Por Pablo Pardo
El Mundo,
13/04/2016.
Seis años después del estallido de la crisis de Grecia, los
bancos de la Unión Europea no han resuelto sus problemas. En particular, los de
Italia y Grecia. Mantienen 900.000 millones de euros en créditos fallidos, no
tienen un modelo de negocio claro, y las nuevas regulaciones están recortando
su rentabilidad todavía más, justo en un momento en el que los márgenes se han
estrechado al máximo por los tipos de interés ultrabajos o incluso negativos y
en el que la actividad económica sigue sin arrancar con fuerza y, con ella, la
demanda de crédito.
Así lo afirma el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su
Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial, que se ha presentado hoy en
Washington y que ha dirigido el ex subgobernador del Banco de España, José
Viñals. La institución afirma que hay un "exceso de capacidad" de
bancos en Europa, justo cuando el Santander ha anunciado el cierre de 450
oficinas y BBVA ha declarado que, en el largo plazo, el 75% de su red de
oficina será cerrada. La consecuencia es que "en muchos países, la
consolidación y la reducción del tamaño (del sistema bancario) será
necesaria", según el FMI.
El informe del Fondo es crítico con Grecia e Italia e,
indirectamente, con bancos como el alemán Deutsche Bank, que sufrió un desplome
de su cotización el pasado invierno. Pero la institución también extiende sus
advertencias a los bancos de los mercados emergentes, que se han visto
afectados por el frenazo de esas economías. El Fondo cree que los riesgos sobre
el sector financiero mundial se han incrementado en los últimos seis meses por
la caída del precio de las materias primas-incluyendo el petróleo-, la
desaceleración de China y otros mercados emergentes, y la persistente debilidad
de Europa.
Justo ayer, la Reserva Federal y el FDIC (el equivalente
estadounidense del Fínodo de Garantía de Depósitos español) rechazaron los
planes de tres de los cuatro mayores bancos de EEUU por activos - JP Morgan,
Bank of America y Wells Fargo - para afrontar una quiebra.
Según los reguladores, los bancos no cumplen los requisitos
legales establecidos en 2010 acerca de cómo liquidar sus actividades sin
producir un efecto contagio que afecte a toda la economía. Los bancos de
inversión Morgan Stanley y Goldman Sachs solo lograron el aprobado de unos de
los dos reguladores, mientras que Citigroup pasó la prueba, aunque debe
modificar sus planes en los próximos 15 meses.
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