Por Claudi Pérez
El País, 12/04/2016.
El propósito es ayudar a los bancos
italianos en dificultades sin recurrir al dinero público. El mecanismo, un
fondo de inversión alternativo que se llamará Atlante, como el titán al que
Zeus encargó sostener los pilares de la Tierra, y que dependerá de la sociedad
de gestión de activos Quaestio Capital Management. Con una dotación de entre
5.000 y 6.000 millones de euros y la autorización del Banco de Italia y del
regulador bursátil italiano (Consob), el fondo intentará apuntalar la
recapitalización de los bancos italianos y la venta de sus créditos
deteriorados, algo parecido a lo que intenta hacer la Sareb, el denominado
banco malo español. La duda –en Roma y en Bruselas– es si será suficiente dada
la enorme cartera de créditos dudosos y morosos, unos 350.000 millones de
euros, el 17% del total.
La Comisión Europea apuntó este
martes que apenas dispone aún de información sobre Atlante, y se limitó a
explicar que la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, está en contacto
con las autoridades italianas. Aunque el plan no ha sido discutido con
Vestager, según fuentes europeas.
El fondo, que obtendrá la luz
verde en los próximos días, será sostenido por las principales compañías
aseguradoras –de las que se espera una contribución cercana a los mil millones
de euros–, las fundaciones de las cajas –500 millones– y los bancos, con más de
3.000 millones (1.000 millones procedentes de Unicredito). Según la prensa
italiana, también participará la CDP (la caja italiana de depósitos y
préstamos, participada en un 80% por el Ministerio de Economía) y la SGA, una
caja análoga que se creó en 1997 para salvar el Banco de Nápoles y que en 15
años logró recuperar el 85% de los créditos morosos. Según el comunicado hecho
público el lunes por Quaestio Capital, “después de las reuniones mantenidas con
un gran número de inversores, instituciones, bancos, aseguradoras, fundaciones
bancarias y cajas de depósitos y préstamos, hemos alcanzado un importante
número de adhesiones para lanzar Atlante”.
Según el ministro de Economía,
Pier Carlo Padoan, Atlante “es una herramienta que podrá contribuir a completar
el proceso de fortalecimiento de los bancos italianos” y que cumple el primer
requisito exigido por Bruselas y prometido por Renzi, resolver los problemas de
los bancos sin recurrir al dinero público. Pero queda por ver si ese esquema
recibe el visto bueno de la Comisión Europea, que en enero ya autorizó un
esquema de garantías público-privadas para lidiar con el gran problema de
Italia: un volumen de créditos morosos de unos 350.000 millones, muchos de
ellos de empresas, combinado con una economía languideciente y dudas en los
mercados.
El nuevo fondo podría acudir a
las salidas a Bolsa de Popolare de Vicenza y Veneto Banca, para aliviar la
factura de la gran banca italiana en esas operaciones, en la carrera hacia la
consolidación que ha emprendido el sector bancario transalpino. Podría, además,
adquirir los tramos más inseguros en las titulizaciones de créditos morosos, lo
que supondría un balón de oxígeno para el sistema financiero, pero puede
suponer problemas por el flanco de las ayudas de Estado que escruta la Comisión
Europea. Tras Atlante resuenan ecos de un acuerdo institucional a varios
niveles: el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan; el gobernador del Banco de
Italia, Ignazio Visco; el regulador bursátil, y en general todo el sistema
financiero italiano, incluidas las grandes entidades –BBVA evitó entrar en la
Sareb en el caso español– parecen haberse conjurado para evitar males mayores.
En enero ya contaron con el visto bueno de la Comisión; queda por ver si esta
vez Bruselas tiene algo que decir ante una participación indirecta del sector
público que se eleva a un 20%.
(Nota de Carlos J. Bugallo: ¡Rescate bancario en Italia!)
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