Por José Antonio
Sorzano
Horta Noticias,
16/03/2018.
De verdad, después de oír la última intervención de Rajoy en
el Congreso de los Diputados, debatiendo el escabroso tema de las pensiones en
España, no sé si nuestro ilustre presidente del Gobierno se cree de verdad sus
cuentos, por otro lado, más propios de Don Benito Calleja, el inventor del
cuento, o bien, ha entrado en esa especie de barrena o bucle de aquel que sigue
creyendo que el pueblo español está compuesto por una manada de 46 millones de
gilipollas afectos y fieles creyentes a ese régimen que, desde hace años, se
dedica casi exclusivamente a la venta reiterada de su permanente pasquín pepero
que, por otro lado, ya no se creen ni los más devotos y sumisos a la gaviota
rampante.
Después de oír su sarta de incoherentes justificaciones
respecto al recorte de las pensiones de los casi 10 millones de puteados
pensionistas, me dieron ganas, no se aún, si de cortarme las venas en una
bañera de agua caliente, al mejor estilo de Petronio en la Roma de Nerón,
buscando una muerte dulce para no seguir oyendo a toda esta panda de vendehumos
irredentos al servicio de los poderes oligárquicos; o bien, lanzarle, eso
sí, un tomate bien blandito para no
causarle ningún daño físico, como signo de protesta ante tanta falta de respeto
y desprecio al género e inteligencia humana.
Se necesita cuanto menos mucho morro, para justificar la
subida de mierda del 0,25 % a las
pensiones de esos pensionistas que han estado dejándose el lomo trabajando toda
una vida, cuando paralelamente, sin despeinarse, le suelta a sus amigos de la
banca privada, más de 60.000 millones de euros para su rescate, so pretexto de
evitar la quiebra técnica de esas entidades. Agujero negro, originado
fundamentalmente, incluso, manda cojones,
por sus compañeros de fatigas de su propio partido, como esos monstruos
de las finanzas como son Rodrigo Rato, Miguel Blesa, José Luis Olivas y demás
fauna ibérica. Personajes, a los cuales si los dejan, hubieran sido capaces de
quebrar hasta las finanzas de todo el Estado español, por no decir de toda
Europa.
Eso por no entrar a valorar el reciente rescate de algunas
autopistas de “pago”, cuyas concesiones se realizaron en su día a algún
amiguete que otro, sin calcular los
riesgos futuros de tales concesiones.
Pero después, para terminarlo de arreglar, oigo a un PSOE
que lo único que se le ocurre genialmente, como si hubiera descubierto a estas
altura la rueda del carro, es el de tirar por la senda fácil con un impuesto
extra a todos esos mismos bancos privados, para hacer frente al agujero de las
pensiones. Todo eso sin tener en cuenta que si se le grava a estos trileros
bancarios con más impuestos, estos a su vez desde el privilegio de su actual
monopolio financiero, se limitaran tranquilamente a cargarle el total del
importe de dicho impuesto a los sufridos
impositores y ahorradores a través de más comisiones de servicios bancarios.
Todo eso, en esa especie de siniestro boomerang o pescadilla
que se muerde la cola de quienes nos tienen cogidos del paquete genital. Pues
de darse el caso, yo me pregunto a dónde coño podríamos llevarnos nuestro
dinero que no fuera al mismo círculo de las mismas entidades bancarias
monopolísticas de estos golfos engominados y encorbatados. Siendo así, yo creo que
la respuesta sería muy fácil de despejar: una Banca Pública, controlada
directamente por el Estado, sin puertas giratorias. Así de fácil.
Y yo vuelvo a
preguntarme igualmente si no sería mucho más fácil desde el poder y el
BOE en la mano, si en vez de
condonar o PERDONAR la deuda de los
60.000 millones euros a la banca privada, como se está pretendiendo ahora,
sería el OBLIGARLES, sí o sí, a devolver hasta el último euro a las arcas del
Estado. Poniendo a trabajar a destajo a su vez, a los servicios de inspección
del Banco de España, al igual que a la inspección de la Agencia Tributaria,
para así intentar recuperar hasta el último euro de los 90.000 millones anuales
de defraudación fiscal, comisionada por toda esta oligarquía financiera.
Yo creo que de esta manera, a medio plazo tendríamos así
resuelto el problema de nuestros pensionistas. Simplemente, neutralizando los
libres movimientos de toda esta pandilla de chorizos, maleantes y
sinvergüenzas, eso sí, investidos con los ternos de la honorabilidad, la
gomina, el perfume y las buenas formas.
Antes me hacía mucha gracia dentro de los parámetros del
ácrata ya descreído de la clase política, cuando oía la cascada de chorradas
emitidas a modo de chascarrillo repetitivo, por todos aquellos ejemplares de
todos los partidos, que jamás han dado un palo al agua, pero eso sí, altamente
entrenados para seguir viviendo a costa de todos nosotros a través del
presupuesto del Estado, pero ahora,
sinceramente, esa gracia y sorna
relativa se me ha transformado en una mala leche de consecuencias
insospechadas, cuando le oigo al Sr. Rajoy,
sin que se le tuerza el gesto, alabar y subir a los cielos los planes de
pensiones de sus amiguitos los banqueros, como única solución de futuro para
hacerle frente a este grave problema; así como oír a ese otro ilustre “chupa
presupuesto” de casi 200.000 euros anuales, como es el actual gobernador del
Banco de España , Luis María Linde, cuando da la solución a través de la venta
del escaso patrimonio de los pensionistas como son sus humildes viviendas.
¡¡Sin palabras!!
Dicho lo cual, la solución de las pensiones, se mire como se
mire, según toda esta pléyade de “gaviotos”, naranjitos y demás amigos de los
de poderes facticos oligárquicos de la banca privada y el Ibex-35, por lo visto
pasa inexorablemente por seguir incrementándoles su volumen de negocio con
nuestro propio dinero, quitándonos a su
vez, cada día que pasa, más de nuestros derechos adquiridos a lo largo de toda
nuestra vida.
¡¡Coño!! Después se quejan de lo contentos que se están
poniendo, cada día más, tanto el señor de la “coleta”, como el anaranjado
guapín del chascarrillo y la Yenca, viendo como suben en las encuestas sin
haber pegado políticamente ni un solo sello en el sobre, subiendo simplemente a
costa de las burradas y despropósitos comisionados por los partidos tradicionales.
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