Por Juan Gómez Bada
El Confidencial,
21/08/2016.
A veces conviene repasar los dichos populares para darnos
cuenta de que en la última década han cambiado algunas creencias de los
inversores que parecían atemporales. La ausencia de inflación y el exceso de
oferta echaron por tierra el dicho la vivienda nunca baja. Últimamente pocos
siguen afirmando que la banca siempre gana a pesar de que la diferencia de
información sigue haciendo que las entidades se aprovechen de una posición
privilegiada frente a sus clientes y tengan las probabilidades de su lado.
La economía española se ha recuperado pero la cotización
bursátil de la banca está en niveles similares a 2012. Aquel año las entidades
españolas apenas podían acceder a financiación exterior, el desempleo superaba
el 25% y continuaba subiendo, el precio de la vivienda seguía en caída libre y
el PIB se contrajo un -2,6%. ¿Por qué al mejorar la economía no levantan cabeza
las entidades que la financian?
El motivo es que el sector financiero se enfrenta a una reconversión
similar a la que han sufrido otros sectores en el pasado. No ocurre solo en
España, sino en la mayoría de los países desarrollados. Para la banca se ha
generado una tormenta perfecta porque han coincidido en el tiempo cuatro
grandes cambios:
- Un incremento de la competencia. La mejora de las tecnologías de la información ha hecho surgir nuevos competidores que afectan a las principales líneas de negocio de los bancos. Sean las denominadas fintech u otras con aspecto más convencional, lo cierto es que están revolucionando los medios de pago, la concesión de crédito, la oferta de pasivo, la gestión de activos, la comercialización de seguros, etcétera.
- Mayores exigencias de solvencia. Para evitar que los bancos tengan que volver a ser rescatados por el contribuyente los reguladores han multiplicado los ratios de capital exigidos y han facilitado la absorción de pérdidas de gran parte de su deuda. La consecuencia es una caída abrupta de la rentabilidad del negocio bancario tradicional.
- Tipos cero. La mayor parte del beneficio de los bancos depende de la diferencia del tipo de los créditos y de los depósitos, por lo que el nivel absoluto de los tipos no debería afectarles desde un punto de vista teórico. Sin embargo la banca minorista conseguía gran parte del margen gracias al elevado volumen de financiación (saldos en cuentas y similares) que obtenía a tipo cero. Ahora ese pasivo, lejos de ser rentable se ha convertido en muchos casos en un coste difícilmente repercutible a los clientes. El incremento de la competencia y la aparición de nuevos modelos de negocios más eficientes dificultan aun más la posibilidad de trasladar el coste a los clientes.
- Presión político social. Los bancos están en el punto de mira de los ciudadanos. Por un lado, los responsabilizan de la crisis, del coste de su rescate y de los males de aquellos que se han endeudado más de lo debido. Por otro, las prácticas comerciales abusivas con sus clientes han tenido mayor publicidad en los medios y han conseguido sensibilizar a los políticos y jueces. En consecuencia, las pérdidas causadas por demandas han dejado de ser aisladas y de importes reducidos para convertirse en casos colectivos con amplia cobertura mediática y con costes millonarios para el sector. Incluso los bufetes de abogados realizan grandes campañas de publicidad para conseguir demandantes porque consideran los casos con una elevada probabilidad de ser ganados con costas incluidas.
Por último, destaco que en los períodos de profundo cambio
en un sector, cuando hay que rediseñar el modelo de negocio o la estrategia de
la compañía, es más importante que nunca que haya un elevado compromiso de los
directivos con los accionistas. Los dirigentes deben tener visión de negocio a
largo plazo, tendrán que adaptar las sociedades ágilmente al nuevo entorno
competitivo y sus intereses personales no pueden suponer un obstáculo.
Sin embargo, el sector bancario es uno de los que mantienen
un menor compromiso con sus accionistas porque los directivos han conseguido
controlar mayor porcentaje del capital sin arriesgar su patrimonio. Los bancos
son las compañías cotizadas que mejor pueden pedir el voto favorable en junta
de sus miles o millones de accionistas para respaldar a la dirección porque
gran parte de ellos son sus clientes. A las oficinas del accionista se les dota
con generosos presupuestos para “convencer” a los atomizados dueños de la
entidad de que deleguen el voto en algún consejero. Ese coste no beneficia al
bolsillo de los accionistas, pero la falta de control sobre la dirección que
consiguen es lo que les hace el agujero.
De los 7 bancos del Ibex 35 el único que cuenta con un
compromiso suficiente de sus máximos dirigentes con los accionistas como para
formar parte de la cartera de Avantage Fund es Bankinter. Casualmente el precio
de sus acciones se ha multiplicado por 3 desde 2012 y sus beneficios actuales
son mayores que nunca. El resto de bancos del selectivo español tienen unos
resultados muy inferiores a los que tenían antes de la crisis y la cotización
de sus acciones está cerca de los mínimos de este siglo.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario