Por José Francisco Bellod Redondo
Público.es, 14/08/2014.
Rajoy afirma que la recuperación
económica ya ha comenzado. Sustenta tal afirmación en los datos recientes del
PIB y la EPA. Dado que el año próximo hay elecciones autonómicas y municipales,
al Gobierno le conviene insistir en la idea de una mejoría económica para
mejorar sus expectativas de voto. Sin embargo, los datos disponibles no justifican
tanto optimismo.
En primer lugar debe tenerse en
cuenta que los datos del PIB trimestral son “estimaciones” y además
“provisionales”. Al contrario que el PIB anual, el PIB trimestral no se calcula
por procedimientos contables, sino econométricos (estadísticos), por lo cual
siempre están sujetos a cierto margen de error derivado de la calidad de los
datos y del modelo econométrico utilizado. Tendremos que esperar hasta el 28 de
agosto para que el último dato ofrecido (+1,2% interanual) sea confirmado (o
no) por el INE.
En segundo lugar, aunque el dato
llegase a confirmarse no implica necesariamente que la recuperación se haya
iniciado, ni siquiera que esté cerca. A título de ejemplo tenemos lo ocurrido
en el año 2011. En el primer trimestre el PIB crecía a una tasa del 0,6%,
encadenando tres trimestres consecutivos de crecimiento positivo: todo parecía
indicar que España había dejado atrás la recesión. Sin embargo, ello no impidió
que en el segundo trimestre de ese mismo año se iniciase una nueva desaceleración
que condujo a una contracción del -2,1% en el primer trimestre de 2012 (véase
Gráfico 1).
Gráfico 1
De hecho, existen otros datos que
ponen en tela de juicio el alcance de esta presunta recuperación,
particularmente en lo que se refiere a la evolución del crédito y del sector
exterior.
No es posible un crecimiento
sostenido sin una evolución dinámica del crédito que permita expandir la
demanda interna, particularmente en lo referente a la adquisición de vivienda y
bienes duraderos por parte de los hogares. Y sin esa demanda las empresas no
tienen razón para invertir en la reposición y ampliación de bienes de equipo.
El crédito a familias y empresas
lleva decreciendo en términos reales (descontada la inflación) 40 meses
consecutivos: los bancos se limitan a cobrar lo que se les adeuda y no prestar,
a pesar de los ingentes recursos a coste 0% que les ha inyectado el BCE.
Actualmente (véase Gráfico 2) el crédito decrece a una tasa real del
-4,8% y no hay razón alguna para pensar que el ambiente financiero pueda
cambiar a mejor. De hecho, la tasa de morosidad se encuentra en niveles
históricamente récord (13,4%, Gráfico 3). Y he aquí la pescadilla que se
muerde la cola: no habrá incremento del crédito si no se reduce a
morosidad, pero ésta ni puede reducirse sin un incremento del crédito que
reactive la economía y genere empleo y renta para las familias. Está claro que
la banca privada no va a romper ese círculo vicioso: a pesar de la ingente
cantidad de recursos públicos que se le han inyectado, y a pesar de los
privilegios que se le ha otorgado al sector (condonación total o parcial de
participaciones preferentes, subvención a la concentración de entidades, etc.),
la banca privada está instalada en una estrategia de esperar y ver que
lastra la recuperación económica.
Gráfico 2
Gráfico 3
En cuanto al comportamiento del
sector exterior, tampoco está insuflando mucho dinamismo a nuestra economía.
Tradicionalmente las exportaciones han sido la vía por la que nuestra economía
ha salido de la crisis. La mal llamada “devaluación interna” (es sólo una
devaluación salarial) teóricamente debería contribuir a aumentar nuestras
exportaciones, ya que mejora nuestra competitividad externa. De hecho, desde
marzo de 2010 los costes laborales unitarios crecen a tasas negativas: el
factor trabajo es cada vez más barato para la empresa, en una tendencia que,
gracias a la crisis a la conjunción de crisis y reforma laboral continuará en
los próximos trimestres (véase Gráfico 4).
Gráfico 4
Pero las posibilidades de
exportar no dependen exclusivamente de los precios de nuestros productos:
influye y mucho la situación económica de nuestros socios comerciales. Si las
economías de los principales destinos de nuestras exportaciones (Alemania,
Francia, Italia y Gran Bretaña) se debilitan, reducirán sus importaciones
(nuestras exportaciones) y, como puede apreciarse en el Gráfico 5, las
exportaciones españolas están mostrando un comportamiento cada vez más débil.
Gráfico 5
En tercer lugar, los datos sobre
la evolución del mercado de trabajo muestran que la creación de empleo en el
segundo trimestre de este año (402.400 empleos) se caracteriza por su
precariedad: puestos de trabajo temporales, a tiempo parcial y muy concentrados
en el sector hostelero y comercial; empleos en definitiva de poco recorrido y
que aportan escasa productividad a la economía. El dato se explica en buena
medida por la tardía celebración de la Semana Santa, de modo que han coincidido
en el mismo trimestre dichas festividades y el comienzo de la campaña
veraniega. El 53,6% de los empleos asalariados creados son de duración
temporal, y un 28,3% a tiempo parcial. El empleo creado se concentra en la rama
de Hostelería (38%), Comercio (14,3%), Industria Alimentaria y de Bebidas
(4,5%) y Servicios de Mantenimiento de Edificios y Jardinería (4,4%),
actividades todas ellas de carácter estacional, con niveles salariales
reducidos. Se trata, en definitiva, de empleos que probablemente desaparecerán
con las vacaciones veraniegas y que en poco o nada alivian el dramático
problema de desempleo que sufrimos.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario