Por Giovanni
Vegezzi
El
Economista.es, 18/04/2016.
Para compensar un fondo de rescate más pequeño de
lo necesario hace falta agilizar la recuperación de los créditos en mora. Tras
años de indecisión, el Gobierno italiano intenta dar una solución definitiva al
problema de la banca. Roma acaba de presentar un fondo de 6.000 millones
participado por las grandes entidades del país, por otros inversores
financieros (sobre todo seguros) y también por el banco postal CDP (aunque en
minoría, con una contribución de 300 millones).
El fondo denominado Atlante tendrá dos objetivos:
de un lado, participará a las ampliaciones de capital de los bancos en apuros;
del otro, comprará créditos dudosos, interviniendo en el más arriesgado tramo
junior que no está cubierto por las garantías públicas recién introducidas por
el tramo senior.
Faltan por definir los detalles, pero su eficacia
dependerá de cuánto Atlante podrá gastar: participando en las ampliaciones de
los dos bancos cooperativos que están a punto de salir a bolsa (Popolare di
Vicenza y Veneto Banca) el fondo utilizaría 2.500 millones, con 3.500 millones
para comprar créditos dudosos. La cifra parece una gota en el mar de los 360.000
millones de créditos dudosos que según los últimos datos del FMI lastran la
banca italiana, 200.000 de ellos incobrables.
Sin embargo, el ministro de Economia italiano,
Pier Carlo Padoan, ha asegurado que Atlante, comprando deuda en el tramo
junior, librará otros recursos, generando un "efecto apalancamiento de al
menos 50.000 millones".
Al mismo tiempo, el Gobierno estudia ayudar a los
bancos agilizando la recuperación de los créditos. "Ahora necesitamos una
intervención para reducir el tiempo que se precisa para recuperar un crédito.
Se puede aumentar la transparencia de los diferentes tribunales italianos, que
tiene tiempos muy diferentes", comentó Roberto Nicastro, consejero
delegado de la nueva entidad, que reúne los cuatro pequeños bancos regionales
rescatados a finales de 2015, durante el Forum banca y empresa, organizado la semana
pasada en Milán por el diario italiano Il Sole 24 Ore.
Nicastro, además, subrayó que "mientras en
países como Austria o Alemania un juicio se resuelve en 18 meses, en Italia
para recuperar un crédito necesitamos más de siete años".
La norma que el Gobierno estudia aprobar en
"tiempos muy breves", según ha anunciado el viceministro de Economía
Enrico Morando, debería abarcar todos los créditos, incluso las hipotecas.
"Los créditos dudosos son también consecuencia de una mala organización. Si,
como se ha anunciado, se permitirá cobrar rápidamente los activos en garantía,
el problema se resolverá. Se trata de una intervención fundamental. Necesitamos
tiempos europeos, de 18-24 meses. No tiene sentido esperar durante años una
sentencia en caso de impago de una hipoteca", ha explicado Giuseppe
Castagna, consejero delegado de BPM, el banco que acaba de anunciar su fusión
con Banco Popolare para crear la tercera entidad financiera de Italia.
"Tras la aprobación de la garantía pública
sobre la cesión de créditos dudosos y la creación del fondo Atlante, este paso
es determinante. Si se reduce el tiempo de recuperación de los créditos, se
aumenta la eficacia del fondo", añadió durante el Forum Alessandro Rivera,
directivo del Tesoro de Roma.
Los grandes
bancos, en riesgo
La solución elegida por Italia (un camino
obligado, ya que Roma ha decidido desentender durante años los problemas de la
banca y ahora la Comisión Europea ya no permite inyecciones de dinero público)
presenta alguna ventajas, entre otras, la creación de un inversor privado
italiano en un mercado protagonizado por los grandes fondos norteamericanos.
Sin embargo, esconde también muchos riesgos: la
agencia de rating Fitch avisó la semana pasada que los bancos grandes y
medianos "impulsados por el Gobierno a participar en el nuevo fondo de
rescate" podrían ver debilitada de su "solidez financiera".
"Los rating podrían verse afectados si hubiera nuevas peticiones por parte
del Gobierno para que estas entidades ofrezcan nuevo soporte extraordinario al
sector", explica la agencia de calificación en su documento dedicado al
fondo Atlante.
Los dos principales bancos del país, Intesa
Sanpaolo y Unicredit, participarán al fondo con 1.000 millones cada uno, pero
ya desembolsaron 900 millones cada uno a finales de 2015 para intervenir cuatro
bancos locales en quiebra. Junto a ellos, han asegurado su participación otras
entidades medianas como BPM, a pesar de su compromiso para fusionarse con el
aparentemente menos solido Banco Popolare.
El problema es que, con las cotizaciones de la
banca italiana que han perdido un tercio de su valor en lo que va de año, las
ampliaciones de capital de las entidades en crisis son una inversión bastante
arriesgada.
Por esto, los grandes grupos esperan una norma
sobre la recuperación de los créditos que agilice su venta, beneficiando los
bancos en apuros y aliviando el fardo de las entidades empujadas, a pesar suyo,
por el Gobierno a participar del fondo de rescate.
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