Por P. M. Simón / N. Salobral
Cinco Días, 11/08/2014.
Oliver Wyman considera que la
banca global tiene alrededor de un billón de dólares (unos 750.000 millones de
euros) en activos dedicados a áreas improductivas. Apunta al ‘trading’ en renta
fija, al crédito a corto plazo para empresas y a las estructuras para productos
no cotizados (OTC).
La consultora que está
coordinando el examen de la banca europea para el Banco Central Europeo (BCE),
Oliver Wyman, considera que queda mucho por hacer en el sector; no solo en el
europeo, sino en general. En un informe sobre banca de inversión elaborado
junto con Morgan Stanley, advierte que las grandes entidades financieras tienen
alrededor del 8% de sus activos, equivalentes a en torno a un billón de dólares
(unos 750.000 millones de euros), dedicados a “negocios pobremente dirigidos y
que deberían ser reubicados”.
La banca de todo el planeta ha
reducido su capacidad en un 20% en los últimos cinco años. Ni que decir tiene
que el desapalancamiento ha sido muy duro para el sistema financiero,
especialmente el nacional. En España, el crédito ha caído desde de los 1,9
billones de euros correspondientes a los máximos de entre 2007 y 2008, hasta
los 1,4 billones del pasado mayo, según las últimas estadísticas del Banco de
España.
La tercera edición de los
acuerdos de Basilea para regular el sistema financiero de todo el planeta,
conocidos como Basilea III, ha tenido mucho que ver en el proceso de reducción
de créditos y aumento de los fondos propios. Aunque las nuevas normas no serán
completamente aplicables hasta enero de 2019, el mercado ya exige una ratio de
capital del 10%, como si la legislación estuviera vigente al 100%.
La ratio de solvencia del sector
ha subido no solo por el aumento de los fondos propios –a través de
ampliaciones de capital, como las ejecutadas el año pasado por Popular,
Sabadell y en junio por Liberbank–, sino por la reducción del denominador con
el que se halla el indicador. Es decir, los activos ponderados por riesgo, en
los que los préstamos son cruciales.
La depuración está hecha en
parte, pero de acuerdo a Oliver Wyman todavía queda mucho por delante. Las
áreas de compraventa en renta fija –por ejemplo, la adquisición de deuda
soberana para potenciar los ingresos–, de crédito a corto plazo para empresas y
las estructuras para activos no cotizados en mercados regulados (OTC o banca en
la sombra) están sobredimensionadas, según el estudio. Los recursos sobrantes
deben destinarse a potenciar el negocio de emisiones – 18 compañías españolas
han debutado en el mercado de deuda en el último año y medio con la venta de
más de 9.000 millones de euros– y a dar crédito a medianas y pequeñas empresas.
El crédito indiscriminado a las
grandes empresas dejará de tener sentido. “Hasta ahora se les ofrecían
préstamos a precios atractivos, a cambio de proporcionarles otros servicios.
Esto está dejando de tener sentido;hay que ser más selectivo”, explica un directivo
del sector financiero. Esto está provocando, y continuará haciéndolo en el
futuro, la salida de áreas en las que las entidades no son especialistas.
Tendrán que replegarse de los países no estratégicos, como está haciendo
Barclays con España. Los grandes bancos globales tienen menos sentido ahora que
emergen especialistas locales. La buena noticia para Santander y BBVA es que en
Latinoamérica tienen el terreno abonado para seguir creciendo. Eso sí, al mismo
tiempo deberán ir retirándose de áreas geográficas en las que no disponen de la
ventaja de conocer el mercado en profundidad. De hecho, una vez pasado lo más
duro de la crisis, los dos grandes bancos españoles han vuelto a poner el foco
en España, prioridad para el crecimiento futuro. Prueba de ello es la reciente
adjudicación de Catalunya Banc a BBVA.
La colaboración con fondos que
ofrecen financiación directa –como Toro Finance, Tatonic o Apollo, entre otros
que operan en España– es otra fórmula que deben explorar las entidades;estas no
aportarían efectivo, sino su capacidad de análisis. El premio para los bancos
que sepan reorganizar sus negocios será de entre uno y tres puntos porcentuales
de ROE (rentabilidad respecto a los fondos propios) entre los próximos 12 y 24
meses, augura Oliver Wyman.
El desafío de la
rentabilidad
La mejora de la rentabilidad de
su negocio es el gran desafío que tiene por delante la banca internacional. De
ahí la advertencia de Oliver Wyman en el sentido de que la banca debe centrarse
en los negocios que mejor conoce y sacar más brillo de los activos que ahora ya
son rentables, prescindiendo de los improductivos.
Pero el sector también es
consciente de que las rentabilidades previas al estallido de la crisis ya no
volverán, en gran medida a causa de unos mayores requerimientos regulatorios
con los que evitar que las entidades financieras vuelvan a caer en la
tentación, y el error, de no vigilar sus riesgos. De hecho, la banca mundial
aún tiene pendiente la aplicación de la nueva normativa Basilea III, que debe
estar plenamente operativa en 2019 y es más exigente que la anterior.
La banca española, antaño una de
las más rentables de Europa, asume ya que los tiempos de ROE (rentabilidad
sobre recursos propios) de dos dígitos no volverán. Ni siquiera una vez
encajado el gran esfuerzo en provisiones. A marzo pasado el ROE consolidado de
los bancos españoles era del 5,38%, frente al 7,80% de hace un año.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario