Por David Navarro
Levante, 11/03/2014.
Tras más de cinco años con el
grifo cerrado, las entidades financieras parecen haber recuperado el interés
por la concesión de créditos después de todo es su negocio natural pero, eso
sí, cobrándolos un precio que nada tiene que ver con las referencias oficiales
que marca el Banco Central Europeo (BCE), el mínimo histórico del euríbor o ni
siquiera con la evolución de la prima de riesgo, en teoría, el motivo por el
que la financiación se había encarecido tanto durante la crisis. Al contrario
de lo que ha ocurrido con todos estos indicadores, los préstamos que conceden
bancos y cajas no sólo no se han abaratado significativamente durante el último
año, sino que incluso han seguido subiendo en el caso de aquellas operaciones
dirigidas a particulares.
Así, según los datos oficiales
del Banco de España, el TAE medio de los nuevos créditos al consumo finalizó el
pasado año en el 9,52 %, 1,2 puntos más que en 2012; mientras que el tipo medio
de las hipotecas contratadas se elevó al 3,16 % frente al 2,93 % registrado
doce meses antes. En el caso de los préstamos para las empresas, la situación
solo fue ligeramente mejor a la del ejercicio anterior: las grandes compañías
lograron financiarse al 2,83 % frente al 3 % de 2012, mientras que las pymes
consiguieron sus préstamos al 5,18 %, también 17 centésimas menos que en el año
anterior pero, en cualquier caso, casi dos puntos más de lo pagan sus homólogas
alemanas, todo un golpe a su competitividad.
Demasiados impagados
«El problema ahora es la
morosidad, que aún no ha tocado techo aunque esté en cifras de récord (en
diciembre cerró en el 13,6 %). Las entidades suben los tipos para cubrirse las
espaldas y compensar los impagos que prevén para los próximos meses», asegura
Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de
València, investigador del Ivie y uno de los máximos expertos en el sistema
financiero español.
A ello hay que sumar que la
mayoría de los bancos nacionales «siguen teniendo un problema muy importante de
márgenes, demás de las pérdidas por la morosidad, también están sufriendo con
la caída del euribor, que reduce las ganancias que obtienen con las carteras
hipotecarias que arrastran de la época de bonanza, y en muchos casos los
beneficios que dan son artificiales, fruto de las operaciones con deuda pública
o de la venta de participadas, que son ingresos que tienes una vez y que ya no
vas a volver a tener», explica Maudos. Por este motivo, señala el experto, las
entidades están reduciendo a marchas forzadas la rentabilidad que ofrecen por
sus depósitos, ha pasado del 2,70 % al 1,89 % en los plazos inferiores a dos
años durante el último ejercicio„ al tiempo que aumentan sus honorarios a
través de las comisiones y los intereses de los créditos.
Estas explicaciones, sin embargo,
no suponen ningún consuelo ni para los empresarios ni para los consumidores,
que se ven obligados a pagar «precios fuera de toda lógica», en palabras del
delegado de Ausbanc en Alicante, Pedro Pérez. «Los bancos ya tienen
disponibilidad de dinero a un precio competitivo, ¿por qué no se lo trasladan a
los clientes? ¿Para qué nos ha servido rescatar a las cajas?», insiste el
también abogado.
«Los precios actuales no son
razonables. Puede que se esté empezando a notar que hay más crédito pero en
estas condiciones sólo sirve para estrangular a las empresas», se lamenta el
presidente de la patronalCoepa, Moisés Jiménez, quien apunta que en el caso de
las firmas que necesitan refinanciar su deuda la situación aún es mucho peor.
«Se está pidiendo un 10 % de interés o incluso más, eso no es soportable. No
son cifras nada competitivas y si las empresas de otros países tienen créditos
más baratos, eso supone que estamos perdiendo competitividad», insiste Jiménez,
quien recuerda que el precio oficial del dinero que marca el BCE es de apenas
un 0,25 %. Por si fuera poco, desde la patronal apuntan que el encarecimiento
de los préstamos a particulares sólo contribuirá a «hundir aún más el consumo
nacional». «Creemos que ha llegado el momento de que el Gobierno relaje las
exigencias a los bancos para que se centren en prestar dinero», señaló el
presidente de Coepa.
«Es un atropello más: baja el
petróleo pero la gasolina se encarece; el BCE baja los tipos a mínimos
históricos pero los créditos son más caros... Está claro que hay un problema de
competencia. La reestructuración del sector ha creado un oligopolio y lo vamos
a pagar», asegura, por su parte, el presidente de Cepyme Alicante, Cristóbal
Navarro, quien asegura que los datos del Banco de España se quedan cortos.
«Ninguna pyme que se financie por debajo del 7 %», defiende el empresario que
también cree que «el mercado no se está comportando de una forma racional».
Lógicamente, «esto repercute en los costes de producción de las empresas y
también supone un freno para la creación de nuevos negocios o el autoempleo». En
otras palabras, que el crédito sigue siendo un problema.
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