Ibercampues.es, 04/04/2018.
Después de haber olvidado durante los últimos años la
protección de los consumidores y la supervisión de los abusos de las entidades
bancarias, el Banco de España dice haberse fijado como objetivo recuperar la
confianza del cliente bancario: “Uno de los retos de las entidades españolas es
la atención al cliente bancario y la recuperación de su confianza, socavada
como consecuencia de la reciente crisis financiera y por determinadas prácticas
bancarias”, advierte el organismo en su Memoria de Supervisión de 2017.
Para ello, según indica el organismo regulador, es necesario
potenciar la transparencia en las comunicaciones con los clientes y depurar las
prácticas de comercialización inadecuadas. En esta línea afirma estar
reforzando ahora sus actuaciones con la supervisión de la conducta de las
entidades. El Banco de España dice poner bajo lupa los abusos de las
identidades: la transparencia, la publicidad y los contratos hipotecarios.
Nunca es tarde si la dicha es buena, aunque la experiencia ponga en duda la
realidad práctica de esta declaración de intenciones.
Aunque el organismo dirigido por Luis María Linde reconoce
que muchas de estas actuaciones que “han derivado en la adopción de medidas
disciplinarias tuvieron su origen en los incumplimientos detectados a través de
reclamaciones de los usuarios”, lo cierto es que la actividad del BdE se ha
caracterizado por primar la solvencia de las entidades incluso cuando ello
comportase menoscabar los derechos de los usuarios como sucedio palmariamente
en el informe que el supervisor presentó al Senado en el año 2009.
En todo caso ADICAE insiste en la importancia de reclamar
los abusos de las entidades bancarias. La gran mayoría de las sentencias son
favorables al consumidor pero no todos los afectados se animan a denunciar,
víctimas de la estrategia de la banca de limitar al máximo la reclamación,
donde la estrategia del "1 por 1" y los déficits y renuencia del
sistema a regular una acción colectiva eficaz, tanto judicial como
extrajudicial. Según los datos aportados
más de un 98% de las 9.326 sentencias dictadas durante 2017, el año en que se
batieron récords de demandas y reclamaciones contra la banca, dieron la razón a los consumidores.
En este sentido, el Banco de España vuelve a actuar como “la
patronal bancaria” y ‘barre para casa’
advirtiendo de que la alta litigiosidad empieza a pasar factura a la
rentabilidad: “el aumento de los costes legales ha pasado a tener relevancia
entre los factores explicativos de la menor rentabilidad”. En otras
palabras, lo que preocupa no es el abuso
sistemático como el impacto en los balances.
Las actuaciones del Banco
de España
¿En qué se centran las inspecciones del Banco de
España? Sobre todo en cinco materias
clave: créditos hipotecarios, el cumplimiento de Código de Buenas Prácticas,
los créditos rápidos, la publicidad de las entidades y los Servicios de
Atención al Cliente. La revisión de estas prácticas ha conllevado 122 escritos
de requerimientos a las entidades y 234 recomendaciones. Sin embargo tan solo
han dado lugar a seis expedientes sancionadores, cinco por el crédito
hipotecario y uno por el CBP. "Mucho ruido y pocas nueces".
El supervisor asegura que uno de sus objetivos prioritarios
es garantizar la transparencia en la comercialización de los préstamos y
créditos hipotecarios. Para ello revisa, en teoría, la información
precontractual, el cálculo del interés TAE, la aplicación de las cláusulas o
las comisiones fijadas. El BdE examina toda la información en las distintas
fases: en la formalización, la liquidación y en su cancelación. Sin embargo no
parece que esta actuación corrija en modo alguno los abusos generalizados que
en esos campos se están produciendo.
En cuanto al cumplimiento del CBP aprobado en 2012, el
protocolo de medidas para evitar desahucios, reestructuración de la deuda o la
dación el pago, el Banco de España detecta su incumplimiento sistemático. Tanto
en la información dada al cliente como en la aplicación del mismo que pretende
proteger a los deudores hipotecarios sin recursos. Tampoco en este caso se
presenta medida alguna.
El organismo supervisor también advierte de lo peligroso de
los créditos ‘revolving’ o créditos rápidos. En primer lugar admite su
incapacidad, porque no tiene competencia, para valorar la posibilidad del
carácter abusivo de estos créditos. En segundo, sí que advierte que por las
condiciones financieras en que se otorgan, por los gastos e intereses que
acumulan, puede “abocar al deudor a una situación de sobreendeudamiento y,
finalmente, de exclusión financiera”.
Por último la memoria del BdE pide mayor implicación de los
Servicios de Atención al Cliente, que no “deben limitarse a la tramitación y
resolución de reclamaciones, sino que deben constituir una pieza esencial en el
entramado en los órganos de control con que la entidad ha de contar para
garantizar el control adecuado de los riesgos y el cumplimiento de las leyes”.
Es decir, buenas palabras pero ninguna actuación efectiva.
Ya solo queda una duda. ¿Es que cada vez pinta menos el Banco de España (como
dijo Manuel Pardos en su comparecencia en la Comisión de Investigación sobre la
crisis financiera del Congreso) o es que solo quiere intentar un lavado de cara
ante la opinión pública?
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