Por Ángel Lozano
Heras
Infolibre.es,
26/10/2018.
Evidentemente este axioma es lo mismo que decir que la banca
siempre gana. Y ahí está el Tribunal Supremo que juega a la yenka (delante;
detrás; un, dos, tres…) pontificando con grandes dudas sobre quién debe abonar
los impuestos de las hipotecas. Hace pocos días dictaminó que son las entidades
financieras, y no los consumidores, las que están obligadas a hacer frente al
Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD) en las escrituras ante
notario de los préstamos con garantía hipotecaria que conceden. Un día después
se desdicen, alarmados por las posibles repercusiones económicas, muy negativas
para la Banca. Y volvemos al criterio anterior que el Supremo dictó sobre las
cláusulas hipotecarias en 2015.
Además de este varapalo, la Bolsa les castiga severamente
por este nuevo golpe judicial: cayeron sus cotizaciones por valor de más de
5.000 millones de euros. Asustados también en el IBEX35 –y otros poderes
financieros–, con las medidas socioeconómicas del boceto presupuestario de
Pésanchez y P. Iglesias, se han lanzado a abortar unos, torpedear otros,
cogiendo monumental berrinche la oposición, contra ese avance de los PGE.
Qué creían –esos que se pelean por el voto xenófobo– que
sería un futuro Gobierno de coalición de Izquierdas (bueno, socialdemócratas y
una izquierda nada extremista ni radical)...
Pero cuidadito, que al final la balanza judicial se
inclinará –como siempre desgraciadamente– para que ellos (los bancos) se
escaqueen. No devolverán un solo euro. Varios directores de entidades bancarias
consultados han asegurado que “cumplirán, si es así definitivamente, con la
nueva jurisprudencia del Supremo”. Pero si ellos asumen ese coste, afirman
categóricamente, “habrá que prestar más caro el dinero a los clientes, en forma
de créditos más altos y otros porcentajes a su favor”, como cuando se habló de
cargar a los bancos con más impuestos.
Mucho nos tememos que cuando a los bancos les va mal la
“cosa pecuniaria”, hay que rescatarlos millonariamente con dinero público
–arruinando al país y a sus gentes–, o empiezan con celeridad y alevosía a
cobrarnos comisiones. Y ya lo están haciendo, embolsándose a cuenta nuestra
pequeños recargos bancarios y cambiando las condiciones de ahorro del año
pasado, que ya eran peores que las de hace dos o tres años.
O como nos dijo una subdirectora de sucursal bancaria “si no
le interesa las nuevas condiciones de nuestra cuenta contrato, tenemos la tasa
0: ni le cobramos nada ni le abonamos beneficios”. Qué risa y qué idea más
peregrina y rancia, de marketing para incentivar y captar clientes. Para qué
quiero el dinero en el banco si no me da nada y encima me comen a comisiones
¡Vaya estrategia de chichinabo!
Ya saben, la banca nunca pierde. Hagan juego señores y lo
verán en sus propios bolsillos y libretas de ahorro.
Al Supremo se le había escapado hace días una sentencia
millonaria contra los bancos españoles, así que en 24 horas han tenido que
rectificar a toda prisa. Es para desternillarse cuando nos cuentan lo de la
independencia judicial y la no presión de los poderes financieros.
El presidente de la
Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, L.M. Diez-Picazo, ha
decidido aplazar hasta el Pleno de la Sala, el fallo que obligaba a la banca a
abonar las tasas hipotecarias. Es indignante que este magistrado del Supremo,
presidente del Contencioso-Administrativo, apele a “la repercusión económico y
social” solo cuando los afectados son los bancos. Y cuando eran los
desahuciados, nanay de la china, ¡qué cosas! Vamos, que el poder financiero ha
movido ficha y la “justicia” obedece. Qué evidente.
Para recular, el presidente de lo
Contencioso-Administrativo, ha empleado argumentos nada jurídicos ni de Derecho
Tributario, sino extralegales, socio-económicos, que no les tocaba a ellos
pronunciarse, sino a los poderes públicos (Gobierno y Parlamento). Se ha pasado
tres pueblos este presidente LM Diez-Ayuso, replegándose, o no atendiendo a la
doctrina de Derecho. El Supremo desconcierta a la banca, a los usuarios, a los
notarios y al sector inmobiliario, en plena guerra de hipotecas y crea una
confusión demasiado “interesada”.
¡Una rectificación sobre la jurisprudencia ya modificada en
un día! ¿Independencia judicial? ¿Qué ha podido pasar entre las togas
judiciales y los billetes de la banca?
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