Por José Antonio
Navas
El Confidencial,
28/05/2016.
Nueva vuelta de tuerca al gobierno corporativo de las
entidades financieras. El Banco de España no quiere pasarse de rosca y por eso
ha otorgado un nuevo plazo para la entrada en vigor de la temida circular
contable número 4 y su no menos preocupante Anejo IX. Pero a cambio, y en un
claro guiño a los planteamientos del Banco Central Europeo (BCE), los
responsables españoles de la supervisión bancaria han aprovechado el particular
‘Pisuerga’ sobre provisiones para reclamar un papel mucho más activo de los
consejos de administración en todo lo relativo a la aprobación y revisión
periódica de las políticas de gestión de riesgos que llevan a cabo las
entidades de crédito en nuestro país.
La reciente visita que esta semana ha realizado a España la
presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), Danièle Nouy, ha servido
para concienciar a los primeros espadas de todos los grupos bancarios españoles
acerca de la responsabilidad máxima que deben exigir de sus principales órganos
de gobierno en un momento crítico para el sector. El BCE no termina de ver
claro el singular modelo de gobernanza que existe dentro de la banca española,
sobre todo en lo que concierne a la concentración de poder en manos de un solo
y plenipotenciario ‘Rey Sol’ que, por lo general, suele coincidir con la figura
del presidente.
Los vigilantes de la playa financiera en la eurozona quieren
que los consejos de administración se impliquen en la labor directiva mucho más
allá de las competencias que puedan ser atribuidas en los respectivos
reglamentos corporativos de cada entidad. Para ello tratan de imponer una
estrategia permanente de control a través de los diferentes organismos locales
de regulación y supervisión bancaria. La circular de provisiones que entrará en
vigor el próximo 1 de octubre y afectará, por lo tanto, a los estados
financieros de la banca a partir del cierre del actual ejercicio constituye el
último botón de muestra que indica el camino trazado en Madrid por las
autoridades de Fráncfort.
El Banco de España exige a partir de ahora que los consejos
de administración se involucren en la elaboración de estrategias de riesgo,
toma de decisiones y revisión de las metodologías, así como en los criterios y
procedimientos de cálculo de las provisiones. La consultora KPMG ha elaborado
un análisis sobre la circular 4/2016 en el que pone de manifiesto el nuevo y
más estricto marco de gobernanza que exige una atención especial por parte de
los máximos órganos de gobierno de los bancos. Los consejos tendrán que velar
por políticas crediticias consistentes con el propio apetito por el riesgo de
cada entidad y deberán encargarse de que el desarrollo y actualización de las
mismas estén documentados y justificados.
Otro estudio paralelo de Analistas Financieros
Internacionales (AFI) incide en que el consejo de administración deberá aprobar
“políticas escritas” aportando amplios detalles que afectan a aspectos básicos
de la gestión del riesgo, como pueden ser las fuentes de información que
permiten evaluar las operaciones de crédito o los parámetros utilizados en la
estimación de las coberturas. El principal órgano de gobierno tendrá que
acreditar un conocimiento actualizado de la información relevante sobre el
riesgo de crédito asumido por la entidad y será el responsable de decidir
cualquier modificación significativa en la estimación de las coberturas,
garantizando en su caso la oportuna comunicación al Banco de España.
Danièle Nouy ha arengado a la tropa de supervisores del
Banco de España para que refuercen su labor de control con carácter preventivo
y máximo rigor
La entidad que preside Luis Linde trata de crear un marco
preventivo lo más estricto posible para evitar nuevas ‘curas de caballo’ en los
bancos españoles. Aparte de los 129.000 millones acumulados en créditos
morosos, las entidades financieras siguen ‘enladrilladas’ hasta las cejas, con
un riesgo bruto en el sector inmobiliario de otros 122.000 millones. Ambas
partidas se han reducido considerablemente desde que el Gobierno de Zapatero
tuvo a bien certificar la crisis en el mercado bancario pero los nuevos
responsables del caserón de Cibeles no están dispuestos a asumir nuevas
denuncias y críticas que puedan poner en tela de juicio su reputación como
reguladores del sistema financiero.
La profesionalización del mercado crediticio representa una
inquietud permanente en la labor que ejerce el regulador nacional como entidad
delegada del Banco Central Europeo. Además de reunirse con los grandes
banqueros del país, Danièle Nouy ha arengado también a la tropa de supervisores
del Banco de España para que abran los ojos y permanezcan muy atentos ante
cualquier contingencia que se pueda atisbar en el grupo de entidades bajo
tutela comunitaria. El MUS impone una nueva tarea de control que obliga al
Banco de España a tirar por elevación, trasladando la carga de la
responsabilidad a los consejos de administración. Sentarse en un órgano de
gobierno de cualquiera de las entidades bancarias constituye a partir de ahora
un nuevo desafío del que nadie podrá llamarse a andanas.
(Nota de Carlos J. Bugallo: ¡Ni siquiera el Banco de España se fía de los banqueros!).
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