Redacción Médica, 23/02/2016.
Recortar el gasto público, a través de un mayor uso de
copagos en sanidad entre otros mecanismos, permitiría a España reducir su
déficit, o al menos así lo cree un reciente informe impulsado por BBVA, la
Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y la Universidad de
Valencia.
Bajo el título ‘Notas para una política fiscal en la salida
de la crisis’, el documento apuesta, en concreto, por subir el Impuesto sobre
el Valor Añadido (IVA) en algunos productos, ensanchar la base imponible del
Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el de Sociedades, así
como recortar el gasto público –donde se incluye sanidad- casi un 3 por ciento
adicional.
“Las partidas presupuestarias han crecido por motivos
variados sin que éstas redunden necesariamente en mejores servicios o
prestaciones para el grueso de la población”, indica la banca en el informe. Y
para demostrarlo, adjunta una gráfica donde se evidencia la evolución del gasto
corriente por usuario en sanidad y educación del conjunto de Administraciones
Públicas. En sanidad, este gasto ha experimentado un fuerte incremento de 34
puntos entre 2003 a 2009, para luego caer 18 puntos en 2013, fecha hasta data
este informe.
“Con estas previsiones –continúa el proyecto de la
banca-existe un margen apreciable para recortar ciertas partidas de gasto” si
se quiere mantener el nivel actual de ingresos tributarios de los españoles.
“Esta conclusión se refuerza, además, cuando miramos hacia adelante y tenemos
en cuenta la considerable presión al alza sobre el gasto público en sanidad,
dependencia y pensiones, que cabe esperar durante las próximas décadas como
resultado del rápido envejecimiento de nuestra población y el previsible
aumento de la renta per cápita”, índice.
Según los autores de este estudio, estas ‘recetas’
permitirían al país tener una subida de la recaudación por Sociedades
equivalente al 0,93 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), así como una
mejora de los ingresos ligados a la fiscalidad sobre la vivienda equivalente al
0,35 por ciento. Si a todo ello se suma un recorte del gasto público del 2,97
por ciento del PIB, España podría restar 4,24 puntos porcentuales al déficit
público.
Para conseguirlo, la banca explica que solo bastaría con
dedicar la mitad del margen fiscal conseguido por esta vía para alcanzar una
situación de superávit estructural que permitiese reducir la deuda pública de
forma paulatina pero sostenida, hasta situarla por debajo del 60 por ciento del
PIB. La otra mitad de la ganancia podría decirse tanto a hacer frente al
incremento del gasto público (para pensiones, sanidad pública y otras políticas
sociales), como para conseguir una estructura fiscal más eficiente y la
disminución de algunos tipos impositivos en España.
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