Por Aritz Intxusta
Gara, 14/08/2017.
El actual esquema financiero público de Nafarroa, tras el
agujero negro de la desaparición de CAN, resulta un tanto caótico. El Gobierno
cuenta con sociedades públicas que utilizan sus fondos para revitalizar los
distintos sectores económicos, en muchas ocasiones adquiriendo participaciones
de esas empresas, y por supuesto también interviene directamente con
subvenciones y deducciones fiscales. De hecho, incluso juega a la bolsa con las
acciones que le quedan de Caixabank para revertir los beneficios en obra
social, si bien no puede hacerlo directamente y necesita usar una fundación
bancaria creada ad hoc como intermediaria.
Herramientas financieras hay muchas, lo que sigue faltando
es lo que era la CAN en su origen: un lugar donde se prestaba dinero a quienes
tenían pocos recursos para combatir la usura. Ese fue el gran fallo de la
licitación que hizo el vicepresidente Manu Ayerdi el año pasado y que motivó un
airado rechazo por parte de sus socios. Aquel estudio, mucho mejor dotado
económicamente (unos 50.000 euros), buscaba inspiración para reordenar las
actuales herramientas financieras para empresas dándoles forma de banca pública
para ellas según modelos de otros países europeos, pero no planteaba un estudio
sobre la necesidad de una banca directa para personas.
Lo que se ha planteado esta semana es distinto, ya que se
centrará en consultar con varios de los principales agentes económicos
(públicos y privados) «con el fin de perfilar en qué ámbitos económicos y
espacios sociales de la sociedad navarra crearía valor una entidad financiera
de carácter público».
Será la empresa Bizilan la que sondeará qué necesidades
existen en el área de la financiación familiar preguntando al banco con más
cuota de mercado, que es Caixabank tras quedarse con la CAN, y a Caja Rural.
Pero también –y ahí reside la diferencia– a Eroski, a las entidades sociales y
a asociaciones de comerciantes, que son quienes de verdad saben si la población
llega a fin de mes o a qué tiene que renunciar para hacerlo.
También tendrán su voz dentro de este proceso los sindicatos
UGT, CCOO, ELA y LAB, aunque quizá lo más rompedor sea la participación de la
red de Banca Ética Fiare y Attac. A fin de cuentas, desde que se crearan las
cajas y montepíos hace más de un siglo, los modelos de banca alternativa han
evolucionado.
El estudio que se realizará próximamente supone un pasito
muy corto, pues el Gobierno apenas se gastará 15.000 euros en él. Y además
llega tardísimo si lo que se pretendía era levantar un nuevo banco público esta
legislatura. Pero al menos, no supone una renuncia de facto. Habrá que esperar
al resultado del estudio para ver cómo se debe articular un sistema financiero
para que la gente viva mejor. Probablemente harán falta otros trabajos para ver
qué posibilidades hay de echarlo a andar.
Mientras tanto, sí que se han producido importantes cambios
en esos otros instrumentos financieros de los que dispone Nafarroa. El más relevante
ha sido la renovación en la Fundación CAN, que deja de estar controlada por
Joaquín Giráldez, que provenía de la Facultad de Farmacia de la Universidad del
Opus. Justamente, eran las empresas de investigación cercanas a ese centro unas
de las que más fondos recibían a través de dicha Fundación. Ahora, esta entidad
está dirigida por Javier Miranda (ligado a la discapacidad), lo que apunta a un
giro en el destino de esos fondos hacia la obra social que realizaba CAN antes
de su decadencia.
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