Por Eduardo Segovia
El Confidencial.com,
21.09.2016.
"¿No resulta extraño que, de un día para otro,
aparezcan unos agujeros enormes en Caixa Geral, Monte dei Paschi o Deutsche
Bank y que nadie sepa de dónde han salido?", se pregunta un experto del
sector financiero. "Estos problemas no aparecen de un lado para otro sino
que vienen de atrás, pero el sistema de supervisión del BCE no permite que se
conozcan hasta que es inevitable", sostiene, y añade que eso abona el
terreno para que, en el futuro, el sector dé nuevas sorpresas desagradables.
Según las fuentes del sector consultadas, el mayor problema
de la actuación del mecanismo único de supervisión que preside Danièle Nouy es
que no exige a las entidades cuantificar las pérdidas esperadas de sus activos
problemáticos, por lo que cuando se conocen, ya son muy elevadas. Además, las
inspecciones 'in situ' son bastante cortas -menos de dos semanas de duración- y
se limitan a comprobar que los bancos no van a incumplir los requisitos
individuales de capital que el supervisor impone anualmente a cada uno.
No es que la supervisión unificada del BCE sea más laxa que
la que llevaba a cabo el Banco de España hasta 2014, sino que pone el acento en
cosas distintas, según estas fuentes. Así, el supervisor nacional miraba con
detalle los activos problemáticos (crédito moroso, inmuebles adjudicados,
refinanciaciones...) y cuál era su nivel de provisiones en caso de tener que
darlos por perdidos. En cambio, al europeo le importa eso menos que los niveles
de capital y, además, tiene una gran confianza en la "gobernanza" de
los bancos, es decir, en que sean sus propios directivos y consejeros (sobre
todo los independientes) los que detecten los riesgos y les pongan remedio.
"La cuestión es que el capital tiene que salir del
mismo sitio que las provisiones, es decir, del beneficio. Si no lo destinas a
provisiones, tarde o temprano tendrás pérdidas que tendrás que cubrir con el
capital", explica otro técnico consultado. En cuanto al buen gobierno, otra
de las fuentes señala que "eso es un proceso muy lento, que tarda años en
dar frutos, y además, en España vamos especialmente retrasados en ese punto
como todo el mundo sabe".
El BCE y la banca se
defienden
Un portavoz del BCE ha explicado a El Confidencial que
"la supervisión bancaria del BCE involucra a los bancos que supervisa para
asegurarse de que los riesgos se gestionan apropiadamente. Adicionalmente, la
revisión anual y el proceso de evaluación requiere que los bancos pongan en
marcha medidas adecuadas de mitigación del riesgo, que incluyen mantener un
capital adicional si es necesario".
Algunas entidades españolas también matizan que "no se
nos puede exigir unas provisiones basadas en la pérdida esperada, porque eso no
será obligatorio hasta 2018", y mientras tanto se mantiene el sistema
actual de provisionar en función de las pérdidas realmente incurridas. El nuevo
sistema, que se recoge en la nueva circular contable del Banco de España,
empezará a probarse en octubre, pero no entrará plenamente en funcionamiento
hasta ese año.
El peligro de las
refinanciaciones
Con el sistema anterior, en España había que provisionar no
sólo las pérdidas incurridas (por ejemplo, los créditos que entran en mora al
estar impagados tres meses), sino también aquellas que, sin ser ciertas, eran
muy probables; lo que se denominaba morosidad subjetiva o provisiones
subestándar. El peligro de la situación actual es que, al no vigilar el BCE
estas provisiones a la espera del nuevo sistema, los bancos no cuenten con
suficientes y se produzca algún susto en el futuro. Esto es especialmente grave
en el caso de las refinanciaciones -la "patada adelante"- de empresas
inviables, que pueden no estar suficientemente cubiertas.
"Hablar de provisiones, de subestándar y de dudosos
subjetivos les suena a antediluviano a los supervisores del BCE, que son mucho
más modernos", sentencia el primer experto citado. "Pero si no se
presta atención a estas cosas, las pérdidas aparecerán de golpe y de forma
inesperada. Y España no puede permitirse tener que rescatar alguna entidad más,
porque eso cuestionaría todo el saneamiento de la banca". Otra fuente
apostilla que, si la nueva supervisión no ataja los problemas antes de que se
agranden, la UE corre el riesgo de que no sea suficiente el nuevo sistema de
rescate interno ('bail-in') de la banca por parte de accionistas, bonistas y
depositantes, sino que haya que volver a tirar del dinero público ('bail-out').
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