Por Pedro Calvo
El Confidencial, 12/12/2015.
Se puede decir más alto, pero no más claro... ni más veces.
El Banco de España (BdE) insiste una y otra vez en los últimos tiempos en que
el sector financiero español aún tiene deberes pendientes. A las entidades, sin
embargo, estos mensajes no les hacen demasiada falta. Son las que mejor lo
saben. "El año 2016 va a ser crítico para la banca española. El sector lo
sabe y tiene el cuchillo entre los dientes", sostienen de forma gráfica
desde una entidad.
Estas urgencias pueden sorprender después de que el sector
haya recibido ayudas públicas por valor de 61.500 millones de euros entre 2009
y 2014 y de que, órganicamente, las entidades hayan reforzado sus recursos
propios en 330.000 millones de euros entre provisiones y ampliaciones de
capital entre 2008 y 2014, según las cifras recopiladas por el BdE. También
llaman la atención en un contexto en el que la economía española se está
recuperando y en el que el sector tiene la liquidez garantizada por la
expansiva política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Y sobre todo,
después de que el mapa de los principales grupos bancarios haya quedado
reducido de 55 a 14 integrantes en el último lustro.
No obstante, con eso no basta. Estos ingredientes,
combinados con la transferencia de activos al denominado 'banco malo', han
servido para sanear el sector y para desterrar las pérdidas sufridas en 2012 y
regresar a los beneficios, pero esta normalización no alcanza para superar las
dificultades que aún aguardan al sector. Los tipos de interés en mínimos
históricos, la ausencia de una demanda de crédito solvente y amplia, la
reducida rentabilidad, las exigencias regulatorias que piden más capital y el
exceso de capacidad instalada conforman un escenario que obligará a rematar la
consolidación ya emprendida en los últimos años.
En el contexto actual, marcado por unos tipos oficiales
próximos al 0% y una actividad bancaria aún limitada, las entidades se las ven
y se las desean para arrancar una rentabilidad del 5% a su capital (ROE) por el
negocio que tienen en España. Como el coste de capital (COE) se estima en el
8%, en realidad están destruyendo valor con su negocio nacional. Para darle le
vuelta a esta situación cuentan con dos alternativas: o reducir costes de
manera orgánica con el cierre de oficinas, la reducción de plantillas y el
desarrollo tecnológico o hacerlo de manera inorgánica, con fusiones que
potencien las sinergias y generen auténticos ahorros de costes.
O fusiones... o
fusiones
"Para reducir el exceso de capacidad de la banca
española no será suficiente con los recortes orgánicos, sino que las fusiones
serán inevitables", apunta Carmelo Tajadura, exalto directivo de banca y
analista del sector. "Algo va a pasar, eso es seguro", reconocen
desde otra entidad financiera. Es más, admiten que debe pasar más pronto que
tarde y en ningún caso más allá de 2016, porque de lo contrario habrá entidades
muy presionadas por su baja rentabilidad.
"Es evidente que la vía de la consolidación no puede
darse por cerrada o agotada, no solo en España, sino en el conjunto del área
del Mecanismo Único de Supervisión", sostiene igualmente el gobernador del
Banco de España, Luis María Linde. Tajadura, eso sí, matiza que "aún es
pronto" para las fusiones transnacionales. En su opinión, primero habrá
nuevas operaciones entre entidades nacionales y luego, a medio plazo, sí podría
comenzar un 'baile' entre bancos de distintos países europeos al abrigo de la
Unión Bancaria.
Aunque la intención es que sea el propio sector el que se
haga cargo de la situación y 'entienda' que no hay alternativa a una nueva
oleada de consolidación, tanto el BdE como incluso el propio BCE insisten cada
vez más en la necesidad de que el proceso se ponga ya en marcha. Desde el
sector asumen estos mensajes como el aviso de que las autoridades terminarán
instigando y tutelando las operaciones si resulta preciso. Eso sí, piden que
"se aprendan las lecciones" del pasado y no se fuercen "fusiones
sin sentido".
Las fusiones también acelerarían la reducción de la densidad
de oficinas y empleados. En este terreno también hace falta más pese a que
entre 2008 y 2014 el sector ha recortado su plantilla en un 25%, hasta los
208.291 empleos, y su red de oficinas en un 30%, hasta las 31.665.
Salir a bolsa, ¿pero
a qué precio?
Los inversores son igualmente conscientes del complicado
entorno en el que todavía se mueven los bancos y de los desafíos que aguardan.
Y lo hacen con una prevención que se aprecia claramente en las cotizaciones de
las entidades. De media, las que forman parte del Ibex 35 caen en bolsa este
año un 17%. De manera individual, Bankinter baja un 2%; Bankia, un 10%; BBVA,
un 11%; Sabadell, un 18%; CaixaBank, un 21%; Popular, un 24%; y Santander, un
34%. Como resultado, y de media, los mayores bancos españoles están cotizando
por debajo de su valor contable.
A la espera de resolver la incógnita de las fusiones, el
reflejo de la incertidumbre en estas caídas también supone un obstáculo para
las salidas a bolsa que también están pendientes en el sector. Las entidades
que están en lista de espera son Ibercaja, Cajamar y Banco Mare Nostrum (BMN).
"Habrá que ver cómo se encuentra el mercado, pero estas operaciones
podrían estar en el aire si se ven obligadas a salir tirando los precios",
se cuestionan desde el sector. Por el momento, BMN, que en un principio tenía
pensado empezar a cotizar 2015, lo ha dejado ya para el próximo año.
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