Por Marta Garijo
El diario.es, 03/12/2015.
A la hora de comprar o vender una acción, los informes de
los analistas bursátiles orientan a los inversores menos experimentados. Además
de las gestoras más especializadas, los propios bancos tienen divisiones de
analistas que elaboran informes y que son la brújula que utilizan las oficinas
bancarias para asesorar a sus clientes. Banco Santander, uno de los principales
acreedores de Abengoa, es una de las entidades que seguían más de cerca la
evolución de la acción de la compañía y que con más perseverancia han
recomendado a sus clientes invertir en ella. Así, el día antes de que Abengoa
presentara las cuentas del primer semestre de 2015 que han terminado
conduciendo a la empresa al preconcurso, el banco emitió un análisis (30 de
julio) donde recomendaba comprar sus acciones y le otorgaba un precio objetivo
-el que considera el analista que tocará cada título- de 4,10 euros mientras
que en la Bolsa la acción cotizaba en aquel momento a 2,17 euros. A cierre de
esta edición, cada acción apenas vale 0,40 euros.
En esa misma fecha las recomendaciones vigentes de otros dos
de los bancos españoles acreedores, que también seguían los movimientos de la
acción, emitían consejos más prudentes para sus clientes. Caixabank tenía la
acción "bajo revisión" en la última recomendación de su analista
fechada en abril de 2015. Por su parte, Sabadell aconsejaba "vender"
con un precio objetivo de un euro. Santander era con diferencia el más
optimista respecto al recorrido que podría tener la acción, es decir, respecto
a lo que podía ganar el inversor que decidiera seguir apostando por Abengoa
porque para ellos el precio al que debería cotizar la acción casi doblaba al
que marcaba en ese momento en el mercado.
Las razones que aportaba el informe de Santander del 30 de
julio para justificar esta recomendación de compra es que la acción caía por la
falta de confianza y no porque el negocio fuera malo. Así, el texto apuntaba
que el comportamiento de la acción -había vivido fuertes oscilaciones en las
últimas sesiones con caídas superiores al 7% el 23 y 24 de julio- no era
consecuencia de los "fundamentales de la compañía sino de una falta de
confianza y de la incertidumbre sobre sus niveles de caja". "Consideramos
que la situación es difícil pero que debería ser manejable", apuntan. En
este sentido, el texto prosigue asegurando que la compañía debe ser muy clara
en sus mensajes para convencer al mercado de que la situación de caja no ha
cambiado y explicar las razones para utilizar estos instrumentos financieros.
Apenas unas horas después de que el analista publicara esta
opinión (el viernes 31 de julio), la compañía publicaba unos resultados que
cuestionaban algo más que un problema de caja y de falta de confianza. La
empresa tenía verdaderos problemas de liquidez para hacer frente a los pagos
más básicos como salarios o proveedores.
Finalmente, el lunes 3 de agosto la compañía anunció una
ampliación de capital por 650 millones de euros para reducir su deuda corporativa.
Este anuncio hizo que las acciones se desplomaran un 31% ese día y un 26,22% en
la jornda seguiente. Entonces Santander cambió la recomendación sobre los
títulos de Abengoa a "retener" y rebajó el precio objetivo hasta los
2,7 euros. Recomendar vender en mitad del tsunami hubiera sido una locura
porque supondría asumir unas fuertes pérdidas en la cartera. A pesar de esto,
las acciones han caído aún más desde entonces según se han ido sucediendo los
acontecimientos que han acabado con la ampliación de capital frustrada y la
posterior petición del preconcurso de acreedores. Cuando la operación parecía
que iba hacia delante el grupo Gestamp renunció a entrar en el accionariado de
Abengoa si no había una reestructuración de la deuda pactada con los bancos acreedores.
Cómo contabilizar la
deuda
Es difícil creer que a un analista que siguiera la acción de
cerca le pudiera pillar por sorpresa este giro de los acontecimientos porque en
el mercado ya había dudas sobre la fiabilidad y la transparencia de las cuentas
de la empresa. El 12 de noviembre de 2014 tras el cierre de la Bolsa Abengoa
presentaba las cuentas de los primeros nueve meses de 2014 y realizaba un
profit warning, es decir, advertía al mercado de que finalmente los beneficios
de la compañía serían menores de los esperados. Tras conocerse esto, las
acciones de Abengoa cayeron un 18,2% al día siguiente. La caída prosiguió al
día siguiente cuando cerró la sesión con una bajada del 36,6%.
La conclusión fue que había algo más que este aviso de
menores beneficios. El mercado detectó que Abengoa estaba contabilizando dentro
de sus cuentas unos bonos verdes por valor de 500 millones de euros como si no
fueran parte de la deuda corporativa de la compañía, es decir, que consideraba
que no tenía que responder por ellos. Esta cantidad podía haber sido vista como
algo asumible por la empresa, sin embargo la agencia de calificación Fitch dió
la voz de alarma elevando la cantidad de deuda que Abengoa tenía cuantificada
en sus cuentas en 1.592 millones de euros.
Esto no acabó aquí y el mes de noviembre fue complicándose
para la compañía que veía cómo en el mercado aumentaban las dudas sobre su
situación. El 17 de noviembre de 2014 tras haber reformulado sus cuentas,
Abengoa decidió realizar una conferencia teléfonica con los analistas para
tratar de tranquilizarlos. En esta conversación Manuel Sánchez Ortega, quien en
aquel momento consejero delegado de la compañía, aseguró a los inversores que
iban a utilizar parte de la liquidez disponible para recomprar deuda emitida
por la compañía y marcó nuevos objetivos de apalancamiento. Tras este
movimiento, Santander emitió una recomendación que aconsejaba
"retener" la acción. Por su parte, Sabadell se decantaba por
"vender" mientras que Caixabank emitía un consejo de "comprar".
Sin embargo, Santander fue el único de los tres que acabó elevando de nuevo su
recomendación, justo horas antes del abismo, y arrastrando a sus clientes a
apostar por el valor.
Las recomendaciones sobre Abengoa
Santander es uno de
los principales acreedores de la compañía andaluza con alrededor de
1.550 millones de euros. De hecho, solo está superado por el Tesoro
estadounidense que tiene créditos por valor de 2.200 millones de euros con
fecha del 30 de septiembre.
¿Existe conflicto de intereses entre que un banco sea
acreedor y analista? Javier Flores, responsable del servicio de análisis de la
Asociación Europea de Inversores Profesionales apunta que si "existen
murallas chinas entre la parte de análisis y la división que analiza la parte relativa
a concesión de créditos no debería haber conflicto". Sin embargo, señala
que "en la práctica las murallas chinas no funcionan".
"No es tan fácil saber cuando una compañía va a caer o
no caer", apunta Nicolás López, analista de MG Valores, que apunta que hay
empresas que consiguen salir del preconcurso tras reestructurar o vender
activos. "Los precios objetivos se marcan en función de las expectativas y
previsiones de negocio", añade López.
Flores señala que se han observado "malas prácticas,
falta de transparencia y una estructura muy compleja en Abengoa". Aunque
también apunta que en los últimos tiempos ha habido "signos muy graves
para preocuparse" relacionados con la empresa.
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