Por Diego Larrouy
El Diario.es,
11/01/2019.
El goteo incesante de fusiones y adquisiciones en la banca
española en los últimos años tiene en 2019 nuevas citas. El sector camina de
nuevo hacia la concentración, con nuevos planes de despidos y cierres de
oficinas, mientras que en el horizonte se prevé la ansiada subida de tipos de
interés por parte del Banco Central Europeo. Hasta entonces, las entidades
financieras españolas afrontan un intenso año.
Un ejercicio en el que se cumple una década desde que en
España se inició el rescate bancario. En marzo hará diez años desde que el
Estado se hizo cargo de Caja Castilla-La Mancha, la primera entidad quebrada a
la que luego se sucedieron numerosos bancos. Desde entonces, han desaparecido
innumerables bancos, miles de sucursales y más de 80.000 puestos de trabajo.
A ello se sumarán nuevos recortes de plantilla, ya que las
entidades que hoy siguen en funcionamiento preparan nuevos planes de despidos.
Serán dos los grandes ERE que se producirán. CaixaBank y Santander
protagonizarán este apartado. El primero es el más inminente, ya que se ha
abierto esta semana su mesa de negociación con los sindicatos. Estos estiman
que la cifra de salidas supere las 2.000, aunque la empresa no lo ha concretado
hasta el momento. El grupo catalán anunció en diciembre un plan para cerrar más
de 820 sucursales en grandes ciudades durante los tres próximos años.
El caso de Santander todavía se encuentra en una fase más
temprana. El grupo que preside Ana Botín afronta la fusión con Banco Popular
que le queda pendiente, la comercial. Esto supondrá la unión de ambas redes,
con el consiguiente cierre de sucursales y el despido de trabajadores. Además,
este proceso hará desaparecer la marca Banco Popular, tras más de 90 años de
historia.
No hay cifras sobre la mesa para este nuevo recorte que se
sumaría al de los servicios centrales que se produjo en 2017, con 1.100 puestos
de trabajo menos. Hasta la fecha el único acuerdo sobre este ERE se firmó en
noviembre, cuando empresa y sindicatos se comprometieron a "evitar medidas
traumáticas", primando las salidas voluntarias.
Este ejercicio estará también marcado por las nuevas
fusiones. Además de la culminación de Santander y Popular en una sola marca, el
pasado año se acordó la compra de EVO por parte de Bankinter. Esta operación,
que dejó fuera el negocio de crédito al consumo de la empresa adquirida, está
previsto que se cierre durante los primeros meses del año.
A estas dos se unirá previsiblemente una tercera, la fusión
de Unicaja y Liberbank, creando la sexta mayor entidad entidad española por
volumen de activos, por encima de Bankinter. La operación está todavía en una
fase temprana de la negociación. En principio, se construiría como una adquisición
de Liberbank por Unicaja, creando un grupo con participación mayoritaria de los
accionistas de la entidad andaluza, según informó esta semana Europa Press.
Ambas empresas comenzarán en febrero a crear el proyecto de
fusión, que se llevaría a cabo en la segunda mitad del año. El nuevo grupo
tendrá 1.900 sucursales y unos 10.800 empleados, y no es descartable que el
proceso concluyera en un recorte de plantilla. De hecho, la entidad andaluza ya
había avanzado un plan, ajeno a esta operación, de 760 prejubilaciones.
La Bolsa española tendrá, según lo previsto, un nuevo banco
cotizado que se unirá a los ocho que hay actualmente –Santander, BBVA,
CaixaBank, Bankia, Sabadell, Bankinter, Unicaja y Liberbank–. Será Ibercaja, la
antigua caja aragonesa, la que debute en el parqué, según avanzó la compañía el
pasado otoño. El objetivo es que la Fundación Ibercaja, propietaria de la
entidad, reduzca su presencia en el accionariado por debajo del 50%. Según
informó Expansión esta semana ya cuenta con los bancos que se encargarán de la
colocación de las acciones, en una operación prevista para la primavera.
Nueva cúpula en los
principales bancos
Por otro lado, el año comienza con un cambio en la cúpula de
las dos mayores entidades españolas. El que ya es efectivo es el relevo en
BBVA, donde Carlos Torres ha asumido la presidencia en sustitución del
histórico Francisco González, ahora señalado por los supuestos encargos al
comisario Villarejo. Además, Onu Genç se ha convertido en consejero delegado.
Dentro de unas semanas se cumplirá también el del Banco Santander, donde Andrea
Orcel será el consejero delegado sustituyendo a José Antonio Álvarez.
En lo que respecta al negocio, las entidades financieras
tienen sobre la mesa adaptarse a la nueva ley hipotecaria. Esta normativa, que
limita algunas de las malas prácticas que se sucedieron en el pasado, ha
culminado ya su trámite en el Congreso y llegará el próximo mes al Senado.
Incluye cambios en comisiones, en el reparto de gastos o en la protección al
consumidor. Además, será el primer año completo en el que tengan que asumir el
famoso impuesto de actos jurídicos documentados, tras la reforma que realizó el
Gobierno para que fueran las entidades y no los clientes los que lo pagarán.
Con este contexto, los bancos afrontan un año que se
considera clave para su negocio, que será la llegada de la ansiada subida de
tipos de interés por parte del Banco Central Europeo. Se trata de una medida
que vienen reclamando las distintas entidades desde hace tiempo, como una vía
para mejorar la rentabilidad de su actividad tradicional. Sin embargo, esto no
se producirá antes de septiembre.
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