Entrevista a Jorge Volpi por J.
Losa
Público.es, 27/03/2014.
Los artífices de la debacle
financiera que asoló medio mundo en 2008 y cuyas consecuencias todavía hoy
pagamos tienen nombre y apellido; Bernard Madoff, Jordan Belfort, Hal Francis,
Alberto Vilar... un grupo selecto de aviesos banqueros cuyos tejemanejes
financieros consiguieron resetear el ya de por sí maltrecho Estado del bienestar.
En Memorial del engaño (Alfaguara)
el escritor mexicano Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) se pone en la piel de
un ficticio J. Volpi, un "villano deleznable" capaz de narrar en
primera persona la gran estafa perpetrada por esa pléyade de usureros al por
mayor. Una novela en la que Volpi reflexiona sobre la historia económica del
siglo XX de la mano de sus principales protagonistas; de los firmantes de los
acuerdos de Bretton Woods a los "virtuosos" especuladores que
pusieron patas arriba el sistema, ardua labor para alguien que, como confiesa
el propio autor, "acostumbraba a tirar a la basura la sección financiera
cuando compraba el periódico los domingos", ahora, en cambio, es lo
primero que lee.
¿Dónde estaba Volpi
cuando estalló la burbuja financiera?
Me tocó vivirla, mejor dicho, me
tocó verla en Madrid. En México por primera vez en mucho tiempo esta crisis no
afectó, aunque yo he vivido cinco crisis económicas allí muy semejantes a esta.
No por predecible, deja
de llamar la atención el desdén con que el protagonista narra la gran estafa.
Yo quería que el narrador fuera
un villano, un tipo deleznable. Quería que al narrar todos los engaños de su
época lo hiciera también sin ninguna prevención moral, sin ningún sentimiento
de culpa para contar desde dentro cómo funcionaron todos los mecanismos que nos
llevaron a esta burbuja económica.
Pero al mismo tiempo es
un tipo acomplejado y frágil.
Es un villano que engañó a medio
mundo y que no tuvo reparos de engañar a su propia familia, pero también es
alguien que vive bajo el estigma de ser huérfano, obsesionado con la figura del
padre, obsesionado con una madre posesiva a la que quiso satisfacer tratando
sin suerte de cumplir su deseo de que fuera músico.
Da la impresión de que el
sector financiero no ha entonado su mea culpa en lo sucedido.
Así lo plantea el protagonista y
creo que es absolutamente cierto. De algún modo este libro es también un
alegato contra la justicia, ya que solamente los criminales financieros son los
que han pagado, los verdaderos responsables de que se creara este ambiente de
especulación de mercados desregulados que son los políticos, legisladores,
ejecutivos de las grandes empresas, banqueros, ninguno de ellos ha sido
responsabilizado de la catástrofe judicialmente, ninguno está preso, ninguno ha
pagado. Los causantes de la debacle financiera viven en el reino de la
impunidad.
Parece que en su día caló
en la opinión pública aquella máxima de que el capitalismo carece de ideología.
Yo creo que ese fue el gran
engaño de esta ideología triunfante; decir que todo era técnico, que así es
como funcionan las cosas y que no había por qué cuestionarlas. Lo que ha
sucedido es que ha terminado rebelándose como una ideología tan poderosa y tan
dura como el comunismo. Se trata de una ideología que imaginaba que el Estado
había que reducirlo al mínimo y que no había que regular los mercados salvo el
laboral impidiendo la libre circulación de las personas, todas estas son
medidas ideológicas que se rebelaron como tales ya en 2008.
La novela también refleja
cómo el neoliberalismo impregna hasta lo más íntimo.
Es que la ideología neoliberal ha
triunfado no sólo en lo económico. La idea moral de que uno debe perseguir
esencialmente su propio beneficio está presente en toda la sociedad y, en
cierta forma, la gran derrota de la izquierda es que al desacreditar su modelo
también se desacredita la idea de solidaridad, hermandad o altruismo, que
desaparecen del discurso político pero también desaparecen de las prácticas
íntimas.
¿Y qué piensas de las
tímidas medidas regulatorias que se han tomado desde que estalló la crisis?
Lo único que ha habido son
remiendos y parches a ese sistema neoliberal. La izquierda no ha sido capaz en
ningún momento de ofrecer un sistema alternativo, ya sea porque cuando
gobernaron realmente adoptaron la misma economía neoliberal, o porque cuando
estuvieron en la oposición lo único que hicieron fue corear las mismas
consignas que utilizaron en la época de la guerra fría. La izquierda debería
tomar una postura propositiva, no se ha encontrado desde la caída del muro de
Berlín.
¿No crees que la reacción
de los intelectuales ha sido algo tibia en los últimos años?
El papel de los intelectuales se
ha diluido. El peso que tenían en la sociedad se ha erosionado por mil razones
distintas, como por ejemplo por la voluntad misma de la clase política o por la
aparición de las redes sociales u otras formas de crear la agenda pública. Por
otro lado, ante el descredito generalizado de la clase política, ésta ha
querido a su vez desacreditar cualquier oposición a ella como si fuera siempre
culpa de vándalos o de radicales de izquierdas, provocando este ambiente de
confrontación social.
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