Invertia.com,
10/09/2016.
La política de tipos negativos del Banco Central Europeo
(BCE) va para largo y plantea un escenario muy complicado para los bancos del
Viejo Continente, que tienen muy difícil poder obtener rentabilidad de su negocio.
El escenario hace que algunos economistas comiencen a preguntarse si las
entidades no acabarán siguiendo los pasos de la banca nipona, que apenas ha
logrado levantar cabeza desde la profunda crisis inmobiliaria de los 90.
Los bancos nipones apenas han logrado recuperarse de una
crisis financiera que comenzó para ellos en la década de los 90 cuando estalló
una burbuja inmobiliaria que dejó unas pérdidas en créditos de 700.000 millones
de dólares. En Europa, con una morosidad que ha encendido todas las alarmas de
los reguladores, la política de tipos negativos del BCE, que sigue la estela de
la ya puesta en marcha por el Banco de Japón, los paralelismos son cada vez más
evidentes.
Uno de los primeros en alzar la voz ha sido el analista de
JP Morgan Kian Abouhossein: “El QE recorta las tasas de préstamos hasta
negativo y esperamos estas tasas negativas de crédito hasta el año 2021”,
señaló recientemente en declaraciones a laCNBC. Así las cosas, “los márgenes no
van a mejorar. El 60% de los ingresos viene del margen de intermediación, así
que el caso es que las ganancias no van a mejorar. El retorno de capital es muy
bajo”, sentenció.
Los bancos europeos se parecen cada vez más a sus homólogos
japoneses y menos a los de Wall Street, consigna el analista de JP Morgan. “Es
de esperar que la valoración [de los bancos europeos y japoneses] converja en
un entorno de QE en curso y tipos negativos”.
A pesar de las advertencias de los expertos y los lamentos
de los propios banqueros por el actual escenario, el BCE no sólo no ha dado
señales de que vaya a cambiar su política, sino que se ha reafirmado en que es
la correcta y que podría ir a más.
El presidente de la institución Mario Draghi, reconoció el
pasado jueves en su comparecencia ante los medios tras la reunión del Consejo
de Gobierno que es consciente de que el actual escenario supone un “desafío”
para la banca, pero al mismo tiempo avisó de que “no debe utilizarse como
justificación de todo lo que va mal para los bancos a día de hoy”.
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