Diario El Confidencial, 4/3/2013.
Enfermos de alzhéimer, asistencia
a mayores, centros para drogodependientes; salas de exposiciones y bibliotecas;
protección al medioambiente, cooperación y becas. Todos están cerrados o
amenazados. La actual situación de Bankia ha supuesto un parón en la actividad
de la Obra Social de Caja Madrid, ahora Fundación.
En los últimos cinco años el
presupuesto se ha reducido 200 millones de euros. La Fundación ha pasado de
destinar 252 millones a obra social en 2007 (año récord), 124 en 2010, 99,9 en
2011 y tan solo 56 millones el año pasado. Y las perspectivas de futuro no son
buenas. “No es arriesgado afirmar que en los próximos años la entidad no
recibirá dividendos”, apunta Alberto Reyero, portavoz del Grupo
Parlamentario de UPyD en la Comisión de Asuntos Sociales. Y, sin dividendos, no
hay capital para la obra social.
“El presupuesto se verá
lógicamente mermado al no contar con los ingresos procedentes del negocio
financiero. Pero la Fundación tiene un remanente importante de años
anteriores”, admite Carlos Izquierdo, viceconsejero de Asuntos
Sociales de la Comunidad de Madrid. "No existe ninguna otra intención más
allá de la de seguir con nuestra labor social, pero no estamos en disposición
de disipar toda la incertidumbre que hay sobre nuestro futuro", apunta uno
de los trabajadores de la entidad. En la Consejería mantienen su compromiso de
colaboración con la institución a la que invitan a considerar “nuevas vías de
financiación o generar ingresos a través de la gestión de su patrimonio”.
Venta de patrimonio y recortes
a las ONGs
En este sentido, la obra social
ya ha modificado su modus operandi al reducir la partida de ayudas a
las ONGs. Estas organizaciones han tenido que ajustar su presupuesto a la
baja, lo que les ha obligado a priorizar las actuaciones y concentrar sus
objetivos para sobrevivir. Es el caso, por ejemplo, de la Asociación Española
de Esclerosis Múltiple de Albacete, una de las más de 2.000 ONGs a las que ha
financiado la fundación en los últimos años.
“Hemos tenido que reducir la
plantilla, bajar sueldos, aumentar las tasas de nuestras actividades para
sobrevivir. Nosotros hemos tenido capacidad de maniobra, y con ajustes y
reduciendo el número de pacientes, saldremos adelante. Pero otras muchas han
cerrado”, lamenta Francisco Delgado, su presidente. Otras muchas no
han tenido esta posibilidad.
La nueva vía de financiación de
la Fundación es la venta de su patrimonio. Aquí, su valor estrella es el Palacio
de la Música de Madrid. Las obras del edificio situado en plena Gran Vía se
paralizaron el pasado mayo a falta de la última fase (la recuperación del
interior de la sala) y tras una inversión de 4 millones de euros. A
partir de ese momento los rumores de venta se dispararon y Mango dio un paso al
frente en su interés de compra.
Según fuentes inmobiliarias, el
grupo textil está dispuesto a desembolsar 54 millones de euros. Con esta
compra la firma de Isak Andic cerraría una operación comparable a la de
2010, cuando compró a Sabadell un edificio en el número 36 del paseo de Gracia
en Barcelona para abrir un local emblemático.
La Caixa aguanta el tipo
“¡Menos mal que nos queda La
Caixa!”, exclamó el portavoz de UPyD en su comparecencia del pasado 19 de
febrero en la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea de Madrid. Las esperanzas
en la labor de la entidad catalana se sustentan en los 500 millones de
presupuesto que destinó a la labor social en 2012.
Este dato es, sin duda, un
empujón a la damnificada obra social de las cajas de ahorros, que depende en un
92% de las aportaciones de las entidades. El descenso de los últimos años
tiene, según los expertos consecuencias directas sobre los beneficiarios, ya
que 40 millones de personas, casi la mitad de los usuarios de toda
España, dejarán de recibir a partir de ahora algún tipo de servicio.
Además, según la revista
publicada por la Confederación Española de Cajas de Ahorros, Papeles de la
economía española, el recorte de la acción social afectará al conjunto de
la economía española en forma de descenso de la producción y del empleo
como consecuencia de la reducción de la demanda final de obra social. Se estima
la pérdida directa o indirecta de unos 16.000 puestos de trabajo y una pérdida
de flujo económico total de 1.400 millones de euros.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario