Por Cristina Vallejo
Finanzas.com, 19/03/2014.
Los protagonistas: filiales de
entidades españolas que financian a empresas, «hedge funds» que compran
préstamos fallidos y que también se encargan de sus operaciones de más riesgo,
además de empresas ligadas a bancos extranjeros.
Presentación de resultados de una
entidad financiera no cotizada. Su máximo ejecutivo informa de que su división
de asesoramiento corporativo va a crecer en «shadow banking»,
es decir, en «banca en la sombra» o, en otras palabras, se va a dedicar a
financiar a empresas a través de una filial que no es puramente un banco.
Argumenta que, en Estados Unidos, sólo el 20 por ciento de la financiación a
empresas corre a cargo de los bancos y prevé que en España se vaya caminando
poco a poco en esa dirección. El balance de los bancos va a perder protagonismo
a la hora de proporcionar financiación a la economía. Y la entidad no se quiere
perder la oportunidad de negocio.
A partir de esta primera pista,
nos ponemos manos a la obra: ¿Hay en España «banca en la sombra»?, ¿se
dan las condiciones para que ésta se desarrolle, dadas las mayores exigencias
de provisiones y capital que han de cumplir las entidades financieras?
De hecho, Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University,
radicada en el Reino Unido, e investigador de Funcas, comenta que siempre se ha
sugerido que una fuerte regulación es el mejor acicate para agudizar el ingenio
financiero. «Eso sí, no necesariamente el ingenio positivo», matiza. Pero
Joaquín Maudos, investigador del IVIE, comenta que, en realidad, lo que muy
bien puede hacer la entidad que nos puso sobreaviso de la existencia de banca en
la sombra en nuestro país es, no darles crédito como tal, sino comprar bonos y
pagarés que emitan las empresas, luego titulizarlos y venderlos a la matriz,
por ejemplo, para, de esta manera, lograr financiación. Sin duda alguna, de
esta manera la matriz, el banco, asume menos riesgo, gasta menos capital y
tiene que destinar menor porcentaje de sus beneficios a provisiones.
Ésta no es la única modalidad de
banca en la sombra existente en España. Roberto Tornabell Carrió, profesor de
ESADE, nos cuenta que, por ejemplo, en Barcelona, actúan bancos franceses.
Éstos no financian hipotecas, pero sí créditos al consumo. Los intereses que
cobran a los usuarios no son muy elevados, porque estas entidades cobran una
comisión a la tienda que vende el producto cuya compra es financiada. Pero no
sólo funcionan en Barcelona. El profesor Tornabell también ha detectado
que hay bancos de Madrid que han vendido paquetes de créditos morosos a hedge
funds y, a cambio, éstos, también se ocupan de las operaciones de financiación
con más riesgo. El riesgo de estos créditos se multiplica, puesto que
los hedge funds tienen poco capital y están muy endeudados. Muy poco cubiertos
deben estar estos préstamos. Entonces, si el deudor no puede pagar, las
consecuencias no sólo las sufriría el fondo, sino también quien ha financiado a
éste. De ahí el efecto multiplicador de los riesgos de la «banca en la sombra».
«Como no cuenta con un banco de último recurso que responda, puede producirse
un 'default' en los pagarés que haya emitido para financiarse», dice Tornabell.
Como resume Carlos Sánchez Mato, de ATTAC, un banco no regulado se puede llevar
por delante a otro que sí lo esté. De hecho, a estos riesgos se está asistiendo
ya en China.
La clave de la cobertura
Las entidades convencionales,
como explica Maudos, se quedan con los préstamos en balance y, ante la
posibilidad de un impago, tienen gran parte de él cubierto con las provisiones
específicas, que cubren la morosidad del activo en concreto, y, en el caso
español, con las genéricas, que constituyen un colchón adicional.
El de la «banca en la sombra» es
el mismo movimiento al realizado por las entidades americanas que trajo la
crisis, como señala Carbó, que, además, apunta como principal peligro
la transferencia de riesgos entre regiones y agentes sin que haya un valor
añadido aparejado a la transacción.
Tornabell comenta que la «banca
en la sombra», pese a no tener ficha bancaria, a no estar bajo la supervisión
del Banco de España y a los márgenes más elevados con los que trabaja (gracias
a las comisiones que pagan las tiendas), tiene menos morosidad. También menos
costes, porque su infraestructura es de apenas una oficina y unos pocos
comerciales.
Sánchez Mato sostiene, además,
que las operaciones por las cuales las entidades venden carteras de créditos
morosos a fondos de inversión contribuyen a engordar la banca en la sombra. Y
recuerda que también hay que contabilizar otras operaciones que los bancos
realizan fuera de balance, sobre todo los realizados con derivados.
En 2012 bajó
Veremos cómo evoluciona
la banca en la sombra y cómo la contabiliza el Financial Stability Board, que
elabora un informe anual al respecto. El último se publicó en noviembre de 2013
y corresponde al ejercicio 2012. España salía bastante bien en la foto.
Fue uno de los tres países, junto al Reino Unido e Italia, donde disminuyó la
operativa financiera no bancaria. De hecho, fue el país en el que más cayó (un
11 por ciento), lo que contrasta con China, donde aumentó un 42 por ciento.
Pero, según vemos en el gráfico adjunto, la operativa realizada por «otros
intermediarios financieros» supone casi el 20 por ciento del total. En Estados
Unidos es de prácticamente el doble, donde se han convertido en los principales
actores financieros. Lo mismo que ocurre en Holanda. En la zona euro la
financiación bancaria está perdiendo presencia a cambio de la que proporciona
el banco central y, también, por la «banca en la sombra». En China, pese a
todo, los bancos son los primeros financiadores, con un 75 por ciento.
¿Fue 2012 un punto de inflexión
en España? Dice Tornabell que en España se parte de niveles bajos porque la
banca siempre ha considerado que el crédito a familias tenía menos riesgo que
el que se da a empresas. Pero veíamos al principio que esta operativa puede
estar llegando al ámbito del préstamo a empresas. Tornabell comenta que sólo si la propuesta
del comisario europeo Michel Barnier sale adelante podremos estar
seguros de que se le pone coto.
Medidas para evitar la
quiebra de empresas
El 40 por ciento de la deuda
empresarial es de empresas muy vulnerables, es decir, de las que no tienen
suficiente con sus márgenes para pagarla. Lo recuerda Joaquín Maudos, del IVIE.
La banca tiene un problema con ello. Además del tejido productivo del país. El
Gobierno ha propiciado la conversión de deuda en acciones de las empresas que
atraviesan un bache pero que son viables. A Maudos le preocupa que después de la
refinanciación y de la conversión del crédito en acciones, es decir, después de
que la banca se convierta en accionista de la empresa, podrá liberar
provisiones ligadas a un préstamo que ya no es tal. Así, ¿cómo estará
cubierto el riesgo de no recuperar su inversión? Una participación
accionarial consume capital y la banca puede pedir una compensación por poner
su granito de arena en que se frene la destrucción de empresas. Carlos Sánchez
Mato, de ATTAC, va más allá y comenta que esta medida colabora con el
crecimiento de la banca en la sombra, porque busca sacar riesgo de los
balances. «Las entidades van a procurar la creación de vehículos para
conseguirlo», afirma.
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