Publico.es, 08/10/2018.
La práctica totalidad de los
exdirigentes de las antiguas cajas de ahorros que han sido condenados en los
tribunales por su gestión al frente de estas entidades han evitado la cárcel, y
los poquísimos que llegaron a pisarla estuvieron poco tiempo entre rejas.
Con alguna sonada excepción, como
el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, o los exdirectivos de las cajas
gallegas, los administradores de las cajas de ahorros han sufrido más la pena
de banquillo que el efectivo ingreso en prisión.
Transcurrida una década desde el
inicio de la crisis, y tras una cascada de procesos judiciales, el balance es
nítido, y a día de hoy no hay ni uno preso. Más difícil parece que pueda evitar
ir a la cárcel el expresidente de Caja Madrid y Bankia Rodrigo Rato, al que el
Tribunal Supremo ha confirmado esta semana la pena de cuatro años y medio por
apropiación indebida por el uso de tarjetas "black".
Pese a que puede recurrir ante el
Tribunal Constitucional, el trámite no evitará que se haga efectiva, ya que al
tratarse de una condena de cuatro años y medio por un único delito no hay
opción de suspenderla; de este modo, una vez notificada, el Supremo devolverá
las actuaciones a la Audiencia Nacional, que emitirá la ejecutoria para el
ingreso en la cárcel que él elija.
Rato no sería ni mucho menos el
primer responsable de un banco que entra en la cárcel por la gestión de una
entidad financiera investigada tras el estallido de la crisis en 2007 y la
posterior reestructuración del sector, un periodo en el que se han sucedido las
intervenciones de cajas y los procesos judiciales.
Esa distinción recae en su
predecesor al frente de Caja Madrid, Miguel Blesa, que en mayo de 2013 pasó
menos de un día en la prisión madrileña de Soto del Real por la supuesta
comisión de varios delitos en la compra en 2008 de City National Bank de
Florida. Tras abonar la fianza, apenas un mes después volvió a la cárcel en
base a nuevas pruebas, aunque cinco días más tarde otro tribunal anuló dicha
investigación.
Los que han sufrido la pena de banquillo
Hubo que esperar hasta enero de
2017 para que cinco exdirectivos de Novacaixagalicia Banco, condenados a dos
años de cárcel por las prejubilaciones de 14 millones de euros que se
concedieron a sí mismos antes de abandonar la entidad bancaria, fueran
efectivamente a la cárcel.
Pero uno de ellos, el
expresidente Julio Fernández Gayoso, fue puesto en libertad en razón de su
avanzada edad -85 años- en tanto que el resto de exdirectivos logró un año
después beneficiarse del régimen de prisión atenuada con salidas diarias para
realizar labores de trabajo social.
Tampoco los cuatro exdirectivos
de Caixa Penedès acusados de engordar sus pensiones millonarias de forma
irregular ingresaron en prisión tras haber sido condenados a penas de entre 1 y
2 años de cárcel, ya que reconocieron los hechos y devolvieron los 28,6
millones que cobraron por ellas.
No ha pisado la cárcel la antigua
cúpula de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), directivos a los que la
Audiencia Nacional condenó a hasta cuatro años de prisión por
"distorsionar" los estados contables entre 2010 y su intervención en
2011, ya que la sentencia se encuentra recurrida en el Supremo.
Ni el expresidente de Caja
Castilla la Mancha, Juan Pedro Hernández Moltó, y el ex director general de la
entidad Ildefonso Ortega, condenados a dos años de cárcel y una multa de 29.970
euros a cada uno por falsear las cuentas de la caja.
El penúltimo episodio ha
comenzado esta semana, con el inicio del juicio contra la antigua cúpula de
CatalunyaCaixa, entre los que se encuentran su expresidente y exvicepresidente
del Gobierno Narcís Serra, que se enfrenta a una petición de 4 años de cárcel.
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