Por Diego Larrouy
El Diario.es,
04/08/2018.
Los bancos españoles han centrado sus objetivos durante los
últimos ejercicios en desprenderse de los activos considerados tóxicos:
inmuebles captados tras impagos y créditos de dudoso cobro. Se han cerrado en
los últimos meses operaciones milmillonarias entre entidades financieras y
fondos de inversión. Aunque se está acelerando la reducción de la morosidad,
los niveles son todavía superiores a la media europea.
En concreto, según datos del Banco de España del mes de
mayo, existen créditos morosos -que alcanzan impagos superiores a noventa días-
por valor de 81.550 millones de euros. Supone el 6,68% del total de todo el
dinero prestado que hay en la actualidad. Sin embargo, el nivel europeo se
sitúa en un escalón inferior, en el 4,81%, según datos del Banco Central
Europeo (BCE) para el primer trimestre de este año.
La senda a la baja es clara desde que en marzo del año 2014
se alcanzara el máximo de morosidad en los créditos de las entidades
financieras, suponiendo más del 14% del total, un nivel nunca alcanzado en los
registros del Banco de España que se remontan hasta los años sesenta. Pese a
que la situación y la tendencia son claramente positivas, todavía España está
en niveles de 2011, años después del arranque de la crisis.
En valores absolutos, los más de 81.000 millones en
préstamos de dudoso cobro en España que había en el mes de mayo todavía
cuadruplican los niveles que se tenían al cierre de 2007, cuando la morosidad
era de 16.000 millones, pese a que el volumen total prestado era un 30% superior
al actual. Entonces, la morosidad no llegaba al 1%.
Pese a la mejora, la mitad de los seis principales bancos
españoles (Santander, BBVA, Bankia, Bankinter, Sabadell y CaixaBank) se
encuentran por encima de la media europea en préstamos dudosos, tal y como
muestran los resultados presentados hace una semana. Bankia, con más del 8%, se
mantiene como el banco con peor nota en este apartado. Le siguen CaixaBank, con
el 5,3%, y BBVA, con el 5,2%. Santander se encuentra prácticamente en la media
marcada por el BCE, con el 4,71%, Bankinter tiene un 3,25% y Sabadell un 3,92%.
Sin embargo, esta última matiza que en España el nivel todavía es alto, en el
6,24%.
Prácticamente todos han efectuado ventas de carteras de
activos tóxicos para sanear sus balances, ante las exigencias del BCE. De ello
han dado buena cuenta los fondos buitre y de inversión como Blackstone,
Cerberus o Lone Star, todos ellos extranjeros y en ocasiones operados desde
paraísos fiscales, que han visto en este interés de la banca por quitarse de
encima esos créditos morosos un nicho de negocio lucrativo. En la última semana
se han unido otras dos empresas que han vendido deudas a fondos, como han sido
Sareb, a la noruega Axactor, y la financiera de Carrefour, a la polaca Kruk.
Casi el 60% de la morosidad en España en el primer trimestre
estaba en el sector empresarial. La tasa de morosidad más alta se encuentra
todavía en la construcción, que supone el 18% del total de la financiación
recibida. Si se tiene en cuenta la morosidad de los hogares, esta se encuentra
en algo más del 5%, más cercana a la media europea. Además, los préstamos
hipotecarios son los de menor tasa de morosidad entre la financiación a los
hogares.
El Banco Central Europeo tiene entre sus prioridades de
supervisión precisamente la reducción de la tasa de morosidad de los bancos. En
concreto, señala que todavía "queda mucho por hacer" en Europa para
eliminar este tipo de activos. Hace unas semanas, el BCE anunció un nuevo plan
para el desagüe de los créditos dudosos de las entidades financieras que
incluía un estudio banco a banco para establecer los niveles de provisiones que
deberían tener para hacer frente a estos activos. "El nivel agregado
actual es aún demasiado elevado y se necesitan más esfuerzos para resolver adecuadamente
el problema", aseguró el organismo.
En esta línea, el Banco de España ha advertido de los
riesgos que puede tener para la morosidad el crecimiento fuerte que están
teniendo los créditos al consumo en
España durante los últimos trimestres. El organismo considera que la fuerte
competencia que hay en estos préstamos para la compra de bienes como un coche,
muebles o unas vacaciones, está provocando una relajación en la política de
concesión.
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