
usuarios aceptaban si necesitaban de manera imperiosa el crédito y no tenían
otra opción. Las autoridades han señalado que este seguro con una alta prima de
cobro no siempre era adecuada para según que clientes, que podían encontrar
otras pólizas más apropiadas.
¿Se hacía esto
involuntariamente?
Obviamente no. Aunque habría productos más propicios, las
grandes entidades (y también otros proveedores como intermediadores de seguros)
tenían mucho interés en vender los PPI, que generaban una altísima ganancia con
las primas. Los bancos incentivaron notablemente la inclusión de estos seguros
en la concesión de sus créditos hasta el punto de presionar con fuerza a su red
de comerciales para que los vendiera.
Así lo demuestra el testimonio de un empleado de una filial
de RBS en declaraciones al diario 'The Guardian'. Este trabajador confiesa como
sus comisiones trimestrales dependían de cuántos PPI vendían. También explica
cómo contaban con formación de técnicas para la venta del producto. De la misma
manera, relata cómo los superiores del banco presionaban para cumplir los
objetivos de venta y amenazaban con despidos si no se llegaba a la meta
impuesta. Este empleado cuenta además que sabían que el PPI no era adecuado
para la mayoría de los clientes.
Sin embargo, este lucrativo negocio hoy sacude con fuerza
las cuentas de resultados de las entidades. Las reclamaciones validadas por las
autoridades reguladoras, que parten de un fallo judicial a favor de un usuario
dictado en los 90, han puesto coto a esta mala praxis y golpean los balances
bancarios. A pesar de ello, en este punto cabe destacar que no todas las
reclamaciones terminan con resultado positivo para el usuario. En ocasiones, la
reclamación de desestima y se considera que la venta fue adecuada por parte del
prestatario.
¿Hay relación con
España?
Ninguna en la parte fundamental. Sin embargo, España es de
sobra conocedora de lo que es una mala praxis en lo que respecta a la venta de
productos bancarios. Ahí están las preferentes, la deuda subordinada, las
cláusulas suelo o la OPV de Bankia. Pero no conviene bajar la guardia y prestar
especial atención a los seguros.
Ante la falta de negocio tradicional de los bancos en la
concesión de crédito, debido a los bajísimos tipos de interés que ha propiciado
el Banco Central Europeo, la banca española se ha lanzado de lleno a la venta
de seguros. Una parte damnificada, los tradicionales intermediarios de venta de
seguros, denuncian algunos casos abusivos en la venta de seguros de los bancos.
Por otro lado, El Confidencial ha podido saber que los responsables de la red
comercial de las grandes entidades gozan de fuertes incentivos por la venta de
seguros. "Es la parte que más comisión nos reporta", afirma uno de
ellos.
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