sábado, 31 de marzo de 2018

Europa estudia dar al BCE la capacidad de financiar bancos en crisis para evitar otro caso Popular


Por Nicolás M. Sarriés
Expansión, 03/03/2018.

La crisis de Popular lleva a la UE a replantearse la Unión Bancaria. Dos informes independientes señalan las debilidades del modelo actual.

La caída de Banco Popular sigue coleando y su eco aún resuena entre las autoridades europeas. Para evitar un caso así en el futuro, la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo ha pedido su opinión a expertos independientes. Estos proponen, entre otras medidas, la creación de un mecanismo de liquidez «creíble» que permita al Banco Central Europeo (BCE) dar financiación a las entidades sometidas a resolución. Así consta en un informe firmado por Alexander Lehmann, investigador del think tank Bruegel, y remitido a los miembros de la comisión de la eurocámara.

Lehmann plantea que este mecanismo de liquidez extraordinario (backstop) podría financiarse con los recursos y la garantía del Fondo Único de Resolución europeo (SRF, por sus siglas en inglés, un organismo dependiente de la Junta Única de Resolución), incluyendo las derramas futuras de los bancos obligados a contribuir anualmente. «Este sería un modelo similar al usado por el Banco de Inglaterra, donde no existe una limitación de liquidez previa», explica este académico.

El informe propone también que se revise el acuerdo firmado entre el BCE y las distintas autoridades nacionales para la prestación de líneas de liquidez extraordinaria (ELA). El actual modelo presenta varios defectos, en opinión del autor, ya que hay un importante número de entidades financieras (como demostró el caso de Popular) para las que la herramienta de liquidez tal cual está diseñada ahora no resulta de utilidad en el caso de que se enfrenten a fuertes salidas de depósitos.

El trabajo de Lehmann pretende tomar nota de las lecciones aprendidas a raíz de la crisis de Popular, que condujo a la caída y resolución del sexto banco español debido (al menos así consta oficialmente) a una crisis de liquidez producto de una salida masiva de depósitos. Al margen del backstop extraordinario para el BCE, este investigador propone a los europarlamentarios otras dos medidas necesarias para evitar y abordar estas crisis en el futuro.

La medida más inmediata sería lograr una mayor coordinación entre la JUR y el BCE, las dos principales autoridades bancarias de la zona euro. «Esto mejoraría la consistencia y la rapidez en la adopción de soluciones de resolución, e idealmente tendría en cuenta los puntos de vista del BCE respecto a los riesgos sistémicos de liquidez y los potenciales contagios. La otra medida propuesta por Lehmann es lograr una armonización en todos los países de Europa de las herramientas de moratoria con las que las autoridades pueden imponer corralitos temporales a depósitos y otros pasivos en aquellas entidades en problemas.

El informe pide tener en cuenta las alarmas lanzadas desde el sector respecto a los posibles riesgos de una herramienta como las moratorias a los depósitos, así como la importancia de respetar los derechos de los acreedores. Sin embargo, para que no sean más problemáticos futuros casos de resolución de bancos transfronterizos o de entidades con importantes exposiciones en terceros países, el informe apuesta por crear un marco único que deje claras a los inversores unas reglas comunes de moratoria.

El SRF, ¿prestamista de última instancia?

Los miembros del comité económico del Parlamento Europeo también tienen en sus manos un segundo informe, en este caso firmado por Willem Pieter de Groen, investigador del think tank CEPS, en el que se analizan las debilidades de la actual unión bancaria para casos de crisis de liquidez y retiradas de depósitos masivas. En este informe también el precedente de Banco Popular supone un hito de extrema importancia a la hora de extraer conclusiones respecto al actual modelo institucional europeo.

De Groen, como también hiciera Lehmann en su informe, constata que las ratios regulatorias de cobertura de liquidez (LCR, por sus siglas en inglés) se han demostrado inútiles a la hora de evaluar la resistencia de un banco para sortear una crisis sostenida con fuertes retiradas de fondos. Son necesarios datos más granulares y frecuentes tanto de la liquidez como del capital de las entidades problemáticas. Como mostró el caso de Popular, el acceso de los bancos en problemas a las líneas extraordinarias se restringen (mediante la aplicación de haircuts), lo que acaba por hacer inservibles estas medidas precisamente cuando más se necesitan.

Por ello, el CEPS propone a los legisladores europeos que reformen la normativa del SFR para que este fondo pueda proveer a los bancos en resolución (o en peligro de estarlo) con liquidez extraordinaria una vez que nadie más acepta sus colaterales. Esto convierte al SRF, «de facto», en el prestamista de última instancia dentro de la unión bancaria europea. Como actualmente dispone de unos recursos relativamente escasos para lidiar con la crisis de los mayores bancos de la zona euro, desde este think tank apuestan por dotar al fondo a su vez de una facilidad de crédito proporcionada por el Mecanismo Europeo de Estabilidad, que tiene una capacidad total para financiar hasta 500.000 millones de euros si fuera necesario.

Un modelo como este ya existe en países como Estados Unidos, donde el Fondo de Garantía de Depósitos (que a su vez actúa como fondo de resolución) no solo dispone de sus propios recursos gracias a las aportaciones de las entidades supervisadas, sino que cuenta con la potencia de fuego del Tesoro en el caso de que fuera necesario.

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