Por Jorge Zuloaga
Vozpópuli, 13/11/2016.
La relación de Donald Trump con la banca norteamericana ha
sido más que tormentosa en las últimas décadas. El magnate norteamericano
recién llegado a la Casa Blanca protagonizó una de las mayores quiebras a
comienzos de los años 90, cuando disparó la morosidad de la banca con sus
casinos de Atlantic City. El enfrentamiento ha ido a más durante la campaña
electoral, en la que Trump ha llegado a definir de entidad "corrupta"
a Goldman Sachs y comparó a JPMorgan y otras entidades con "asesinos que
se libran de condenas" por los acuerdos extrajudiciales por las hipotecas
subprime.
Pero todo ha cambiado esta semana. Donde dije digo... y
ahora valora a dos nombres ligados a Goldman y JPMorgan como sus secretarios
del Tesoro. Uno de los candidatos es el propio consejero delegado de JPMorgan,
Jamie Dimon, uno de los financieros más importantes del país, al que Trump
denominó como "el peor banquero de Estados Unidos". Según Reuters,
todo apunta a que Dimon rechazará el ofrecimiento del presidente de Estados
Unidos.
El otro nombre que más suena es un exalto ejecutivo de
Goldman, Steven Mnuchin, que ha trabajado codo con codo con Trump durante la
campaña electoral. Tras trabajar varios años en el banco de inversión creó su
propio fondo de capital riesgo, Dune Real Estate Partners.
No son los únicos guiños con los que Trump quiere enderezar
su relación con Wall Street. Durante la campaña ha prometido en reiteradas
ocasiones acabar con la ley Dodd-Frank, que pone límites a la gran banca de
inversión norteamericana para que no se vuelvan a repetir casos como el de
Lehman Brothers. "Tenemos que deshacernos de Dodd-Frank. Los bancos no
están prestando dinero a la gente que lo necesita... los reguladores están
dirigiendo los bancos", señaló Trump, en declaraciones recogidas por The
Wall Street Journal.
Entre las implicaciones que tendría derogar la ley
Dodd-Frank estaría que las entidades norteamericanas no tuvieran que separar la
banca de inversión y el negocio minorista. Esta ruptura se estableció para
evitar que las entidades financiaran inversiones arriesgadas con los depósitos
de clientes de la calle. Trump ha dado visiones contradictorias sobre este
punto durante la campaña.
Esta regulación también establece muchos más controles para
que el sector financiero norteamericano no vuelva a colocar productos de riesgo
como las hipotecas 'subprime' entre inversores.
En la banca europea se da por hecho que Trump va a dar mucho
más peso a Wall Street, con medidas para hacer de esta plaza mucho más
competitiva frente a la City londinense, como reconoció la presidenta de
Santander UK, Shriti Vadera, en unas jornadas celebradas por el banco en Madrid
esta semana.
Dardos
Atrás han quedado las declaraciones que hizo a comienzos de
año en Iowa: "Conozco Wall Street. Conozco a la gente de Wall Street... No
voy a dejar que Wall Street cometa el asesinato con impunidad. Wall Street nos
ha causado tremendos problemas".
Pero los dardos entre banca y Trump no solo han volado en
una dirección. Los roces llegaron hasta tal punto que Goldman Sachs prohibió a
sus empleados de primer nivel que donaran dinero para la campaña del magnate.
Otros ejemplos en la misma línea son las palabras de Paul
Singer, del fondo oportunista Elliott, que señaló hace algunos meses que la
elección de Trump como presidente sería "una garantía de una recesión
global". El multimillonario Warren Buffett también ha tenido sus más y sus
menos con Trump. Tras preguntar por su "falta de decencia" en verano,
el inversor norteamericano suavizó ayer su mensaje al señalar que la bolsa de
EEUU subirá aunque esté Trump, y que éste merece un respeto. Otra muestra más
de que, con su llegada a la Casa Blanca, la tormentosa relación del presidente
de EEUU y la banca puede ser mejor que nunca.
La conexión
Trump-Deutsche Bank
La victoria de Trump en Estados Unidos seguro que no fue mal
acogida por Deutsche Bank. La entidad alemana es uno de los mayores
prestamistas del magnate norteamericano. Cuando otras entidades cerraron el
grifo del crédito a Trump por sus ruinosas inversiones en casinos de Atlantic
City, el banco alemán optó por seguir financiándole. Según The Wall Street
Journal, las compañías de Trump han recibido créditos por valor de 2.500
millones de dólares de Deutsche Bank. Se da la circunstancia de que el futuro de
la entidad alemana depende de lo que decida Estados Unidos, que tiene sobre la
mesa una multa de hasta 14.000 millones de dólares.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario