Por Marta Garijo
El diario.es,
27/11/2016.
Ocho años después de contratar su hipoteca, la cantidad que
Juan debe al banco es casi 20.000 euros superior al capital por el que firmó.
Eso a pesar de haber ido pagando sus cuotas mensuales. Su préstamo es uno de
los 70.000 que la asociación de usuarios financieros Asufin calcula que
están dentro de la categoría de hipoteca
multidivisa. Un tipo de préstamo para comprar vivienda que tuvo su auge entre
los años 2007 y 2008 y que referenciaba el préstamo a la evolución de las
divisas, sobre todo, en yenes y francos suizos. Así, si el euro se depreciaba
ante esa divisa indexada, el capital que se debía al banco aumentaba.
Un producto, que al igual que ha ocurrido con las
preferentes, con los swaps o con las cláusulas suelo, los consumidores
denuncian que no se ofreció suficiente información sobre los riesgos que
entrañaban. Las entidades promocionaron este tipo de hipotecas aduciendo que las
letras que se pagaban con ellas eran más bajas que las referenciadas al Euríbor
–hay que recordar que este indicador, que ahora se encuentra en negativo, en el
año 2008 llegó a superar el 5%– y el precio de la vivienda estaba disparado.
Ana es otra de las afectadas por estas hipotecas, que se ha
decidido por demandar al banco. "Me hablaron de este producto en la
oficina del banco, incluso el director me dijo que él tenía una en francos
suizos", explica y señala que parece que hay una "condena
social" por coger un producto que era más beneficioso, que se iba a pagar
menos, pero señala que lo que haces en ese momento es "dejarte aconsejar
por el que sabe". "Era un préstamo para mi vivienda habitual, no era
para especular con la vivienda", apunta.
"Las entidades financieras incumplieron el deber de no
callar, esto es, avisar a los clientes que el riesgo de las multidivisas es que
en funcion de la evolucion de tipos de interes y cambios de divisa, con el
tiempo o no reducir deuda , o deber mas, como así ha ocurrido al cabo de diez
años, los afectados deben un 25% más que hace diez años", cuenta Juan
Ignacio Navas Cusí, letrado director socio de Navas & Cusi Abogados, que
llevan unas 200 reclamaciones de este tema.
Juan explica que “en ningún momento les avisaron de los
riesgos que existían, por ejemplo, si decidía cambiar la hipoteca a euros. “En
ese momento se consolidaba la deuda”, apunta este afectado, es decir, lo que se
debía pasaba a ser la cantidad de yenes convertidos a euros. Juan decidió hace
dos años dar este paso para, por lo menos, saber lo que tenía que pagar al mes.
En ese momento, el euro se había depreciado frente al yen, por lo que el
capital de la hipoteca aumentó frente a la cifra firmada.
La batalla legal
En los tribunales, las sentencias de los afectados de las
hipotecas multidivisas vivieron un punto de inflexión el 30 de junio de 2015.
En esa fecha, el Tribunal Supremo emitió su fallo en el que consideraba que los
riesgos de este producto "exceden a los propios de los préstamos
hipotecarios a interés variable solicitados en euros". El fallo consideró
que la hipoteca multidivisa es un "instrumento financiero" y que es
necesario informar de los riesgos que conlleva. En este caso, el alto tribunal
decidió rechazar el recurso de los demandantes, que pedían la nulidad parcial
del préstamo, porque considera que tenían conocimientos financieros (él es un
administrador de sociedades y abogado en derecho bancario y ella una ejecutiva
de empresas).
"La Sentencia del Supremo de 2015 tuvo una importancia
capital. Fue un antes y un después", señala Navas. "Desde ella se
están ganando las demandas judiciales que instan la nulidad de la opción
multidivisa de dichas hipotecas", añade. Una opinión que también comparte
Patricia Suárez de Asufin, aunque señala que todavía es una cantidad
"pequeña" la que está acudiendo a los tribunales. En el caso de su
asociación, la más activa en este terrno, han interpuesto 800 demandas y
esperan acabar el año con 1.000.
Contrario a lo que podría parecer, la sentencia del Supremo
no ha impulsado las negociaciones de los bancos, señala Suárez, que apunta que
entre los bancos que tienen más hipotecas de este tipo comercializadas se
encuentran Bankinter, Popular y
Barclays. "No veo por ahora los bancos dispuestos a negociar, la historia
demuestra que lo hacen cuando el reproche judicial es unanime y cuando han
abonado cientos de millones en costas en una política totalmente censurable y
nada ejemplar", señala Navas.
Fuentes del sector bancario señalan que "no hay un
problema general con las hipotecas multidivisas". Además, las mismas
fuentes señalan que "no son un producto de inversión" y que los
clientes tienen vías para reclamar al banco. Y apuntan a una sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de la UE, posterior a la del Supremo, relativa a un
préstamo de un ciudadano húngaro en francos suizos para comprar un vehículo. En
ella, el TSJUE apunta que se trata de un préstamo y no de un producto de
inversión por lo que no tiene que regularse por la directiva de productos
financieros (Mifid).
Desde Asufin disienten en considerar que la sentencia del
TSJUE sea aplicable al caso de las hipotecas multidivisas. "En este caso
se han dado francos suizos y te piden que te devuelvan francos suizos mientras
que en las hipotecas no te dan francos suizos", apunta Suárez.
Las reclamaciones
"La lentitud de la justicia y el miedo a enfrentarse a
un banco, hace que los consumidores se resistan a reclamar. De esta manera, al
banco le sale rentable faltar a sus obligaciones de información”, señala
Suárez, que estima en un 2% las personas que han decidido iniciar acciones
legales dentro de los afectados.
A pesar de esto, Ana se muestra cauta ante su paso por los
tribunales. "Ha habido muchas sentencias a favor, pero también otras en
contra", dice y explica que llega "regalados" 60.000 euros al
banco por haber contratado este tipo de hipotecas en vez de una en euros.
"En un día la hipoteca se nos encareció un 30%", dice al referirse a
cuando Suiza decidió volver al cambio real con euro (hasta entonces estaba
intervenido).
"Al final decidí demandar para sentir que estaba
haciendo algo", explica Ana, que asegura que se puso en contacto con su
entidad en repetidas ocasiones y presentó varias reclamaciones, aunque apunta
que solo dos veces recibió una respuesta "tipo" para estas.
"¿Qué va a pasar conmigo? No lo sé. Pero, por lo menos, veo el principio
del túnel", concluye.
**Los nombres de los testimonios recogidos en este artículo
son ficticios para evitar interferencias con sus procesos.
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