Por Clara Alba
Invertia, 20/01/2019.
La banca española ha salido de los últimos años de crisis con
un balance más saneado tras una notable reducción de activos tóxicos en
cartera. Sin embargo, el rescate financiero, las cláusulas abusivas, los
desahucios o las preferentes siguen muy presentes en la percepción de la
sociedad sobre el sector.
Aunque con poca autocrítica, las entidades son conscientes
de que las malas prácticas del pasado han supuesto un duro golpe para la
reputación de la industria financiera, que necesita más que nunca la confianza
del cliente para seguir alimentando su negocio y nutriendo su rentabilidad. “La
reputación de los bancos sigue siendo mala, y así es difícil mantener la
rentabilidad”, reconocía Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, el
pasado año.
Sin embargo, el esfuerzo del sector para limpiar su imagen
desde hace años se puede esfumar en un segundo ante el goteo de sorprendentes
noticias que ni mucho menos ayuda a que los clientes ‘quieran’ un poco más a
los banqueros. El riesgo reputacional del sector, que parecía disipado tras
haber dejado atrás los años más duros de la crisis, ha vuelto con fuerza en los
últimos meses. Primero, por una polémica que la banca no desató, como fue el
lío hipotecario abierto en octubre sobre el impuesto de actos jurídicos
documentados (AJD). Alegando que las entidades siempre habían cumplido la
legislación vigente y conscientes del daño que su imagen volvía a sufrir, los
bancos mostraron su malestar por volver a quedar como los 'malos' con frases
como “nadie defiende a la banca” o “no obligamos a los clientes a contratar hipotecas
y no tenemos que estar pidiendo perdón todos los días”.
Ahora, y a las puertas de la presentación de resultados
anuales, la crisis reputacional del sector ha resurgido con fuerza, y esta vez
por 'méritos' propios. El escándalo por el que, supuestamente, BBVA contrató en
2004 a una empresa del ex comisario Villarejo, el Grupo Cenyt, para espiar a
políticos, periodistas y empresarios durante el asalto de Sacyr a la entidad
está causando un considerable coste de imagen.
La noticia ha sentado como un auténtico ‘tiro’ en el sector,
que considera que “aunque no sea cierta, la sospecha ya ha provocado un daño
gravísimo a nuestra reputación”, indican desde una entidad financiera nacional.
El nuevo presidente del BBVA, Carlos Torres, ha reconocido en una carta
remitida a la plantilla del banco que se contrató a Villarejo en aquella época,
pero asegura que no se han descubierto indicios de espionaje. Eso sí, anunció
que “tomará las medidas internas que procedan”, en alusión a la figura de
Francisco González, que actualmente ocupa la presidencia de honor del banco.
EL FICHAJE CAÓTICO
La reputación del sector también se ha visto mermada en las
últimas semanas con el inicio del juicio por la salida a bolsa de Bankia y, más
recientemente, la marcha atrás del Santander en el fichaje de Andrea Orcel como
nuevo consejero delegado. “Han hecho el ridículo y pocos se creen la versión
oficial sobre que la entidad desconocía los detalles del coste del directivo”,
critica un gestor de fondos nacional.
A esta ‘operación fallida’ se suma ahora la decisión de la
Audiencia Nacional de imputar al banco presido por Ana Botín en el proceso que
estudia las posibles irregularidades cometidas por el Popular durante la etapa
de Ángel Ron y de Emilio Saracho. Una decisión que la entidad cántabra ya ha
anunciado que recurrirá.
"La reputación importa. Y mucho. Y el gobernador del
Banco de España ya ha pedido medidas que mitiguen el riesgo de incurrir en
conductas inapropiadas"
Estos últimos acontecimientos no han tenido, de momento,
respuesta por parte de la Asociación Española de Banca (AEB) que, consultada por
este medio, ha preferido no hacer valoraciones a pesar de que el presidente de
la asociación, José María Roldán, sí se ha pronunciado en varias ocasiones
sobre el riesgo reputacional de la banca, aunque siempre matizando que “no se
puede generalizar”.
Quien sí empieza a ser más claro en sus advertencias sobre
la importancia de recuperar el prestigio en el sector es el Banco de España. El
gobernador Pablo Hernández de Cos ha aprovechado esta semana su intervención en
el IX Spain Investors Day para asegurar que la banca debe realizar “un
particular esfuerzo para mejorar su reputación e introducir medidas que
mitiguen el riesgo de comisión de conductas inapropiadas". Un mensaje que
el organismo iguala ya al de la necesidad de acelerar la reducción de activos
tóxicos, así como fortalecer el capital, mejorar la rentabilidad o encarar el
proceso de digitalización.
Todos estos frentes abiertos se suman al hastío de los
clientes por el ahorro poco remunerado. O las pérdidas generalizadas que el
pasado año se dieron en los productos, supuestamente, de menor riesgo.
Consciente de la importancia de la industria para la
economía, el Gobierno tampoco ha querido quedarse al margen del debate. La
ministra de Economía, Nadia Calviño, ha advertido esta semana del serio riesgo
que supone el caso concreto de BBVA para la imagen de todo el sector,
solicitando a todas las entidades que trabajen para mejorar su reputación. Solo
así conseguirán mejorar, también, su rentabilidad.
Disponible en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario