Por Pedro Calvo
El Confidencial, 05/05/2016.
El Informe de Estabilidad Financiera difundido este
miércoles por el Banco de España (BdE) recoge muchas dudas, las que envuelven
al negocio bancario en estos momentos, y una cruda certeza: que el auténtico
talón de Aquiles de la banca española está en España. De puertas adentro los
márgenes se estrechan, los gastos suben, los beneficios caen, la rentabilidad
mengua y los activos improductivos continúan pesando demasiado. Por si fuera
poco, la actual incertidumbre política añade otro foco de riesgo potencial.
Como paliativo, las entidades están potenciando su actividad
en el exterior. Un dato lo ilustra: desde 2008, los activos financieros de la
banca española en el extranjero se han duplicado y ya representan el 45% del
total -ver gráfico que encabeza la información-. Por el contrario, la actividad
en España continúa cayendo desde casi el 80% que representaba en 2007 y 2008.
Sin embargo, y pese a esta evidente pérdida de peso, ese 55%
español continúa siendo un pesado lastre para el negocio y en las cuentas del
sector. Durante 2015, el conjunto de las entidades españolas obtuvo unas
ganancias consolidadas de 17.169 millones de euros, un 3,5% menos que en 2014
-la caída es del 12,8%, hasta los 13.781 millones, en el resultado atribuido a
la entidad dominante-. "Esta reducción del resultado consolidado a nivel
global del conjunto de las entidades de depósito es más evidente cuando se
examinan los márgenes de las entidades en sus negocios en España a nivel
individual", expone con claridad el Informe. ¿La causa? Una muy simple:
"La actividad en el extranjero mantiene una evolución más expansiva que la
actividad doméstica".
Todos los márgenes a
la baja
Este contraste entre la evolución del negocio interior y
exterior se refleja de manera constante en el Informe. Para empezar, en el
margen de intereses, que recoge el núcleo del negocio bancario. Tomando el
conjunto de la actividad, crece un 9,5% con respecto a 2014, hasta los 71.477
millones de euros. Aislando los negocios en España, el margen de intereses cae
un 2%.
La distancia es aún más acusa en el margen bruto. En total
sube un 6,2%, hasta los 107.934 millones; acotando el punto de mira a España,
desciende. "Tanto el rendimiento de los instrumentos de capital como el
resultado de operaciones financieras se han reducido de forma notable entre
diciembre de 2014 y diciembre de 2015, lo que provoca que el margen bruto caiga
casi un 7% en tasa interanual", detalla argumenta el Informe.
Con los ingresos cayendo, los gastos de explotacion rematan
la situación porque suben, con lo que condenan un empeoramiento del margen de
explotación. "Pese a que continúa el proceso de ajuste de capacidad
mediante la reducción del número de oficinas y empleados, el incremento de los
gastos medios por oficina y por empleado han provocado este ligero aumento de
los gastos de explotación de la actividad en España", continúa
describiendo el supervisor.
El lastre del negocio español se nota igualmente en la
rentabilidad. "En los negocios en España, la evolución de la rentabilidad
de las entidades de depósito en 2015 ha sido peor que en su actividad
consolidada a nivel global", expone el Informe. En 2015, la rentabilidad
sobre el capital (ROE) de la actividad española cayó al 4,4%, frente al 5% de
2014. Para el conjunto del negocio, el ROE del sector se sitúa en el 5,6%.
Ninguno de los dos datos cubre el coste de capital (COE), que el Banco de
España calcula en el 8%, pero en el caso español la brecha es más acusada y
obliga al sector a un mayor ejercicio de eficiencia.
El Informe de Estabilidad achaca este empeoramiento a la
acumulación de tres razones: los bajos tipos de interés, un nivel de actividad
bancaria y crediticia aún reducido y "el significativo volumen de activos
improductivos (dudosos y adjudicados) que aún permanecen en los balances de las
entidades". Aunque el BdE precisa que los activos improductivos han
descendido un 14,5% en 2015, hasta los 213.000 millones de euros, enfatiza que
"aún representan un porcentaje significativo del activo total de los
bancos en su negocio en España y presionan negativamente sobre la cuenta de
resultados de las entidades, reduciendo su generación de beneficios y, por
tanto, siendo una rémora para el aumento de la solvencia de las
entidades".
...Y si hace falta,
fusiones
El problema para la banca es que estas dificultades van a
perdurar durante un tiempo. Y principalmente la derivada de los tipos de
interés representa un obstáculo cada vez más palpable. "El margen entre la
rentabilidad del activo y del pasivo en el negocio doméstico se encuentra en
niveles próximos a mínimos históricos", avisa ya el BdE. Esta realidad se
traduce en que el margen de clientes del sector en España sigue presionado y se
acerca ya al 1% -ver gráfico-.
Además, el BdE vaticina que este escenario aún puede
empeorar porque la capacidad de abaratar más los depósitos se está agotando.
Dice lo mismo de la reducción de las provisiones de insolvencias, que ha dado
un balón de oxígeno al sector en los últimos trimestres. "Estos efectos
positivos de las dotaciones a insolvencias tenderán a agotarse en un entorno de
tipos de interés ya muy bajos o negativos", pronostica.
En este contexto, el supervisor teme que los bancos incurran
en unos riesgos excesivos para impulsar la rentabilidad del negocio en España
como sea. Por eso alude a la necesidad de seguir "una gestión prudente en
la concesión de crédito a tipos que compensen suficientemente el riesgo
incurrido".
Sumando estos ingredientes, el Informe de Estabilidad
Financiera emite un diagnóstico claro sobre lo que necesita la banca española.
En primer lugar, requiere "ganar aún mayor eficiencia mediante el ahorro
de costes". En segundo lugar, "una adaptación de su modelo de negocio
al nuevo entorno, lo que incluye reforzar sus ingresos mediante la provisión de
servicios a sus clientes". Y tercer lugar, les pide "adecuar su
estrategia al nuevo contexto financiero y regulatorio", sin descartar para
ello "posibles operaciones corporativas". Es decir, que el BdE insta
a las entidades a insta a las entidades a que se fusionen para adaptar sus
estructuras de costes al complejo entorno bancario actual.
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