Por Miguel Urbán
El diario.es, 19/05/2016.
Hace bien poco que dimitía el ministro del PP José Manuel
Soria por las filtraciones de los llamados “papeles de Panamá”. El exministro
descargó toda la culpa de la gestión de sus empresas pantalla en su banco “toda
la parte societaria la llevaba el BBVA en Londres y un bufete, también en
Londres (…) yo no podía recordar los aspectos relativos a lo societario, eso lo
llevaban el BBVA y los abogados.”
De esta forma, el entramado societario relacionado con José
Manuel Soria se vincula a través de BBV Privanza, la filial bancaria opaca que
ya fue investigada por Baltasar Garzón dentro del entramado financiero del BBVA
en el exterior y que ayudó crear estructuras societarias "en condiciones
de total opacidad" para ocultar el patrimonio de los clientes del banco
ayudando a miles de españoles a evadir impuestos. La operativa contaba con un
intermediario, Canal Trust Company, creado por el gabinete de abogados panameño
Mossack Fonseca. Este era dependiente de BBV Privanza Jersey, que a su vez creó
251 sociedades "offshore", operando en el paraíso fiscal de la Isla
del Canal. Se encargaba de un enorme patrimonio, garantizando que los nombres
de los clientes involucrados no trascendieran.
El modelo de negocio del BBV Privanza no era un caso
aislado, sino un mecanismo ampliamente utilizado por la gran banca
internacional. Hasta 15.600 sociedades pantalla funcionaban en Panamá,
gestionadas por más de 500 bancos desde los años 90, entre otros el HSBC, UBS o
Société Générale. No sólo en Panamá, sino en tantos otros paraísos fiscales
como Suiza, Andorra o Mónaco, o las muchas islas y países artificiales creados
con la complicidad de grandes potencias como el Reino Unido.
¿Cuál era su propósito? La evasión fiscal y el blanqueo de
capitales, para evitar pagar tan siquiera las modestas retenciones establecidas
en 2005 por la Directiva de Ahorro. Como sólo se imponía a personas físicas, se
esquivaban con sociedades jurídicas, y los bancos pagaban la correspondiente
comisión para que la responsabilidad de guardar el anonimato se atribuyese a
entidades como Mossack Fonseca. Al mismo tiempo que esta entidad decía que los
bancos retenían esta información en su poder. Y si no, pues se manejaban
acciones al portador, que impiden registrar a su propietario, Mientras que
bancos, como Société Générale, cuidaban de ese capital en sus cajas de
seguridad.
Algunos de estos bancos que ofrecieron servicios de dudosa
legalidad a sus clientes se encontraban incluso bajo el Mecanismo Único de
Supervisión (MUS/SSM), dependiente del Banco Central Europeo. En este sentido,
decidimos preguntar a los representantes del BCE sobre el papel de los bancos
europeos y el sistema de supervisión bancaria del BCE en los “Panama Papers”.
Nos contestó por escrito Danièle Nouy, presidenta del Consejo Supervisor del
BCE. En un ejercicio de decir quién es responsable de qué, nos decía que, no
son ellos, sino las autoridades nacionales las que son competentes a la hora de
controlar la evasión fiscal y el blanqueo de capitales.
Los gobiernos acostumbran a escudarse en las "reglas de
Bruselas o, cuando conviene, las de Frankfurt" para hacer las cosas como
las hacen (sutil manera en la que las oligarquías conciertan sus políticas). Lo
sorprendente aquí es que reconociendo la gravedad de los hechos, pues se asume
que hay prácticas ilegales, como el blanqueo de capitales, de las que el
sistema bancario es actor necesario, dice no poder actuar. A pesar de que al
mismo tiempo admite que dispone de instrumentos para su supervisión y
actuación, mediante la "confiscación de activos, acciones penales contra
empleados de las entidades supervisadas y multas".
En todos estos años de la " belle epoque" de las
finanzas, a los bancos privados se les ha dado más y más manga ancha, relajando
su supervisión hasta límites difíciles de sospechar y tras el inicio de la
crisis económica, se les ha rescatado con miles de millones de dinero público
socializando las perdidas de su nefasta gestión rentista. Endeudando a países
enteros. Mientras, la población veíamos como a las familias las desahuciaban de
sus casas estos mismos bancos “rescatados”. De esta forma, no es de extrañar
que la principal preocupación de la Presidenta del Consejo de Supervisión sea
la “mala” reputación de la banca europea a raíz de las filtraciones sobre su
papel en la evasión fiscal:
“Desde una perspectiva de supervisión prudencial, el BCE es
consciente del impacto que el incumplimiento de la legislación puede tener
sobre la reputación y la solvencia de una entidad de crédito. Por ese motivo,
ha señalado el riesgo de conducta –uno de cuyos componentes es la infracción de
las normas fiscales y de prevención del blanqueo de capitales– como uno de los
principales riesgos para el sistema bancario de la zona del euro”
Aun siendo, en sus palabras, estas prácticas "uno de
los principales riesgos para el sistema bancario de la zona euro", el BCE
admite la castración de su voluntad para ejercer su cometido, controlar a los
bancos. No solo eso, sino que en las negociaciones de la Asociación
Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP en ingles) la Comisión
Europea esta presionando para incluir en el acuerdo la derogación de la
normativa bancaria de EEUU, que plantea un mayor control del sistema bancario
por parte del Estado.
De esta forma, estamos comprobando como el mundo de las
finanzas europeas emplea toda su influencia para poner las políticas y las
instituciones públicas a su servicio. Demostrando que los bancos, en su actual
concepción, son el principal peligro para la estabilidad en Europa. Entre estas
y otras cosas es por lo que algunas personas nos planteamos qué hay que hacer
con los bancos. Un debate que urge abordarlo.
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