Por José Luis Marco
Capital Madrid, 16/08/2016.
La recuperación de los precios de la vivienda tedndrá que
esperar. A lo que decida la banca española, aún sufre una pesada digestión del
atracón de ladrillo que ha experimentado desde el estallido de la burbuja
inmobiliaria. Tan sólo los siete grandes bancos, que cotizan en el Ibex,
acumulan cerca de 69.000 millones de euros en sus balances por este motivo, una
cifra que se dispararía muy por encima de los 75.000 millones de euros entre
las entidades más significativas. Y se niegan a sdacarlos al mercado para no
hundir más los precios.
Ni las ventas a pérdidas de hace unos años ni el traspaso
de algunas entidades de sus activos tóxicos a la Sareb han sido suficientes
para borrar un lastre que pesa en resultados y en morosidad.
Los excesos cometidos por la mayoría de los bancos con
el sector inmobiliario aún tardarán en depurarse. Prueba de ello es que,
hasta el momento, los balances de las siete principales entidades acumulan
unos 68.734 millones de euros por activos adjudicados, una cifra que se
dispararía más allá de los 75.000 millones si se tiene en cuenta a los
bancos más representativos.
Ibercaja, Unicaja y Liberbank suman 3.630 millones de euros
en activos adjudicados, una cifra que se elevaría por encima de los
5.700 millones si no se tiene en cuenta el esquema de protección de activos
(EPA) del que goza la última entidad por la integración de CCM, la primera
caja de ahorros que quebró antes incluso del reconocimiento de la crisis
económica.
La situación actual puede ser menos dramática que años
atrás para la banca española, ya que se ha logrado reducir gran parte de los
activos improductivos que tuvieron que asumir con el pinchazo de la burbuja
inmobiliaria. Eso sí, ni las ventas a pérdidas, casi a derribo, de algunos
inmuebles ni los traspasos millonarios de las antiguas cajas a la Sareb
o banco malo han logrado solventar en su totalidad el problema.
Entre los bancos del Ibex, Sabadell se sitúa a la cabeza
por activos adjudicados, con 19.900 millones de euros, a pesar de haber
reducido en un 14,2% dicho saldo respecto al primer semestre de 2015 y el
incremento de ventas mediante Solvia, su filial inmobiliaria. La integración
de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) pesa aún mucho en los balances
del grupo presidido por José Oliu.
La actividad inmobiliaria del Santander soporta 16.000
millones de euros de activos, de los que 6.000 millones corresponden a
Metrovacesa. Como adjudicados, el grupo calcula 3.800 millones de euros,
el mismo nivel que tenían hace un año, a los que se suman 2.200 millones en
créditos. La morosidad de todos esos activos se sitúa en el 82%, muy por
encima del que tiene su unidad en España o el consolidado del grupo.
BBVA aún soporta unas pérdidas de 209 millones de euros
en su actividad inmobiliaria. El grupo de Francisco González (FG) aún acumula
11.400 millones de euros en activos adjudicados, un 13,1% menos que hace
un año, pero su morosidad ha repuntado hasta el 57,1%, cuando al cierre del
primer trimestre era tan sólo del 50,5%.
Cambio forzoso El lastre del ladrillo en los balances de
los bancos y en sus cuentas de resultados han forzado a cambios significativos
a algunos bancos. El Popular es un claro ejemplo de ello, con la separación
de su negocio principal y el inmobiliario que le provoca unas pérdidas
de más de 480 millones de euros.
El grupo presidido por Ángel Ron todavía acumula más de
11.000 millones de activos adjudicados en su balance y la creación del
área inmobiliaria no supone la creación de una banco malo, como precisó
el director financiero del Popular, Francisco Sancha, durante la presentación
de los resultados semestrales.
CaixaBank ha logrado reducir a poco más de 7.000 millones
de euros los activos adjudicados durante el primer semestre del año. La
entidad combina la venta de inmuebles con las destinadas al alquiler,
aunque su morosidad también se resiente por el lastre del ladrillo.
La situación menos compleja es la que vive Bankinter, con
tan sólo 554 millones de euros en activos adjudicados, casi la mitad de
ellos por viviendas residenciales, mientras que el suelo tiene un peso
del 27%. Su menor exposición al sector inmobiliario le ha permitido sortear
mejor que a otros competidores el estallido de la burbuja.
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