Por Eduardo Bayona
Público.es,
30/07/2018.
La banca española ha vuelto a encomendarse a las hipotecas,
cuyo peso en el negocio está creciendo ante el desplome del crédito para
actividades productivas. Lo hace cuando el mercado inmobiliario acumula más de
cinco años de un crecimiento sobre el que comienzan a proyectarse algunas
sombras entre las que destaca el repunte de las ejecuciones hipotecarias por el
impago de préstamos para adquirir casas.
El peso de las hipotecas en el negocio bancario ha aumentado
cinco puntos en seis años, en los que ha pasado del 34,3% de 2011 al 39,6% de
2017, según los datos del Banco de España. Ese incremento porcentual coincide,
no obstante, con una reducción de los créditos, que pasaron de 612.657 millones
a 497.711 (626.500 y 523.027 si se unen el resto de préstamos vinculados a la
vivienda).
¿Cómo es posible que se den esas tendencias aparentemente
contradictorias? El motivo principal está en la caída del otro gran componente
del mercado crediticio, el destinado a actividades productivas, que se ha
reducido en 379.158 millones, un 39%, al pasar de 970.733 a 591.615.
Su peso en el negocio ha bajado casi siete puntos del 54,4%
al 47,2, dentro de un cambio del modelo de negocio en el que la mayor presencia
de las hipotecas coincide con el crecimiento de las comisiones, que ya suponen
más de la quinta parte de los ingresos no comerciales de la banca.
Un tercio de las
casas se compra sin hipoteca
La venta de casas lleva creciendo de manera sostenida desde
noviembre de 2013, cuando se cerraron 22.099 ventas. La cifra se ha duplicado
desde entonces, con ocho registros mensuales por encima de las 40.000 desde
marzo del año pasado, según la Estadística de Transmisiones de Derechos de
Propiedad del INE.
La contratación de hipotecas comenzó a aumentar a mediados
de 2013 para doblarse con creces también en los cinco años siguientes. De los
12.146 créditos de agosto del primero de esos años se pasó a una horquilla de
entre 21.163 y 29.778 entre febrero de este año y del anterior, mientras los
importes evolucionaban desde no alcanzar los 1.500 millones a no bajar de 2.300
y superar los 3.000 en ocho de los últimos doce meses con datos.
Esos datos indican varias cosas, entre las que destaca el
hecho de que más de un tercio de las casas se estén pagando al contado o
mediante otro tipo de acuerdos entre particulares, ya que el desfase entre
hipotecas contratadas y viviendas transferidas alcanzó el 34,2% a favor de las
segundas (314.867 por 478.409) entre abril de 2017 y marzo de 2018. Entre otros
motivos, por los acuerdos entre entidades financieras y fondos buitre para
traspasarles activos inmobiliarios o aportarlos a sociedades mixtas.
Las ejecuciones
hipotecarias se disparan un 41% en seis meses
Esos movimientos del mercado inmobiliario ha ido acompañado
en los últimos meses de un repunte notable de las ejecuciones hipotecarias que,
después de más de tres años de descenso desde el verano de 2014, se elevó un
36,97% en el último trimestre del año pasado y otro 4,6% en el primero de este.
Pasaron de 4.676 a 6.699 en ese semestre.
El volumen de hipotecas fallidas equivale al 8,42% de las
concedidas, según esos datos del INE, que también revelan que desde el verano
del año pasado las empresas ejecutadas superan por vez primera a los
particulares, algo inusual en el mercado bancario español.
De hecho, los créditos que la banca española cataloga como
dudosos están creciendo en el caso de las hipotecas pese a la reducción de los
contratos (de 18.177 a 23.605 en seis años) mientras los anotados en ese
capítulo relacionados con actividades productivas caían casi un 45% (de 109.899
a 60.681) en ese mismo periodo.
Crecen un 50% los
créditos al consumo
A ese volumen de 497.711 millones en hipotecas para la
compra de vivienda hay que añadirle otro de 44.000 millones en préstamos con
garantía hipotecaria no relacionados con el ladrillo, un formato cuyo peso en
el sector bancario español se ha reducido en 4.364 millones en los últimos seis
años.
Este apartado ha seguido el camino inverso que los créditos
al consumo, el único componente del mercado crediticio que ha crecido tras la
crisis. Cayó de los 37.686 millones de euros de 2011 a los 29.022 de 2014, para
iniciar en los tres años siguientes una crecimiento constante superior al 50% que
los ha situado en 43.894.
Por último, los datos del Banco de España revelan cómo el
sector bancario español ha reducido su cartera de créditos dudosos a menos de
la mitad, de 197.235 a 83.293 millones de euros, en los últimos cinco años, y
tras un aumento de casi 30.000 en el 2011.
En ese mismo lustro, sus activos fiscales, es decir, las
anotaciones para descuentos en la cuota del Impuesto de Sociedades generadas en
los años de pérdidas, se mantuvieron de una manera prácticamente constante en
el entorno de los 66.000 millones de euros.
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