Por Patricia Suárez
El Diario.es,
14/01/2019.
Desde que en la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin)
asumimos la defensa judicial de la hipoteca multidivisa, en 2012, y a pesar de
obtener cada vez más sentencias favorables al consumidor, dos de ellas del Tribunal
Supremo*, son muchas las personas que acusan a los afectados de listillos que
quisieron “ganar duros a cuatro pesetas” y les exigen que asuman la
consecuencias. Algunos, incluso, se preguntan cómo es posible que una familia
haya optado por una hipoteca en yenes o francos suizos en lugar de una hipoteca
tradicional. Pocos se hacen la pregunta al revés, cómo es posible que una
entidad financiera haya puesto en circulación una hipoteca así en su red
comercial.
Por su parte, las entidades financieras defienden sin rubor,
tanto en los medios de comunicación como en sus escritos, argumentos que se han
llegado a convertir en leyendas urbanas. ¿Quién no ha escuchado a María Dolores
Dancausa, consejera delegada de Bankinter, decir que tienen que defenderse de demandas
presentadas por notarios o por directivos de empresas cotizadas?
En los últimos seis años, en Asufin hemos escuchado la
historia de más de 10.000 afectados, hemos estudiado más de 6.000 escrituras,
además de acumular ingente documentación precontractual. Todo ello nos permite
hoy, presentar datos que desmontan algunos de estos mitos sobre la
comercialización de la hipoteca multidivisa en España.
MITO 1. Las entidades
financieras no las comercializaron activamente, la iniciativa siempre partió
del cliente.
Según los datos recogidos por Asufin el 82% de las hipotecas
multidivisa se firmaron en 2007 (40,4%) y 2008 (41%), frente al 2% en 2004, el
3,7% en 2005 y el 11,8% en 2006. A partir de 2009 se dejaron de comercializar y
hoy no se encuentra entre los productos ofrecidos por ninguna entidad.
Por tanto, frente al mito de que la iniciativa partió del
cliente o que era un producto de estantería, es decir, que se daba solo si el
cliente lo solicitaba, hubo sin ninguna duda una intensa campaña de
comercialización durante 2007-2008, justo cuando el euríbor estaba en su punto
álgido y la cuota mensual era muy alta. Pagar hasta un 30% menos de la cuota mensual
que una hipoteca tradicional era, evidentemente, un buen gancho comercial.
Además, las entidades emitieron folletos, enviaron cartas y
hasta organizaron desayunos para determinados colectivos. Bankinter, por
ejemplo, publicó un folleto en el que resaltaba los beneficios de este tipo de
hipotecas silenciando los riesgos. La oferta incluía un asesor personal para
sacarle “el mayor partido”, además de enviar cartas desde las sucursales en las
que se prometía un ahorro de hasta el 15%.
Por su parte, el Banco Popular desplegó su actividad
comercial entre pilotos y tripulantes de cabina, llegando a acuerdos
comerciales con sus sindicatos. El argumentario comercial era tan convincente
que los propios empleados del Banco Popular manifestaron su malestar, porque no
les dejaban contratar este tipo de hipoteca. Incluso sus sindicatos llegaron a
manifestarlo públicamente. Sin embargo, en un acto de responsabilidad, no quiso
exponer a este riesgo a sus empleados, aunque no tuvo ningún empacho en
colocárselo a sus clientes.
Finalmente, Barclays también publicó folletos y fichas
informativas para ciertos colectivos, como los controladores aéreos. Este
despliegue comercial tuvo sus efectos. No es casualidad que Bankinter tenga el
52% de la cuota de mercado, Banco Popular el 14% y Barclays el 12%.
MITO 2. El banco no
sabe, ni puede saber, lo que va a pasar.
Este argumento se utiliza no solo en los casos de hipoteca
multidivisa, sino también para otros productos como los swaps, las preferentes
y las cláusulas suelo.
Sin embargo, no podemos olvidar que un banco, como
profesional que es de la gestión del riesgo, se basa en sistemas de análisis y
previsiones futuras de Bloomberg y Reuters para la toma de decisiones y el
diseño de los productos. Por ello, las pantallas de Bloomberg se han
incorporado a muchos procedimientos judiciales demostrando que las entidades
financieras conocían las altas probabilidades de que el euro se depreciase
frente a otras monedas y de que los tipos de interés podrían bajar.
Pero incluso dando por bueno este mito, lo cierto es que
deberían haber presentado distintos escenarios para mostrar al cliente las
consecuencias económicas que implicaba tener la deuda indexada en otra moneda.
Así, el cliente hubiese podido ver que el riesgo de tipo de cambio impactaba no
solo en la cuota mensual, sino también en la deuda pendiente de pago.
Mito 3. Se
presentaron escenarios para advertir de los riesgos.
Las entidades afirman también que sus empleados explicaron
los riesgos y aportaron escenarios mediantes fichas explicativas. Sin embargo,
estas solo destacaban el ahorro que el cliente obtendría en la cuota y al final
del préstamo, obviando el impacto de la depreciación del euro en el capital
pendiente de pago.
Bankinter defiende que advirtió de los riesgos en el
denominado Documento de Primera Disposición y que en el mismo se aportaban
escenarios. Sin embargo, el ejemplo mostraba una oscilación de apenas 51 euros
en la cuota y unos 6.000 euros en el capital.
Mito 4. Los clientes
tenían alto poder adquisitivo y conocimientos financieros y/o formación
superior.
La hipoteca multidivisa se popularizó en colectivos como el
de los pilotos, controladores, tripulantes de cabina y trabajadores del
aeropuerto. También entre las fuerzas y cuerpos de seguridad como militares,
guardia civil, policía nacional, autonómica y municipal. Bomberos, personal
sanitario y todo tipo de funcionarios, fueron también objetivo comercial. Es
decir, personas con empleo estable y sueldo fijo.
En cuanto a la formación, según nuestros datos, el 42% tenía
estudios universitarios, porcentaje superior a la media de la población
española, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, el 21%
tenían estudios medios y el 32% declaró tener estudios primarios o secundarios.
Por tanto, en contra de lo que las entidades afirman y muchos se han creído,
más de la mitad de los clientes no tenían formación superior.
Conclusiones
Podríamos añadir otros mitos como que “el cliente podía
haber cambiado a euros”, eso sí, asumiendo el incremento y consolidación de la
deuda o que “el banco entregó divisas” o que “las cláusulas eran comprensibles
para un consumidor medio”. Sin embargo, los datos aquí mostrados, así como las
más de 1.000 sentencias publicadas en Asufin, ponen de manifiesto que la
simplificación conscientemente buscada por las entidades para mostrar un
cliente especulativo y con ánimo de lucro no es más que propaganda para ocultar
su responsabilidad en la comercialización masiva e indiscriminada de un
producto que nunca debió llegar a manos de familias que solo querían obtener un
crédito más accesible para comprar su vivienda habitual.
*STS 608/2017, de 15 de noviembre y STS 599/2018 de 22 de
octubre.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario