Por Óscar Giménez
El Confidencial,
01/07/2018.
La amenaza de pérdidas masivas en el mercado de renta fija
no es nueva. Pero cada vez es más latente y concentrada en algunos segmentos
del sector financiero como las aseguradoras o los fondos de pensiones, alerta
el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), en su informe
anual, que ya tienen más activos que la propia banca.
El coordinador de los bancos centrales de todo el mundo ha
publicado su esperado reporte en el que cada año evalúa las condiciones
financieras y macroeconómicas de todo el mundo. Como es habitual, el BIS pone
riesgos encima de la mesa para que las autoridades monetarias y políticas tomen
nota. Esta vez señala al sector asegurador y a los fondos de pensiones, aunque
hace extensible el riesgo a toda la industria de activos bajo gestión.
Hace un año, la advertencia fue la expansión del crédito en
las últimas décadas y el riesgo de que haya un repunte de la inflación que
conlleve alzas en los tipos de interés. Asimismo, señaló que la próxima crisis
es probable que parta del sector financiero, como ha ocurrido en cada colapso
económico desde los años 80. Sin embargo, esta vez podría partir de segmentos
diferentes al de la banca tradicional, lo que implica un desplazamiento del
riesgo sistémico.
La clave está en el mercado de bonos. Una vez más, una
autoridad señala el riesgo de que haya un colapso a partir del mercado de
deuda. No en vano, el endeudamiento global ha pasado en diez años desde el 179%
del Producto Interior Bruto (PIB) de todo el mundo en 2007 hasta el 217% al
acabar 2017, según las estimaciones del BIS, organismo que lidera Agustín
Cartens, exgobernador del Banco de México, desde que sustituyó en diciembre a
Jaime Caruana, ex del Banco de España.
Esta bomba de relojería se acerca a los 200 billones
(millones de millones) de dólares, y es más acusada en las economías avanzadas,
con un 269% del PIB, frente a las emergentes, con un 176%. Gran parte de este
montante de deuda está en manos de bancos y administradores de activos no
bancarios. Esto es, aseguradoras, fondos de inversión y fondos de pensiones.
Los fondos, además, prometen liquidez diaria, con lo que una eventual retirada
masiva de dinero pondría al borde del colapso al circuito financiero. En
Estados Unidos, los fondos cuentan con el 16% de la deuda corporativa, frente
al 7% de 2005.
Volatilidad e
iliquidez
El riesgo sistémico que describe el BIS es que las subidas
de tipos de interés y pérdidas en el precio de los bonos (por su relación
inversa) provoquen una ola de reembolsos que acelere este círculo vicioso y
ponga en dificultades el sistema. Por una parte, a los propios gestores de
activos y a las entidades depositarias que tengan que cumplir los clientes. Por
otra, a los tenedores por la pérdida de valor de las carteras, en este caso
bancos y aseguradoras. "Nos tememos que los intentos de liquidación de carteras
de bonos de grandes institucionales y fuertes salidas de ETF de renta fija
pueden provocar situaciones de extrema volatilidad e iliquidez, como se ha
visto en el caso italiano en las últimas semanas", advierte Carlos
Barceló, de Attitude Gestión.
El aviso del BIS no es nuevo. En los últimos dos años el
Banco Central Europeo (BCE) o el Banco de Inglaterra ya han advertido en
diferentes documentos del riesgo que supone la ola de la gestión pasiva o el
aumento del endeudamiento global, aunque el coordinador de las autoridades
monetarias es más concreto al apuntar a la industria de la gestión de activos y
a los depositarios.
"Los administradores institucionales no bancarios de
activos, que van desde compañías de gestión de inversiones hasta fondos de pensiones
y aseguradoras, han crecido fuertemente en la última década", expone el
BIS. En concreto, han alcanzado un volumen de activos de 160 billones,
superando las cifras que maneja la banca tradicional. Los motivos del
crecimiento, apuntan, incluyen "la demanda creciente de inversiones a
largo plazo o la búsqueda de rendimientos en un entorno de tipos de interés
bajos, que han impulsado el aumento de los fondos de inversión abiertos y los
ETF", añade el informe anual.
Todos estos gestores de activos están "interconectados"
en el circuito financiero, lo que eleva el riesgo sistémico ante cualquier
shock. "No solo están expuestos a pérdidas por valoración, como cualquier
otro inversor, sino también enfrentan el riesgo de reembolsos", alerta el
BIS. Esto podría desencadenarse por la normalización de las políticas
monetarias, que han soportado el incremento del endeudamiento global con su
demanda de bonos y los tipos bajos. "Históricamente, los 'shocks' de los
tipos de interés se han relacionado con las decisiones de política
monetaria", arguye el documento del BIS. "Sin esa demanda (de bonos),
que ha llevado a los tipos a niveles ridículamente bajos, volveremos a estar en
un mercado donde el 'price discovery' (el precio lo determinan oferta y demanda)
será fundamental", comenta Carlos Barceló. "Por ahora la retirada de
estímulos es lenta, y la subida de tipos perjudica a los tenedores por la caída
del precio pero reponen los vencimientos con bonos más rentables. El problema
es que haya un aumento fuerte de la inflación subyacente que acelere el
proceso", opina Rafael Valera, gestor de Buy&Hold.
La banca también estaría amenazada por un eventual colapso
del mercado de bonos por su labor de custodia. "Los bancos depositarios
podrían estar expuestos a grandes retiradas de depósitos por parte de los
gestores de fondos y al aumento de exposición crediticia a estos", señala
el BIS. No obstante, el organismo con sede en Basilea destaca la mejor posición
de los bancos a escala global, que están más capitalizados y han disminuido los
riesgos. Así, pese a "la necesidad de que los bancos controlen y
administren estos riesgos (de fuga de depósitos por parte de fondos)", el
riesgo sistémico ha basculado en el sistema financiero. El peligro está en
fondos y aseguradoras si los bancos centrales actúan demasiado rápido.
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