ABC, 18/05/2016.
El Tribunal de Cuentas ha desvelado en un reciente informe
que el exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez
abandonaron el supervisor voluntariamente con una compensación conjunta por el
régimen de incompatibilidad de casi 700.000 euros. Posteriormente, el actual
gobernador, Luis María Linde, limitó las indemnizaciones a los altos cargos del
banco central que decidan abandonar la institución por decisión propia. Ahora
bien, los finiquitos en el supervisor bancario nacional están muy lejos de los
retiros que las entidades bajo su vigilancia han pagado a sus más altos
directivos.
Ángel Corcóstegui:
108 millones
El ex consejero delegado y exvicepresidente de Banco
Santander Central Hispano Ángel Corcóstegui es hasta la fecha el banquero español
con el finiquito más cuantioso. Después de la fusión del Santander y el Central
Hispano en 1999, Corcóstegui, que también había participado en las fusiones que
dieron lugar a BBV, recibió una pensión valorada en 108 millones de euros. José
María Amusátegui, copresidente del banco hasta 2001, percibió 48 millones. Esas
cuantías fueron motivo de juicio en 2005 e investigadas por si pudiesen suponer
un «perjuicio a la sociedad». La Justicia zanjó la investigación concluyendo
que legalmente eran adecuadas, pero admitió que socialmente podrían ser
reprochable.
Alfredo Sáenz: 88,1
millones
Alfredo Sáenz puede presumir de haber dirigido los dos
grandes bancos españoles. El que fue mano derecha de Emilio Botín en el
Santander durante 19 años abandonó la entidad en 2013, después de que el
Tribunal Supremo anulase el indulto que el Gobierno de Rodríguez Zapatero
concedió a Sáenz, condenado en 2011 a tres meses de prisión por un delito de
acusación falsa.
Sáenz fue premiado como el mejor consejero delegado de la banca
europea, y también acumuló el título de directivo español con mayor sueldo y
uno de los banqueros mejor remunerados del mundo, pues en 2010 llegó a tener
una retribución anual de más de 9 millones de euros. Al salir del Santander
acumulaba un fondo de pensiones de 88,1 millones más un seguro de vida por 11,1
millones.
Su sucesor en el cargo, Javier Marín, fue relevado por José
Antonio Álvarez al llegar Ana Botín a la presidencia. Marín dejó la entidad con
el derecho a cobrar 800.000 euros anuales hasta su jubilación, lo que le
reportará unos 14 millones, más un plan de pensiones por 4,3 millones.
Francisco Luzón: 63,5 millones
El consejero y director general para Iberoamérica de Banco
Santander Francisco Luzón abandonó a principios de 2012 la entidad con 64 años
de edad. La entidad le había dotado un plan de pensiones que al cierre de 2011
acumulaba un total de 63,5 millones de euros.
José Ignacio Goirigolzarri: 53 millones
José Ignacio Goirigolzarri tiene su salario como presidente
de Bankia limitado a 500.000 euros anuales debido a que la cuarta entidad
financiera del país fue rescatada con dinero público. Ahora bien, el banquero
vasco ha sido uno de los más beneficiados por los retiros dorados en el sector
financiero gracias a su paso por BBVA. En 2001 fue nombrado consejero delegado
del segundo banco español por Francisco González, pero en 2009 pactó su salida
de la entidad en régimen de prejubilación. Su plan de pensiones acumulaba 53
millones de euros que podrá cobrar una vez se jubile definitivamente. BBVA
contemplaba además una indemnización de 60,9 millones en caso de cese
involuntario, pero al acordar su salida no percibió esa compensación.
Cajas de ahorros: 60
millones
La Audiencia Nacional ha investigado e investiga las
prejubilaciones millonarias pagadas a ex directivos de algunas de las cajas de
ahorros que fueron rescatadas en 2012 con miles de millones de euros en ayudas
públicas. Se trata de ex altos cargos de entidades como la Caja de Ahorros del
Mediterráneo (CAM), Novacaixagalicia, CatalunyaCaixa, Caja Castilla-La Mancha
(CCM), Caja Madrid, Caja Sur y Caixa Penedés. En total, estas cajas abonaron en
su conjunto 60 millones en finiquitos a sus gestores, pese al descalabro
financiero que esas mismas entidades habían sufrido bajo su mando. Además, y a
diferencia de los bancos privados, en los que esas indemizaciones son
transparentes, en muchos de estos casos esas remuneraciones se aprobaron a
espaldas de los órganos de control de la entidad.
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