Por Rafael Esparza
Hispanidad,
16/03/2017.
En lo de las cláusulas suelo corre el tiempo para todos,
está claro, pero no al mismo ritmo, está claro también. El Gobierno lanzó su
proclama, en forma de decreto, con las soluciones extrajudiciales, pero la
fórmula se está quedando en un bluf, por la tozuda realidad de los hechos. El
caso a caso, el argumento en el que han insistido los bancos se está imponiendo
al todos a una, que es lo que parecía en la mente del arquitecto de la cosa, el
ministro Luis de Guindos (a la izquierda).
Suele pasar cuando está mucho dinero en juego, pero el
problema de fondo se ha ido aclarando con las propias sentencias del Supremo.
Dicho de otro modo, el Tribunal ha rechazado o aceptado recursos según doctrina
de la sentencia europea, que no universaliza las denuncias sino que concreta la
ilegalidad de las cláusulas en la falta de transparencia. Ya les informamos de
que el Supremo, con sus sentencias, ha dicho sí a la retroactividad y no a los
listillos.
La pregunta, ahora, afecta al futuro inmediato -el decreto
de Guindos trazo un periodo de tres meses para resolver las reclamaciones-,
pero da bastantes pistas al respecto la reacción del Poder Judicial. La
demostración más palmaria es que Carlos Lesmes (a la derecha), presidente del
Supremo y del CGPJ, haya pedido en el Congreso “un plan de urgencia” para
resolver el previsible atasco en los juzgados. Eso y temer una avalancha de
demandas en los tribunales -justo lo que se pretendía evitar por los acuerdos
extrajudiciales- es lo mismo.
Lesmes no habla por hablar, sino que traslada la misma
inquietud que ha visto en Tribunales Superiores de Justicia o en los jueces
decanos de las principales ciudades. Con todo ellos se ha reunido. Y por eso
plantea juzgados especializados en las cláusulas suelo en todas las provincias.
A partir de ahí, queda claro todo lo demás, tanto el
enfrentamiento de facto de los bancos con Guindos como el enfado del sector con
Goirigolzarri y Egea, presidentes de Bankia y BMN, las dos entidades, todavía
en manos del FROB, que optaron por devolver todo el dinero sin miramientos.
La irritación de la banca no es nueva, simplemente va a más.
Es la consecuencia de que hasta el Poder Judicial saque los colores a Guindos o
al ministro de Justicia, Rafael Catalá (en el centro). Por cierto, éste ya
avanzó -no le quedó otra- que confía en la especialización en los juzgados
provinciales para dar una respuesta “eficaz” a las demandas.
Y también se estarán tirando de los pelos los clientes,
potenciales demandantes, en los que había calado el mensaje de que los bancos
devolverán rápido lo más cobrado. Eso, dicho sin más precisiones, crea falsas
expectativas, cuando, en paralelo, los bancos hacían sus propios cálculos y
veían que no. Caixabank, por ejemplo, estimó que compensará a la mitad de los
hipotecados con cláusulas suelo.
Y ya le hemos contado también que lo que temen los bancos no
es perder dinero sino reputación. Pero eso es lo que ha provocado obsesión de
hurgar en el pasado.
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